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GUÍA DE LECTURA

Tratado de culinaria para mujeres tristes, de Héctor Abad Faciolince

Jaime Panqueva

Marat Sade, Peter Weiss, cartel
Marat Sade, Peter Weiss, cartel
Tratado de culinaria para mujeres tristes, de Héctor Abad Faciolince

Podemos hablar de la culinaria, o el culto a los alimentos, como la forma exquisita de perfilar y potenciar los diferentes caracteres del alma humana. Para Héctor Abad Faciolince constituye este libro una excusa perfecta para desnudar y tratar las dolencias sentimentales. En la cultura del fastfood, de la chatarra globalizada y los suplementos alimenticios encapsulados, qué mejor antídoto que una sutil combinación entre recetario, vademécum literario y diario sentimental.

Se echa mano de la nostalgia, de la tristeza que ronda el vacío existencial y el gástrico para traer recetas ficticias, con carne de mamut o de celacanto, por ejemplo; evocar Las partidas de Alfonso El Sabio, las enseñanzas de los epicúreos, de Quevedo a Ovidio, o, ¿por qué no? resucitar el pacato Manual de Higiene de Fleury.

Dedicado a su madre y hermanas, Abad Faciolince agasaja a las mujeres no sólo tristes, también a las melancólicas, a las indecisas, a las oprimidas, a todas aquellas que deseen transformar la cocina de bastión de defensa a una plataforma de asalto contra el machismo tan atávico como finisecular. Desconozco el efecto que este libro ha podido tener en las lectoras desde su publicación, hace poco más de veinte años, pero es uno de sus textos más traducidos a otros paladares.

Cerrar conviene con las frases empleadas por el autor para develar su intención:

“Mi ambición es buscarle solución a tu melancolía y el camino verdadero me lo dio un poeta de Inglaterra, aquel que hizo decir a uno de sus personajes, casi loco de exceso de cordura: <<Dame una onza de almizcle, buen boticario, para perfumar mi imaginación>>. Yo no quisiera ser nada distinto a eso, un buen apotecario, un farmaceuta, el dueño de las recetas para perfumar tu fantasía”.

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