Es lo Cotidiano

FUMADORES [XXI]

Father Robert White

 José Luis Justes Amador

El padre Robert White
El padre Robert White
Father Robert White

“Este disco te introducirá en los más que disfrutables talentos de un hombre llamado padre Robert White. “El padre Bob”, como le gusta que le llamen, no es un recién llegado al mundo de la música. Ha mantenido siempre un ávido amor por cantar y escuchar buena música. Todas las canciones son bien conocidas y en su mayor parte selecciones de famosas melodías populares”, dice la nota de contraportada.

Lo primero que llama la atención es la pipa. Humeante. Lo segundo, que quien la está fumando sea un sacerdote católico. La sostiene orgulloso, mirando directamente a la cámara, con esa seguridad que sólo pueden tener quenes saben que tienen la verdad. Lo último que nos desarma es que es la portada de un disco, el único que grabó el padre Robert White, “El reverendo del ritmo”.

Los convulsos años sesenta, como les gusta decir a muchos comentaristas, fueron añpos de cambios sociales radicales en todos los extremos de la sociedad. Incluidos los sectores que deberían suponerse más conservadores. Lo asombroso no es el sacerdote fumando, cosa que muchos de ellos hacían, hacen y seguirán haciendo sino que lo haga desde la portada de un disco, un disco que no tiene ni una sola canción original.

El padre Robert White está orgulloso. Sostiene la pipa como sólo la puede sostener alguien que se otorga una merecida recompensa después de un trabajo bien hecho. Ha agarrado diez canciones populares (no es difícil imaginarlo en la sacristía o en su casa tarareando las melodías que salen de la radio o de su diminuto reproductor de discos en forma de maleta) y ha transformado su letra para acercarlas a la Palabra verdadera.

El padre Robert White fuma y graba discos sin preocuparse por el qué dirán. Su misión es más alta que los chismorreos que pueda destacar. Probablemente al ver la portada muchos de sus feligreses se lo perdonarán. Eso sí, pero lo de la música no. Hasta que escuchen el disco y descubran que la música pagana es ahora música celestial.

El padre Robert White fuma en pipa porque el negro de la boquilla hace juego con sus lentes y con el color de su sotana. Podría ser de no ser por el detalle de su ropa anuncio de página completa de cualquier revista de la época. Su porte, sus lentes, su seguridad lo convertiría en un modelo para otros fumadores. No cuesta imaginarlo con unos Camel o unos Chesterfield en el mismo Time que anunciara la victoria de Kennedy.

El padre Robert White fuma porque toda labor bien hecha merece una bocanada. Fuma con la cara del listo de la clase que sabe que apenas sin esfuerzo lo hace mejor que los demás. Con esa mirada entre sabionda e irónica de quien sabe que todo lo que intente le saldrá bien.

El padre Robert White fuma porque sabe que acaba de salvar a infinidad de almas del infierno gracias al ritmo del que es el reverendo.

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