Es lo Cotidiano

El desilusionador

Andrés Baldíos

El desilusionador

Para Alberto Pazzi, quien me dio la idea

Es una joda tener que atravesar la ciudad de camión en camión, de cuadra en cuadra, de rincón a rincón a rincón para llegar sanos y salvos a nuestro destino (alguna obra de teatro, algún concierto sinfónico o alguna exposición de arte, por ejemplo –casi todas banales en estos tiempos, por desgracia) y toparnos con El Desilusionador: persona encargada de decirle a la gente que llega tarde a los eventos cosas como “ya no hay asientos” o “lo siento, la función empezó hace diez minutos” y por lo tanto, uno no puede, en definitiva, poner un pie dentro del portal del destino. Todos estamos 110% seguros de que no sienten nada nadita de nada; si no fuera así no se quedarían vagando en su propio eje o de esquina a esquina como un dark vigilante esperando a que te acerques para recordarte que el paso está definitiva e irremediablemente prohibido (¡por Dios, diez minutos no es tanto! ¿Y los comerciales qué? ¿Y la primera, segunda y tercera, tercera, oh sí, tercera llamada? ¿Eh?)

De algo no estamos seguros: el hecho de interceptar la felicidad del espectador (en este caso, el “no-espectador” o “espectador tardío”) le debe acometer algún ego, alguna especie de sensación de poderío o algún estremecimiento que se abastece en su mente con el objetivo instintivo de remarcarse a sí mismo que ha cumplido con su deber. Ah, pero esto lo paga con el hecho de estar afuera sin la posibilidad de ver lo que está tratando de proteger de los impuntuales (sean cuales sean sus razones de llegar tarde).

A fin de cuentas, la venganza de los impuntuales es el presenciar al Desilusionador vagando afuera del recinto sin el placer de ver lo que sucede adentro. Él también se convierte en espectador tardío y más tarde es referido como un chiste.

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Andrés Baldíos
es escritor. Los primeros peldaños son peligrosos, su hasta ahora primer libro de cuentos, fue editado en 2012 por San Roque.

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