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GUÍA DE LECTURA

Bajo el cielo de AK-pulco, de Federico Vite

Jaime Panqueva

Bajo el cielo de AK-pulco, de Federico Vite

Este fin de semana se inaugura la primera edición del Festival Acapulco Noir, promovido por la sociedad civil Artesa, Arte y Cultura desde la sociedad, que reúne a destacados escritores de ficción criminal como Iván Farías, Vicente Alfonso, Rafael Aviña, Imanol Caneyada, Magali Tercero, Martin Solares, F.G. Haghenbeck, entre otros.

La recomendación, en consecuencia, es una novela negra, que en nuestro país pareciera darse de una manera tan natural y espontánea; y además, ambientada en ese puerto que durante siglos fue la puerta privilegiada que tuvo México hacia el Extremo Oriente. Su autor, Federico Vite (Acapulco, 1975), presta su voz a la violencia que se desenvuelve alrededor de la bahía, por la calles de convergen en la Costera y se encaraman sobre los cerros. Bajo el cielo de Ak-pulco (Fondo Editorial de Querétaro, 2015), imposible encontrar un mejor nombre, avasalla con su prosa brutal, expresiva; por el idioma de la calle, sonoro, auténtico y a veces impregnado de un lirismo rudo. Los personajes, como el Bike, El Comanche, El Tríler, o Butcher están trazados con precisión, como seres humanos a quienes se les respeta y acompaña lejos de miradas cínicas o efectos humorísticos que pudieran desenfocar la tragedia que vive la sociedad guerrerense.

Le atrae la vida violenta; ha soñado hacerse de una camioneta y un par de chicas que lo acompañen a todas partes, ellas siempre en bikini. A este chamaco le apodan el Dos Ruedas, es pequeño pero tiene ganas de sentir el peso de una pistola en la mano, de andar borracho y tirar bala para que todos sepan quién es el alegre, el valiente, el poderoso. Camina con la vista puesta en los escaparates de las tiendas; se le ocurre que debe comprar algo, una playera, una bermuda, un par de tenis nuevos. Quiere una gorra austera de pescador. Sin tener razón, sólo cree que esa pieza le hará verse mejor, como si portara una corona.

La novela transcurre durante una feroz guerra por la plaza, que enfrenta al protagonista Soni, quien se dedicaba exclusivamente al tráfico ilegal de órganos, con su anterior patrón, un capo de la mafia local en oposición a la invasión de los Zetas. No hay pausas ni concesiones, el lector debe sumergirse en ese Acapulco que Vite recrea con amargo cariño, desde los nombres de las calles, los paisajes, la gente que capea los temporales, personajes como Rey Lopitos, y la música que puebla la mente de Soni, como una evocación al famoso Zurdo Mendieta de Elmer Mendoza.

Si pasan por Ak-pulco este fin, 12 o 13 de noviembre, den una vuelta por el Centro Cultural Domingo Soler. En el Festival Acapulco Noir también encontrarán al maestro Vite y a esta gran novela.

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