Es lo Cotidiano

De ósculos y engaños

Diana Alejandra Aboytes Martínez

Diana
De ósculos y engaños

Mientras la luna en cuarto creciente asomaba por la ventana, en mi alcoba menguaban las ansias del amor…

        Con acritud, su voz en el auricular me dijo que no vendría, que el trabajo lo había extenuado, y concluyó la llamada con un, “besos”. Esto fue indigerible.

        No sé hasta qué punto hubiera preferido la verdad. Pero tal vez es mejor así, de cierta manera me gusta vivir engañada. Soy tan débil que afrontarlo sería la locura.

        No obstante, tomé el teléfono para devolver la llamada, de algún modo quería saber que estaba en su casa. La grabación en la contestadora dijo que después del tono dejara mi mensaje. Estuve a nada de colgar pero incorporé de nuevo el aparato en mi oído para decir: “al menos miénteme sin dejarme besos falsos” y colgué.

        Asomé al balcón, el vacío me tentaba mientras el viento agitaba mis cabellos.

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