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Wee Russell, clarinetes y poesía [II/II]

Javier Morales i García

Wee Russell, clarinetes y poesía [II/II]

El blues de Pee Wee

Para Pee Wee no había impedimentos estilísticos ni ambientales. Sus recursos estéticos y la absoluta fidelidad a sí mismo permanecieron prácticamente inmutados durante más de cuarenta años de vida artística. En todas sus grabaciones, antiguas o modernas, su presencia es reconocible. Hay pocos artistas que puedan vanagloriarse de esta presencia atemporal. Es como si hubiera permanecido incólume a la evolución del Jazz aunque hubiera estado naturalmente incluido en ella.

Su aportación de un swing desbordante, oculto tras extravagancias melódicas y armónicas que surgían de él con toda naturalidad, tiene la firmeza de la poesía leída por pocos pero imprescindible para la sensibilidad colectiva. Generalmente oculto tras el liderazgo de otros artistas, Pee Wee podía ser un hombre modesto y amable y sus invenciones se vieron recluidas en el espacio cedido y limitado a un solista más... A pesar de todo, el sonido de su clarinete imprimía un sonido indeleble.

Aunque las categorizaciones tienden a adscribir la enigmática figura de Charles Ellsworth Russell a clásicos compartimentos como el Dixieland, la Escuela de Chicago o el Swing, su peculiar talante improvisador conecta su clarinete a modernos francotiradores del Jazz, ensombrecidos por el resplandor de los mitos del género, aunque elevados al culto gracias al juicio del tiempo. Después de construir su estilo sobre una relación entre ritmo y melodía, Pee Wee creció en osadía y firmeza hasta llegar a la última década de su vida en plena lucidez creativa a pesar de las depresiones y el alcohol.

Extrapolando su faceta de pintor tardío, Pee Wee utilizó la composición a modo de lienzo para, al margen de su procedencia, hacerla propia a través de fondos y formas conjuntadas desde su visión conceptual, dando pie a más preguntas que respuestas.

Fuera de ninguna parte

El Ecos y La Vieja Ola tienen un disco favorito de Pee Wee Russell: Portrait of Pee Wee, del año 1958, que también fue editado con el otro nombre de Relaxin’. Es una de sus grabaciones más fascinantes, con aquella estética distante y misteriosa que enganchó a Thelonious Monk. Fue una sesión cargada de emoción y evocaciones... Recorriendo los clásicos de su sensibilidad, poniendo de manifiesto su madurez artística, sobre todo en lo que se refiere a la perfección de su voz instrumental, de gran belleza en las piezas lentas y de una concisión homogénea en los temas más swingueantes.

Entre sus partners estaban presentes el saxo tenor del gran Bud Freeman, el noble trombonista Vic Dickerson y el pianista que sustituyó al genial Count Basie en la orquesta del propio Count Basie: Nat Pierce, que también hizo unos arreglos tersos y llenos de swing... Russell también contó con Ruby Braff, cornetista de sonido perfecto y habitual de sesiones de Pee Wee a pesar de su juventud. Este vinilo ha sonado constantemente mientras escribía este artículo...

¡Oh no!

Una audición sistemática y atenta de la obra de Pee Wee grabada durante cuarenta años sorprende por su coherencia, el invariable lirismo, originalidad de concepción y estructura, más un desafiante sistema de producción del sonido, que llegó a desconcertar e irritar a puristas y críticos reaccionarios. Ese era Pee Wee Russell, músico extraño... "El Poeta del Clarinete", según el crítico Willis Conmover... Clarinetes y poesía, juntos en el mismo espacio...

Outro

Desde joven, Pee Wee coleccionó vinilos...

Leo Goodman, un joyero de Newark, New Jersey, sobrino de quien fuera su esposa, es el heredero de la discoteca que enriquecía las vivencias de Russell... Y en esa colección se encuentran el quinteto y los dúos para clarinete y piano de Brahms... el concierto para clarinete de Nielsen (¡¡tocado por su odiado Benny Goodman!!), los dos conciertos, el concertino y el dúo de Weber, y también piezas de Debussy, Hindemith, Stravinsky... Piezas que escuchaba en sus principios, antes de quedarse con el Jazz.

Pee Wee siempre pensó que aquella música era para otros... Él no tuvo demasiados imitadores... Tal vez ni debería tenerlos... Influencias detectables se han escuchado en Kenny Davern, el heredero de los clarinetes de Russell... y también en Bobby Gordon o Frank Chase. Este último lo asimiló de todas las maneras posibles.

La Vieja Ola Blues

Pee Wee's Blues, una de sus composiciones propias es su obra maestra... ¡Todo músico de Jazz debería de aprender de joyas como esta! Pee Wee Russell no dejó herederos... Solo quedamos sus fieles seguidores... A muchos músicos de Jazz les irritaban las payasadas y humillaciones de otros compañeros, que debían ser un modelo para las diferentes razas y, muchas veces, consintieron en ser un títere de los empresarios o de las audiencias... PEE WEE NO...

T H E   E N D

 

Este artículo está dedicado a LEON RAPPOLO, allá donde esté...

Un artículo de LA VIEJA OLA JAZZ.

Javier Morales, - Pee Wee Russell, clarinetes y poesía II

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Javier Morales i García
(Tenerife, España) es editor del fanzine Ecos de Sociedad, la publicación mod más longeva en Europa. Desde inicios de los 80, escribe, reseña y edita; hoy, Ecos puede leerse en ecos-de-sociedad.blogspot.com.es. Es obseso de la música y el cine.

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