martes. 16.04.2024
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GUÍA DE LECTURA

La Ilíada, en Biblioteca Clásica Gredos

Jaime Panqueva

La Ilíada, en Biblioteca Clásica Gredos

Hace unas semanas, yo, que cada vez hago menos comentarios personales en redes sociales, me quejé del precio de los libros de un reconocido impresor, en la página de su editora. La respuesta me sorprendió al inicio por su agresividad, pues no sólo traslucía esa superbia chilanga que nos es tan cara a quienes vivimos en provincia, sino un desinterés absoluto por la opinión de quienes compramos los libros para leerlos. Desde hace años, en México tenemos una política de precio único con el fin de fomentar la lectura y creo que, como muchas otras leyes en este país, o no se aplica por falta de mecanismos o carece de efecto práctico.

Por fortuna, a pesar de la ceguera de algunos editores, más interesados en explotar su mercado cautivo que en hacerlo crecer, es posible conseguir extraordinarias ediciones a muy buenos precios. Gracias al poeta José Antonio Banda, me enteré de la nueva colección de letras clásicas de RBA-Gredos, que empezó a distribuirse esta semana. Quienes conozcan las ediciones de Gredos, concordarán en la excelente calidad de sus traducciones y su rigor al anotar y prologar los libros con estudios realizados por especialistas en cada materia. La colección se inicia con la Ilíada, traducción y comentarios de Emilio Crespo.

¿Por qué leer a los clásicos y abstenerse de leer a mis contemporáneos a los precios de... Anagrama, por mencionar un ejemplo? No es sólo economía. Calvino alguna vez elaboró una buena lista de razones para abordarlos; de ella me quedo con la idea de que a pesar de los siglos transcurridos, como seres humanos contemporáneos podemos perfectamente reconocernos con quienes nos precedieron, ya sea por igualdad o contraste.  

El precio de introducción no puede ser más amigo para nuestros bolsillos, si se considera la pasta dura y la calidad del contenido: $69.90. Sí, es la oferta introductoria. Los siguientes ejemplares costarán 150 pesos, pero debe reconocerse la sensibilidad de los editores, a un mercado cuyo salario mínimo apenas cubriría con un día de trabajo el importe del primer ejemplar. Otra ventaja: se consiguen en los puestos de periódicos. ¿Todavía lo piensan?

No queremos los libros gratis, eso no conviene ni a los productores, ni a los consumidores mismos, pero creo que el éxito de muchas de las editoriales independientes que han surgido en estos últimos años consiste en considerar con seriedad el grado de elasticidad de los precios.

Considero que esto, en medio del afán desmedido de lucro de los grandes conglomerados, es una virtud digna de reconocimiento.

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