miércoles. 24.04.2024
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Comedia para una tarde solitaria

Leonardo Biente

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Comedia para una tarde solitaria

Se abre el telón.

Escenario único: una habitación repleta de libros y revistas. Hay un viejo fonógrafo y una guitarra eléctrica muy vieja. Hay una televisión encendida todo el tiempo, en la que dan una película absurda y violenta. Comienza la comedia con un monólogo, hacia el público y sin mayor preámbulo, del personaje principal.


DIOS: Soy Dios y estoy aburrido. Llevo días encerrado en este cuarto tratando de escribir una historia al menos decente. Tengo bloqueo de escritor. Si no escribo algo pronto, no lo haré nunca más. Eso sería una tragedia, mayormente porque soy Dios y escribo historias, es mi trabajo, así me escribí.

Entra, por la izquierda, un mayordomo.

MAYORDOMO: Señor, su correspondencia.

DIOS: Esto es anacrónico.

MAYORDOMO: ¿No es usted Dorian Gray? El otro día insistió que lo llamase Sr. Gray...

DIOS: No vuelvas a hacerlo. Estoy bloqueado. Sal por la derecha y no vengas hasta que te llame.

MAYORDOMO: Por la derecha no hay puertas, señor. Por eso entré por la izquierda.

DIOS: Te haré una puerta entonces. Ya está hecha. No soporto tus desplantes. Vete. Por la derecha.

Sale por la izquierda.

DIOS: Estoy bloqueado. Ahora lo único que hago es imaginar personajes que otros han creado. Otros a quienes yo he creado, o algo así. Hace unos días me embriagué en este mismo cuarto y –no vi por dónde– entró Kafka. Le pregunté por qué había tenido el descaro de destruirme la literatura de tajo, así, sin avisar. ¿Saben qué me respondió? Me dijo: “No fue mi intención” y salió por la derecha.

Bebe un poco de un vaso que le dejó el mayordomo.

DIOS: ¿Vino de amargón? ¿Ajenjo? ¿Whisky? No sé qué sea más literario. No debería de tener estas dudas. Soy Dios. Pero soy el personaje, voluntario, de una obra de teatro. Me ofrecí a actuar a cambio de nada, porque estoy bloqueado y no puedo contar historias. Entonces, me dejo utilizar para contar una historia que no es mía. La historia es esta: un tipo cualquiera, interpretado por alguien tan poco cualquiera como yo, que tiene bloqueo de escritor. ¿Trillado? Para nada. Qué drama del tipo. Porque no es cualquier tipo: es Dios. Esto debería de interesarles, porque si la inspiración se seca, podrían dejar de existir en este momento. Tal vez esa sería una buena historia: terminar con el mundo. Es una historia que me parece divertida. Pero aún no estoy preparado para comenzar a escribirla. Llevo haciendo el boceto por años. He reescrito el final tantas veces desde el principio, pero sólo en mi cabeza. Si lo escribiese en papel, ustedes sufrirían. Pero creo que Kafka ya hizo algo parecido. “No era mi intención” me dijo. ¿Deliro? Estoy seco.

Saca un libro de un estante. Lo quema.

DIOS: Se agotan las historias. Las pocas que quedan voy destruyéndolas. Y ustedes allá afuera me miran como si nada. ¿No se levantarán de sus asientos? Qué chusma.

Saca otro libro del estante. Lo quema. Hace una hoguera con libros.

Si el teatro completo se quema, la obra será un éxito. Sugerencia del dramaturgo.

Telón.

***
Leonardo Biente
es escritor y poeta. También es empleado de día.

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