viernes. 19.04.2024
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GUÍA DE LECTURA

El Lovecraft de Houellebecq

Jaime Panqueva

El Lovecraft de Houellebecq

El pasado jueves, 15 de marzo, durante un evento de la Revista Argonauta, un amigo escritor recordó el aniversario luctuoso número 80 del escritor estadunidense Howard Phillips Lovecraft, creador del terror cósmico, cuyo impacto en la literatura popular del siglo XX sólo puede compararse con el mito creado por el escritor inglés Arthur Conan Doyle y su inmortal Sherlock Holmes. En una de las primeras guías (la 17) comenté sobre el enigmático libro, Necronomicón, fruto de su extraordinaria y caliginosa fantasía. Para quienes no lo han leído, vale la pena mencionar a vuelo de pájaro aquellos textos considerados por los críticos como los mejores: La llamada de Cthulhu, El color surgido del espacio, El horror de Dunwich, El susurrador en la oscuridad, En las montañas de la locura, Los sueños de la casa de la bruja, La sombra sobre Innsmouth, y En la noche de los tiempos.

Quienes ya conozcan a Lovecraft y deseen conocer más sobre su particular experiencia vital, el impacto de su obra y sus técnicas narrativas, el ensayo escrito por el francés Michel Houellebecq, H.P. Lovecraft contra el mundo, contra la vida (Siruela, 2006) (Sí, es una editorial cara) es uno de los mejores puntos de partida. Por una parte, Houellebecq escribe desde la admiración personal que despertaron desde su juventud las creaciones del gentleman de Providence; por otra, el galo nunca pierde la objetividad al descubrir el odio racial, fruto de sus experiencias vitales, vertido en su periodo más productivo, entre el 1927 y su muerte. Cito el texto: “Según testimonio de sus allegados, cuando se cruza con representantes de otras razas, Lovecraft aprieta los dientes, palidece un poco; pero conserva la calma. Sólo da libre curso a su exasperación en sus cartas... antes de hacerlo en sus relatos.”

Lovecraft nunca conoció la fama en vida, y jamás pudo conseguir un trabajo bien remunerado. En Nueva York se ve marginado por los extranjeros que le arrebatan el empleo, por ello debe regresar a vivir con sus tías a su ciudad natal, donde moriría en 1937 a la edad de 47 años. En los tiempos que corren es sobrecogedor leer la siguiente cita, muestra de su neurosis racial, rescatada por Houllebecq entre las 100.000 cartas que conforman la correspondencia de HPL:

“Espero que esto acabe en guerra; pero no antes de que nuestras mentes hayan sido completamente liberadas de las trabas humanitarias de la superstición siria que impuso Constantino. Así que mostremos nuestra fuerza física como hombres y como arios, y llevemos a cabo una deportación científica en masa a la que nadie pueda sustraerse y de la que nadie pueda regresar.”

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