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Baby Face Willette [II]

Javier Morales i García

Baby Face Willette [II]

A principios de 1964, Baby Face Wilette forma un trio junto a Ben White, guitarra, y Eugene Bass, batería, y tocan en varios clubs de la ciudad. Aquellas noches en el Moroccan Village terminan de definir el sonido con el que más se le nota disfrutar y hacer disfrutar al público que acude al club.

En una de esas noches conoce a un personaje que ha estado disfrutando varias noches seguidas y que le ofrece la producción del par de discos.

Es Esmond Edwards, nacido en Nassau, 1927, acaecido en Santa Barbara, California, 2007. No sólo será un personaje clave en el futuro de Baby Face Willette, sino que merece que ya estés investigando por tu cuenta y riesgo.

El 4 de febrero de 1964 Willette vuelve a unos estudios de grabación, más concretamente a los Estudios Ter Mar, en Chicago, Illinois, y el 17 de marzo completa el tercer disco de su carrera: Mo' Rock, en Argo Records, una división de Chess Records, acompañado otra vez de Ben White y Eugene Bass y con la producción ejecutiva de Esmond Edwards.

Oyendo el disco me vienen otra vez a la cabeza las mismas palabras: Un Clásico Moderno.

Solo unos meses después se repite la misma jugada, pero esta vez con Jerold Donavon a la batería y Gene Barge en el saxo tenor. Es una sesión realizada el 30 de noviembre de 1964 y con Edwards otra vez en la producción.

Es el cuarto y último disco de Willette y se llama Behind The 8 Ball, en Argo Records. En la portada se puede ver al músico jugando al billar americano.

En los años siguientes, Baby Face continuará tocando por toda la zona de Chicago y en diferentes clubs, siempre de punta en blanco, elegantemente vestido y con un cuidado corte de pelo que el mismo se arregla justo antes de salir a tocar. Por fin parece que la vida le sonríe a nuestro héroe, y se casa con su amada Jo Gibson. La felicidad es ya completa cuando tienen un hijo y el éxito le sonríe, ya que le siguen contratando en clubs de su ciudad como The Flame Club, The Pelican's, The Moonglow y el Max's, lo que les lleva a iniciar una gira juntos. Baby Face Willette vuelve a Nueva York por algunos días y también a California por otras fechas más y... de vuelta a Chicago, por primera vez, bastante cansado y enfermo por estos últimos viajes.

Han pasado siete largos años después de su última visita a los estudios de grabación y aquellos excitantes discos en Argo Records. Tal vez esos fueron sus momentos más felices en todos los sentidos, aunque completamente diferentes de lo que hubiera sido al quedarse en Blue Note. Quién sabe.

El 1 de abril de 1971, Roosevelt James Willette murió en Cook County, Illinois. Ataque al corazón. Apenas 39 años de vida. ¿Es ésta la clave del misterio? ¿Su muerte prematura me fascina hasta el punto de pensar que era mejor de lo que era o de lo que quería realmente ser? Hay quien dice que, como otros, Willette era adicto a la heroína y eso acabó matándole, quitándole las ganas de seguir grabando, de vivir y con las ganas justas de tocar para pagarse el vicio. Hay heroinómanos que, mientras tengan dinero para pagarse una dosis diaria, pueden vivir eternamente casi como zombies, pero vivos y alertas a la espera de lo que les calma pero... ¿y Jo Gibson, su mujer? Llegaron a actuar juntos en algún club, ella cantando y Willette volviendo al piano. ¿Y su hijo? ¿Y su vida juntos?

¿Estaba harto del jazz y de las eternas giras?

De poder ser the next big thing a desaparecer, por lo menos del mundo discográfico; llevaba, eso sí, toda su vida tocando en vivo y, tal vez, tanta nocturnidad le mató.

Misterios y especulaciones.

Grant Green murió en 1979.

Lou Donaldson, Ben Dixon, Dave Bailey y Fred Jackson son unos campeones.

Quien conoció a Baby Face Willette en persona habla más de un entusiasta del jazz que el de creerse un creador, un autor en toda regla, y cuando tocaba el órgano todo cambiaba, y lo tocaba como había vivido, como vivía, y sonaba a la verdad. Su verdad, una lucha diaria, y había que ser duro y diferente a los demás para sobrevivir en la jungla de asfalto.

Nunca se sabrá lo que habría tocado Willette a finales de una década y principios de otra, pero tengo la sensación de que el suyo era un camino de vuelta a lo mismo de siempre: el Blues. Un Ritmo Y Blues moderno, urbano y divertido, lleno de matices y referencias, respetando a los clásicos, siempre los clásicos, no hay nada más moderno que los clásicos del Jazz, los que se mantuvieron en el tiempo.

Tenemos las grabaciones como pruebas de su genialidad, tanto sus composiciones originales como su forma de revisar los standards. Sus dos etapas bien definidas, el misterio de los últimos años, el público que le vio en todos esos clubs alrededor del país... Tenemos sus solos, dignos de estudio y obras maestras que sobresalen en el trabajo de sus contemporáneos, de los que alguna manera ocuparon su puesto, tenemos su música, su música...

Jazz para los que dicen que el Jazz es aburrido, Jazz para bailar y beber y fumarte un cigarro antes de volver a la pista de baile y tú sabes que siempre llegara el momento de reflexión, más tarde.

Ahora, divirtámonos...

C O N T I N U A R Á

 

 

 

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Javier Morales i García
(Tenerife, España) es editor del fanzine Ecos de Sociedad, la publicación mod más longeva en Europa. Desde inicios de los 80, escribe, reseña y edita; hoy, Ecos de Sociedad puede leerse aquí. Es obseso de la música y el cine.

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