Es lo Cotidiano

Esto es ofensivo

Chema Rosas

Maquina de Afeitar Gillette
Esto es ofensivo, Maquina de Afeitar
Esto es ofensivo

Una de las premisas que sostienen prácticamente cualquier plática de sobremesa es que la política en México es una porquería. Es en esas mismas mesas que está prohibido hablar de sexo y religión –así juntos los temas- porque se considera “políticamente incorrecto”.

Pareciera que ser políticamente correcto es el arte de no hablar de cosas que podrían incomodar u ofender a otros, pero en estos tiempos de internet, donde uno puede ofenderse públicamente de cualquier cosa y desde la comodidad del sillón, resulta bastante complicado expresar cualquier cosa o hacer un comentario gracioso sin herir susceptibilidades.

Marcel Gilette, afamado psicólogo parisino que acabo de inventar para no ofender directamente a nadie, publicó recientemente en la revista Fausse Revue de Psychologie et medié un estudio titulado “Votre maman est velue: l’infraction comme réflexive dans la société de l’information”. En su tratado, Gilette propone un principio metodológico derivado de la navaja de Ockham y que se resume en la siguiente aseveración:

En internet, la afirmación más sencilla suele ofender a alguien, no importa si es correcta en ciertos contextos.

El controversial principio fue bautizado como La navaja de Gilette, pero eso ofendió a los abogados de una empresa que hace máquinas de afeitar, y amenazaron con demandar, por lo que el principio, al final (valga el oxímoron) fue llamado Lex contra parsimonieae. Ese alguien que se ofende, explica el psicólogo en su obra, presenta los siguientes síntomas:

  • Siente la imperiosa necesidad de exponer su punto de vista al respecto y lo hace público.
  • Avisa que “no suele hacer caso a ese tipo de cosas, pero…” y busca apoyo en grupos virtuales anunciando “yo sé que este grupo no es para eso, pero…”
  • No cree que sea de esas personas que se ven afectadas por el principio de Gilette, pues su ofensa es legítima. Siempre.
  • Aunque no lo acepte públicamente, experimenta un sentimiento de superioridad moral sobre la persona que le ofendió.
  • Tiende a radicalizar y a hablar en absolutos.
  • Padece un grave caso de ceguera selectiva ante contextos distintos al suyo y argumentos que pongan en duda su postura.
  • Confunde opiniones con hechos.
  • Lee sólo el encabezado de las notas y a veces cree lo que dicen los expertos de Harvard.
  • Parece enojado, y cuando discute, suele atacar a la persona en vez de a los argumentos.

Para probar su principio, Marcel Gilette diseñó el siguiente test de ofensibilidad:

I. LEA CON DETENIMIENTO LAS SIGUIENTES FRASES:

  1. Creo que las personas que se alegran de que el torero sea atravesado por un cuerno son tan crueles como los aficionados a los toros.
  2. Que esa persona sea gay y tú no, no significa que le interesa tener sexo contigo.
  3. Tu equipo de futbol es pésimo.
  4. Carmen Salinas es Diputada Federal.
  5. Sólo eres vegetariano por moda.
  6. Las buenas esposas atienden a sus maridos.
  7. Muchos homofóbicos son buenas personas que defienden el único sistema moral que conocen.
  8. Hay musulmanes terroristas.
  9. Sentir orgullo por tu orientación sexual sólo está bien si no eres heterosexual.
  10. La gente que no vacuna a sus hijos porque creen que causa autismo está en su derecho.
  11. Arjona es un músico talentoso.
  12. La cuota de género es una estupidez.
  13. Se dice “qué”, no “mande”, agachón.
  14. Ya va siendo hora de que Disney tenga una princesa lesbiana.
  15. Leer está sobrevalorado.
  16. Los pobres son pobres porque quieren.
  17. Hodor muere y es culpa de Bran.
  18. Los perros de raza son más bonitos que los callejeros. Menos los pug, esos sí son horribles.

II. SELECCIONE LA OPCIÓN QUE MEJOR DESCRIBA SU REACCIÓN:

a) Identifico algunas frases como opiniones personales, datos fuera de contexto y otras que son hechos ciertos me gusten o no. Además, me avisaron que es un test para ver qué tan susceptible soy a lo políticamente incorrecto. No reaccioné emocionalmente ante ninguna frase… ¿Por qué habría de ofenderme algo de esto?

b) Algunas de estas frases me parecen ridículas, estoy de acuerdo con otras y hay un par que contrastan fuertemente con mis opiniones y sistema de creencias. Podría discutir con quien las diga, pero tendría que saber por qué las dice y en qué se basa. Como sea, no se valen los spoilers de Game of Thrones. Mal ahí.

c) Entiendo que las frases buscaban provocarme una reacción adversa y lo lograron, pero me queda claro que esto es un test diseñado por profesionales ficticios en una columna humorística, para comprobar lo fácil que es ofenderse, así que me reservo los comentarios. Tal vez luego publique algo al respecto o le reclame al autor en privado, pero… ¿Arjona? ¿De verdad?

d) No creo ofenderme fácilmente y no suelo hacer caso a estas cosas, pero ¿qué clase de imbécil escribió este test? Cualquiera capaz de escribir esas frases –o la mayoría– debería sentarse a reflexionar. Nunca había leído a alguien tan intolerante y me da tristeza por ese tal Gilette, que seguro ni existe y es una forma en que el autor de esta columna oculta su misoginia, homofobia, clasismo, intolerancia y tendencias homosexuales. Pejezombi, fascineroso, chairo y peñabot. Qué pena, Chema, creí que eras diferente.

Lo curioso del test de Gilette es que no importa qué se conteste, pues concluye que la ofensa es subjetiva y las cosas que ofenden a uno pueden no ofender a otro; estar ofendido no tiene nada de malo, pero tampoco sirve de nada. Tal vez si en lugar de ofendernos por todo, usáramos ese tiempo y energía para entender a los otros y hacer algo para mejorar su día, a pesar de que no estemos de acuerdo, cada vez habría menos temas políticamente incorrectos y nos reiríamos con más ganas. Creo que el chiste es no tomarnos tan en serio lo que se dice, y preocuparnos más por lo que se hace.

Ya lo dijo Bill Hicks:

‘Hey! Don’t worry, don’t be afraid — ever — because… this is just a ride.’

This is just a ride.

 

 

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Chema Rosas
 (Ciudad de México, 1984) es bibliotecario, guionista, columnista, ermitaño y papa-de-sofá, acérrimo de Dr. Who y, por si fuese poco, autoestopista galáctico. Hace poco incursionó también en la comedia.

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