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IR DE MUSEOS

Museo Nacional de las Culturas –Del Mundo–

Gabriela Mosqueda

Museo Nacional de las Culturas –Del Mundo–

Hace tiempo que mis recorridos por museos se habían concentrado en visitas a espacios que ya conocía pero presentaban nuevas exposiciones. Esto en la Ciudad de México resulta relativamente sencillo: cada tantos meses se inaugurarán muestras temporales en casi todos los recintos.

Esto significa también que hacía ya tiempo que no me había dado a la tarea de buscar algún espacio al que no hubiera asistido antes; quizá es que uno encuentra zonas de confort hasta en las prácticas menos habituales, como ir siempre de museos, pero me da mucho gusto haber visitado por vez primera el Museo Nacional de las Culturas (del Mundo, puesto así casi con cursiva y marcador por encima del título hasta de los pendones en la entrada, supongo que para diferenciarse del Museo Nacional de las Culturas Populares, un recinto con mucho movimiento en el centro de Coyoacán y dedicado, entre otras cosas, al arte popular mexicano).

Este museo es bastante más antiguo de lo que yo pensaba -se fundó poco después de la Independencia de México- y sus colecciones dieron origen a las de otros museos tan importantes como el Museo Nacional de Antropología y el Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec, hasta que de algún modo, además de cederles sus objetos valiosos también les cedió el protagonismo y pasó a un plano con menos reflectores en el panorama cultural del país. Se tuvo que replantear su misión y objetivos; ahora renovado, es un espacio dedicado a la visión de las diversas culturas del mundo a través de la historia. O dicho en palabras mucho menos populares: a la etnografía.

Para alguien que no tenía mucha idea de qué podía encontrar en el museo (su página y sus redes no transmiten adecuadamente la experiencia de sus exposiciones) fui sorprendida, cimbrada y emocionada por lo que encontré: réplicas en mármol y a escala real de grandes esculturas griegas y romanas, algunas piezas importantes egipcias y persas, réplicas talladas en ónix del Código de Hammurabi, grabados japoneses y armaduras samuráis completas, kimonos coreanos, complicadísimas figuras de dioses hindús en barro, muñecas matrioska, máscaras aborígenes de Papúa Nueva Guinea, impermeables inuit hechos con tripas de focas y morsas, instrumentos musicales, ajuares de bodas, cabezas reducidas jíbaras, objetos cotidianos de diseño sueco y hasta un esqueleto de un tigre dientes de sable.

La colección permanente del museo es impresionante, tanto en montaje como en contenido. Las exposiciones temporales son un poco desiguales: un par han sido espectaculares y otras, como la que se dedica a la moda iraní, deja mucho que desear en presentación, aunque el contenido es por igual interesante.

Este museo es uno de esos que tienen las características que uno recuerda siempre si lo llevan de niño: se vuelven una anécdota entrañable de la infancia. Aunque yo lo he conocido ya con 30 años, ha sido una experiencia feliz y sorprendente que, creo, todos deberían sentir.

MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS -DEL MUNDO-
Moneda 13
Centro Histórico, Ciudad de México

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Gabriela Mosqueda
(León, Guanajuato, 1986) es licenciada en Comunicación por la Universidad Iberoamericana León con Maestría en Museología y Gestión de Exposiciones por el Instituto Superior de Arte de Madrid, España. Ha colaborado en museos estatales y federales, galerías y colecciones privadas, así como publicaciones de arte, diseño y cultura en Guanajuato y la Ciudad de México, donde actualmente vive y trabaja.

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