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GUÍA DE LECTURA

Pelota de trapo, de Adalberto Agudelo Duque

Jaime Panqueva

Pelota de trapo. Adalberto Agudelo, portada
Pelota de trapo. Adalberto Agudelo, portada
Pelota de trapo, de Adalberto Agudelo Duque

Miró alrededor. Cerca de donde se sentaban los artistas, una brisa de mediodía agitó varios faldones de papel grueso. Fue hasta allí a recogerlos. Buscó pedazos de dulceabrigo, hilazas, telas viejas, gantes. Cortó varias tiras y en segundos obtuvo un gran balón atándolo con los cordeles que cierran los bultos de cemento. A pesar de la pierna enferma logró cierto dominio en la treintaiuna levantándolo además hasta el pecho, bajarlo hasta el muslo, dispararlo a un arco invisible y simular el gol para enmarcar que gritó con entusiasmo.

Así, a los pies de la construcción de una carretera, en medio de los gélidos páramos colombianos nace una pelota destinada a los pies de la cuadrilla que abre el monte. La pausa que los gariteros y picapedreros dan a la pala y a la maceta se emplea para armar los equipos y jugar un picadito. Allí  los nombres no importan sino la posición que cada uno ocupa sobre el terreno.

En la novela de Adalberto Agudelo Duque los protagonistas son el volante mixto, el de armada, el arquero, el puntero izquierdo. Y, en el ecuménico idioma del fútbol (o futbol, qué importa), hay un win derecho y un bac central. El lenguaje se recrea también en las narraciones de los encuentros, hijas de la pasión, la verborrea y la jaculatoria; en las historias del monte y en las leyendas que cuenta la gente del campo. En Pelota de trapo (Caza de libros, 2014) el balompié permite alejarse de la dura vida cotidiana para alcanzar por unos minutos una dimensión de ensueño, de festejo.

El autor lanza también sus pases para palomita y saluda a las gradas, al público, recorre los años juveniles con un caleidoscopio de textos que nos hablan del barrio, las calles, los bares y las escuelas. Los capítulos que conforman La nómina del equipo sorprenden y a la vez es posible regocijarse con el juego literario que representa personajes a través de una partitura o de un test por responderse salpicado de signos de admiración e interrogación. Novela experimental, bien lograda que, me atrevería a decir, clasifica a Libertadores y sería capaz de jugar en cualquier estadio.

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