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GUÍA DE LECTURA

‘Ésta es mi pinche biblia’‎, de Lorena Amkie y Ricardo Farías

Jaime Panqueva

‘Ésta es mi pinche biblia’‎, de Lorena Amkie y Ricardo Farías

En estos tiempos de apagones del Whatsapp y de retos juveniles alrededor de un cetáceo azul, no está de más preguntarnos en qué creemos. Es decir, reconocer nuestras filias y fobias, explorar los códigos de conducta, redefinir sus límites, en especial los de aquellas áreas que quizá escapan de la luz; nuestro lado oscuro.

Panamericana es una editorial colombiana emanada de un negocio familiar de papelería que empieza a incursionar en el mercado mexicano con este título irreverente, Esta es mi pinche biblia, escrito al alimón por Lorena Amkie y Ricardo Farías. Ideado para arrancarnos una sonrisa y, a la vez, sumirnos en una reflexión alrededor de nuestra vida (alguno también lo diría en plural), presenta ejercicios interactivos que bien pueden emplearse en un taller de escritura creativa: ¿Cómo crearías tu mundo? ¿Cómo sería tu día de descanso tras la creación? ¿Qué animales meterías en el Arca?

Las actividades no sólo obligan a arrastrar lápiz, también exigen pegar, dibujar o recortar, por ejemplo, la ropa para vestir al Niño Dios, o pergeñar un estricto formulario de migración si se desea flanquear a san Pedro e ingresar en la gloria celestial.

Amkie y Farías se las ingenian para comprometer con gran humor y desenfado a sus lectores para hacerlos pensar en aspectos de la vida que, por lo general, damos por sentados. ¿Son nuestros 10 mandamientos personales los mismos que recibió Moisés en el Monte Sinaí? ¿Qué cabeza pondríamos en estos tiempos apocalípticos a los cuatro jinetes que anuncian el final? No está de más preguntarnos en la era Trump ¿Cómo será el fin del mundo?, y de paso ocuparnos en los candidatos que elegiríamos para repoblarlo.

Las ilustraciones de Fernanda Castro, con homenajes entre otros al Séptimo Sello de Bergman, a Lovecraft o a la popular Star Wars, embonan a la perfección en esta biblia personal que, como dicen sus autores, puede pecar de irreverente pero jamás de irrespetuosa.

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