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John Abercrombie: Guitarra sincopada

Fernando Cuevas de la Garza

John Abercrombie: Guitarra sincopada

Si bien a la guitarra se le vincula más con géneros musicales como el rock, el country y el blues, además de otros regionales como el flamenco y el bolero, por los terrenos del jazz han transitado notables intérpretes y compositores, un poco a la sombra de los gigantes del saxofón, la trompeta, el piano, la batería y el contrabajo, instrumentos identificados con la maravilla de la síncopa. Los pioneros Joe Pass, Charlie Christian, Django Reinhardt y Jim Hall abrieron la puerta para gente virtuosa como Wes Montgomery, Kenny Burrell y Grant Green, como para mostrar que también este instrumento tenía cabida en el planeta de la síncopa, tal como lo han seguido demostrado notables guitarristas como Bill Frisell, Lenny Breau, John Scofield, Ralph Towner y Pat Metheny, por mencionar algunos de los grandes.

De este grupo de avanzada que ensanchó las fronteras del jazz para encontrarse con otras propuestas musicales, el guitarrista John Abercomrbie (1944-2017) ocupó un sito especial dada sus excepcionales cualidades para acompañar  o liderar virtuosas asociaciones. Cual debe, estudió en el Berklee College of Music durante los sesenta, y ya en Nueva York formó parte del conjunto de los grandes bateristas Chico Hamilton y Billy Cobham, además de sumarse al colectivo Dreams. El postbop, la fusión, la experimentación y los acentos progresivos, fueron los surcos principales de los terrenos que poco a poco fue cultivando el guitarrista a través de diversas asociaciones y exploraciones.

Con el apoyo de la batería del gran Jack DeJohnette y los teclados de Jan Hammer debutó como líder en Timeless (1972), mostrando pronto su capacidad para articular sonidos y entretejer secuencias suspendidas de sus inquietas cuerdas. Poco después, bajo la firma de Gateway en colusión con el propio DeJohnette y con el gigante Dave Holland en el bajo, grabó el homónimo Gateway (1975). El trío se reunió ocasionalmente a lo largo de los años y entregó el ligeramente más roquero Gateway 2 (1977), la expresiva fusión desparramada en Homecoming (1995) y el exquisitamente improvisado In the Moment (1996).

Durante los años setenta, consolidó su estatus de músico de referencia en la escena del jazz participando en obras como The Plot (1976) de Enrico Rava y Grazing Dreams (1977) de Colin Walcott. Posteriormente, presentó el brillante Characters (1977), seguido de su intervención en Pictures (1977) y New Directions (1978), en el que compartió créditos con el viejo conocido DeJohnette, Lester Bowie y el bajista Eddie Gomez (con quien después grabaría Structures [2006]), y Straight Flight (1979), cerrando de manera brillante una etapa de intenso trabajo creativo alrededor de las cuerdas. Siguieron M (1981), Night (1984) y Getting There (1988), que contó con la presencia de Michael Becker y Current Events (1985) con el preciso baterista Peter Erskine y el sólido bajista Marc Johnson.

Revisitando territorios

En tanto, grabó Animato (1990) y conversó con el bajo de Mel Graves y la batería de George Mash en Upon a Time an Album of Duets (1989) y con el bajista Don Thompson en Witchcraft (1991), coqueteando con ciertos apuntes electrónicos. Experimentó en While We’re Young (1991) y Tactics (1997) inveterando la guitarra con el organista Dan Wall, así como con el saxofón de John Surman en November (1992). A manera de secuela del trabajo desarrollado con el pianista Andy LaVerne titulado Natural Living (1989), este sabio guitarrista propuso Farewell (1993) con el apoyo de los recurrentes Mraz (bajo) y Nussbaum (batería) y cuya colaboración se extendió a Nosmo King (1994),  Now It Can Be Played (1995) y Nice Idea (2005).

Cerró el siglo con el inquietante Open Land (1999), en abierta conversación con puro peso pesado: Kenny Wheeler y su contundente trompeta, el saxofón incandescente de Joe Lovano y el violinista Mark Feldman en plena conjunción con el órgano y la base rítmica. Junto con Erskine, Mintzer y Patitucci colaboró con The Hudson Project (2000), grabado en vivo en Manhattan. En tono lúdico y contando una vez más con el violín de Feldman, nos regaló los innovadores Cat 'n' Mouse (2002), Class Trip (2004) y Third Quartet (2007), además de participar previamente en Three Guitarrist (2003), con fuerte acento en la fusión para después entregar Speak Easy (2003), una de sus joyas ocultas y Animations (2003) en compañía de John Basile.

Al lado del piano de Marc Copland, el ya colmilludo guitarrista generó Speak to Me (2011) y en complicidad con otros cuatro músicos de su rodada y nivel, formó parte del quinteto Contact que produjo el notable Five on One (2010), plagado de experiencia creativa y conjunción fluida; posteriormente, se sumó a una grabación titulada Inspired (2016), junto con otros tres grandes intérpretes de la guitarra: Rale Micic, Peter Bernstein y Lage Lund, buscando justamente la consigna señalada en el título del álbum.

En complicidad con su colega Ralph Towner, presentó en plan dialogante Sargasso Sea (1976) y Five Years Later (1981), mientras que con el maestro John Scofield entregó Solar: The Bebop Album (1982), bien cobijados por la alineación de cuarteto, también aprovechada en obras como Arcade (1979) y Abercrombie Quartet (1980), para después retomar la estructura en Wait Till You See Her (2009), en donde participó Feldman, Within a Song (2012) con Joe Lovano en el saxofón, 39 Steps (2013) otra vez con el pianista Marc Copland y Up and Coming (2017), su disco testamentario que confirmó su legado y estatura como uno de los guitarristas y líderes esenciales en la historia del jazz.

Las cuerdas podían sonar tan prístinas y dulces como revoltosas y cochambrosas, según el sentido de la pieza interpretada; supo colocar su guitarra en tono ambiental o protagonista de acuerdo con el rol asignado en este maravilloso trabajo en equipo que representa el jazz, ya sea desde una perspectiva íntima o a partir de un carácter más expansivo. Pausados o revolucionados, los acordes del nacido en Nueva York alcanzaban un tono distintivo, de profundo respeto y al mismo tiempo de aportación sustantiva al tejido sonoro.

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