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GUÍA DE LECTURA

Marca de agua, de Marta Favila

Jaime Panqueva

Marca de agua, de Marta Favila
Marca de agua, de Marta Favila
Marca de agua, de Marta Favila

Como narrador me siento intimidado por la poesía, casi tanto como al extraordinario compositor Johannes Brahms lo espantaba la ópera. Será tal vez porque los poetas están conectados con ámbitos más etéreos. Son, sin duda, la vanguardia de la palabra, los emancipadores del lenguaje. Y, sin embargo, traigo esta semana un poemario, que se presentará en la Feria del Libro de León el próximo 5 de mayo, a las 12 horas.

El mundo, dos cuerpos, un relámpago, la huella en la piel. Así resumo, con mi tosca narrativa, el libro de la poeta afincada en Querétaro, Martha Favila, Marca de agua (El principio del caos, 2017), que forma parte de la colección de poemas impresa con el sello artesanal del poeta Max Santoyo.

Este nuevo catálogo, del cual he comentado en este espacio las plaquettes de Benjamín Valdivia, Lo que se llama por su nombre y A cierta distancia, de Juan Manuel Ramírez Palomares, se amplía con esta carta arrojada a salvados y salvadores. Una evocación de la proximidad que antecedió a la presente lejanía.

Llegaste a tiempo
porque ya no había
donde clavar
otra navaja
sólo la esperanza
de salir con vida

Favila recrea la fuga, la imposibilidad:

Tanta belleza en un cuerpo
tan cercano al tacto y al que tanto miedo da tocar,
tanto miedo de que el momento termine,
tanto miedo de que se levante y salga
para perderse de nuevo entre la multitud que se lo traga,
como si del mismo mar embravecido
se tratara.

Quien abra Marca de agua sentirá cómo la impresión xilográfica sobre el papel reciclado, soporte del mensaje, con su austera aspereza, sus manchas fortuitas y las profundas heridas en tinta bermellón,  refuerza el sentido del texto. No se dejen engañar por la apariencia sencilla del plaquette; en su interior bulle un alma en los instantes previos a su último estertor:

Me voy de la historia, salgo de cuadro,
me voy sin hacer ruido,
para que cuando lo notes
ya no sientas nada.


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