Es lo Cotidiano

Abstinencia [II]

José Luis Justes Amador

Abstinencia [II]

Enero, 4

Otra juerga con P. y M. Ni siquiera me ha dado tiempo a replantear una estrategia. Como siempre, llegué a los veinte cigarros. Ni siquiera me había dado cuenta de la costumbre de prender un cigarrillo después de darle un trago a la copa de vino, a la cerveza o a lo que se ponga enmedio. Cada cigarrillo tiene sus circunstancias. La mejor manera de frenar el consumo es analizando la circunstancia de cada cigarrillo, viendo si es o no necesario. ¿Necesario?

Enero, 5

Despertar con un hueco en el estómago. Comer o un cigarro lo solucionan. No es necesario. Salir a la calle. Caminar hacia el taxi o el camión. Sí es necesario. Me despierta. Me quita la ansiedad. Me levanta. Es el primero que realmente necesito. Llego al trabajo. Paso a visitar a M. al departamento jurídico. Está embarazada pero no hemos perdido la costumbre de fumar juntos. Antes me acompañaba fumando uno ella mientras yo me echaba dos. Ahora sólo fumo uno mientras ella me roba caladas. ¿Es necesario el cigarro para socializar? No, pero la costumbre es poderosa.

La cantidad de cigarros que fumo en el trabajo, en el jardín junto a la oficina, depende de la cantidad de trabajo. A mayor trabajo, menos tiempo para salir al dolce far niente de un cigarro al sol. Cuanto menos trabajo, más. Inventar trabajo entonces es la solución para recaídas innecesarias.

Como con JM. Suspendo el análisis. Nos acabamos una cajetilla, la suya (que me ofrece con una frase mía: “si están sobre la mesa son nuestros”), entre los dos.

Enero, 6

Abro el regalo de Reyes de I. Descargo todos los juegos posibles. Empiezo a jugar. Fumo sin descanso. De nerviosismo. De ansiedad. Mañana será otro día.

Enero, 7

Regreso a la investigación sobre la necesidad. Necesito encontrar excusas para poder dejarlo. ¿Dejarlo? Bajarle al menos. Escribo estas líneas mientras fumo. ¿Es necesario escribir mientras fumo? Sí. La respuesta es sí.

Hago una lista de momentos innecesarios. Los viajes en coche, los trayectos caminando (excepto el primero en la mañana), las conversaciones accidentales, durante las reuniones aburridas con la excusa de ir al baño, los momentos en que espero a alguien (su impuntualidad no es mi problema pero sí de mi adicción). El reto esta semana es no fumar en esos instantes.

No tener… Empiezo a escribir, ya sin fumar, pero pierdo el final de la frase. ¿No tener qué? ¿Anhelos? ¿Deseos?

¿Dónde está el problema? ¿En el deseo o en la falta de voluntad para cumplirlo?

Enero, 8

Me despierto. Me prometo a mí mismo no aceptar ninguna de las circunstancias en que es más factible que fume.

¿Cuándo empecé a escribir mientras fumo? ¿Cuándo comencé a fumar mientras escribo? ¿Qué circunstancia lleva a la otra?

Hoy sólo fume cuatro cigarrillos. I. me felicita.

Enero, 9

Estoy por dejarlo. No el tabaco sino la escritura del diario.

Hago recuento de los fumados hoy. Me he acostumbrado sin querer a no utilizar adicciones nicotínicas junto a las circunstancias no necesarias. Algo debe estar funcionando pero todavía no he llegado a cero.

Enero, 10

Googleo “dejar de fumar”. Puras estupideces.

“Haga otros cambios en su estilo de vida. Cambie su horario y hábitos diarios. Coma a horas diferentes, o consuma varias comidas pequeñas en lugar de tres grandes. Siéntese en una silla diferente o incluso en una habitación diferente. / Satisfaga sus hábitos orales en formas diferentes. Coma apio u otro refrigerio bajo en calorías. Mastique goma de mascar sin azúcar. Chupe una rama de canela. Finja que fuma utilizando una pajilla en la boca. / Haga más ejercicio. Camine o monte en bicicleta. El ejercicio le ayuda a aliviar las ganas de fumar”.

Arranco una hoja seca del jardín junto a la oficina. Me la coloco entre los labios y la sostengo con los dientes. No sabe tan mal. Aun así la tiro y prendo un cigarrillo.

Regreso a la oficina. Googleo “cigarrillo electrónico”.

“La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte a los consumidores que no considera que el cigarrillo electrónico sea un tratamiento legítimo para quienes estén tratando de dejar de fumar y que los distribuidores de cigarrillos electrónicos deben dejar de reivindicar efectos terapéuticos no demostrados o se digan reconocidas por este organismo, debido a la carencia de estudios rigurosos que demuestren la efectividad del cigarro electrónico como terapia de remplazo o sus niveles de toxicidad. Sin embargo, la OMS no descarta su utilidad si se realizan estudios clínicos y toxicológicos en el marco reglamentario adecuado. / En marzo de 2014, el Complejo Hospitalario Universitario de La Coruña (CHUAC) diagnosticó el primer caso en España de neumonía lipoidea que fue asociada al cigarrillo electrónico y relacionada a la presencia de glicerina vegetal entre los componentes de las cargas. El grupo Ecigarrete Research en su página web publica una carta del Dr. Farsalinos que rebate dicha afirmación, afirmando que una sustancia soluble no lipídica como la glicerina no puede ser acumulada en un ambiente hidrófugo como el observado en las formaciones lipoideas características de esta patología”.

Voluntad, la única solución.

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