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Help! (o cómo perdí un papel fílmico y dejé de preocuparme por los Beatles)

Alan McLane Alejos

Help! (o cómo perdí un papel fílmico y dejé de preocuparme por los Beatles)

Era la última oportunidad para reconquistar a Wendy. No nos habíamos visto en tres meses y, a pesar de frecuentar los pubs más famosos de Londres de aquel lejano 1965, como el Sheperd’s Tavern, nunca coincidimos.

Alan McLane, - Help, o como perdí la audición y dejé de preocuparme por los BeatlesWendy provenía de una familia con larga trayectoria artística. El teatro corría por sus venas, ya que pasó su infancia en el West End. La actuación era algo natural para ella e igual comenzaba el fin de semana viendo ensayar a Laurence Olivier que cenando al lado de sus padres junto a grandes nombres en el Old Vic. Mi pasión por el teatro, en cambio, llegó por accidente y gracias a mi excelente memoria. A los 10 años tuve que suplir de último momento a un compañero de clase que se había accidentado y que no pudo presentarse el día de la función escolar. Dado que de casualidad estuve presente en el ensayo y que conocía a fondo diálogos de Macbeth, tuve el papel principal y la llama se encendió.

A Wendy la conocí en la multitud que recibió a Los Beatles en el aeropuerto de Heathrow regresando de su primera visita a Estados Unidos. Fue la única chica que alcanzó a sujetar a John del brazo por unos instantes. Eso me fascinó. No recuerdo las palabras exactas pero bastaron para iniciar una amistad y un amor cómplice por el teatro. En 1965, Dudley Moore irrumpió en la escena londinense, y con él la ola de la sátira en las obras y los escenarios, corriente de la que, por supuesto, fui un ávido seguidor y practicante. Wendy era más de corte clásico y las tensiones creativas fueron demasiadas para los dos. Y el teatro nos separó.

Charles Wood era uno de mis contactos con el mundo de cine. Fue él quien me sugirió que hablara con Richard Lester para intentar formar parte de la nueva película que estaba produciendo: Help! La suerte me acompañaba, ya que su asistente me citó para una audición el 3 de mayo de ese mismo año en los estudios Twickenham. Después de una noche intensa en el pub, pude conciliar el sueño y prepararme para el gran día.

Sin levantar la mirada del piso llegué a la dirección del estudio. Cuál fue mi sorpresa al ver a Wendy sentada en la recepción con una gran sonrisa. Desconcertado, le pregunté qué hacía ahí. “Mi agente me consiguió una audición para la nueva película de los Beatles”, explicó. “¡Imposible!”, grité y me enfrenté a su mirada. Me retiré de inmediato.

Días después Charlie Wood me platicó lo sucedido: Wendy filmó una escena en la que ensayaba el papel de Lady Macbeth junto a Frankie Howerd, un excelente comediante de la época. John, Paul, George y Ringo irrumpen en la escuela Sam Ahab, escapando de la secta hindú que quiere el anillo de Ringo para un sacrificio. Según Charlie, Frankie Howerd y The Beatles no hicieron química en el set. Richard Lester tuvo que eliminar la escena y no invitaron a Wendy a la premiere de la película.

Repito una y otra vez la escena eliminada en el DVD y pienso que si Wendy y yo hubiéramos filmado juntos esa escena, habría estado en la película. Irónico el destino: el teatro nos separó pero los Beatles pudieron unirnos aún después de su muerte. 

 

In memoriam:

Wendy Richard ​(1943-2009) y Frankie Howerd​ (1917-1992)

 

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Alan McLane Alejos
(León, Guanajuato, 1975). Escuché las primeras canciones completas de los Beatles a los 12 años y no me sueltan. Pero tengo otras obsesiones, como el cine –sigo comprando DVD’s y es fascinante el streaming-. Disfruto de la lectura, los buenos vinos y escuchar a los Fab Four con mi hija de 11 años. La música sigue.

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