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Villa en Columbus: una historia comparada

Eduardo Celaya Díaz

Eduardo Celaya - Villa en Columbus, una historia comparada (5)
Eduardo Celaya - Villa en Columbus, una historia comparada
Villa en Columbus: una historia comparada

La invasión de Francisco Villa al pueblo de Columbus, Nuevo México, es quizá uno de los episodios de la Revolución mexicana que más ha estado rodeado de mitos y leyendas en la historiografía nacional. Las razones de dicha invasión no son claras, pues los manifiestos y pronunciamientos de Villa no eran redactados para el público general, nunca fueron publicados. Estas variables son analizadas por diversos historiadores, pero es difícil llegar a una conclusión única. Este episodio, visto por historiadores mexicanos como una invasión, y por los norteamericanos como un ataque de bandidos, se aborda desde estas diferentes perspectivas según la corriente ideológica de los académicos que lo analizan. En este texto se hace un recuento breve de las razones expuestas por Friedrich Katz para la invasión de Columbus en el artículo “Pancho Villa and the Attack on Columbus, New Mexico”, en The American Historial Review, vol. 83, no. 1, feb 1978, comparadas con el trabajo de Doug Boardman, quien analiza los titulares de prensa de la época en Kansas, en el texto “Kansas press coverage to the Pancho Villa raid on Columbus, New Mexico March 9, 1916”, en International Journal of Humanities and Social Sciences, vol. 1, no. 17, nov. 2011. Más adelante se analizan dos imágenes de la época, realizadas para infundir un discurso en su público receptor, sobre la opinión que los autores tenían de la expedición punitiva.

El 9 de marzo de 1916, un grupo de 500 hombres al mando de Francisco Villa atacó el pueblo de Columbus, Nuevo México.  Tras seis horas de batalla, se reportó que más de 100 villistas fueron muertos, junto con 17 norteamericanos. Tras este ataque, una expedición punitiva partió de los Estados Unidos hacia México en persecución de Villa, con una fuerza de 4,800 hombres al mando del General Pershing. A juicio de Freidrich Katz, las acciones del Presidente Woodrow Wilson al ordenar la expedición punitiva fueron un “desastre político y militar”.

Más allá de los hechos, el historiador analiza los posibles motivos de la invasión de Villa a los Estados Unidos. Aunque menciona que se sostienen varias teorías, no se sabe realmente cuáles fueron las causas directas de este ataque a Columbus. Sin embargo, Katz sostiene que la razón más probable es el apoyo de Woodrow Wilson a Venustiano Carranza, con la finalidad de convertir a México en un protectorado de los Estados Unidos.

Friedrich Katz menciona que el ataque a Columbus “debe ser visto como un esfuerzo calculado por salvaguardar lo que Villa creía que otros habían entregado ciegamente -la independencia de México”, mientras que Doug Boardman indica que se trató de un ataque de bandidos en suelo norteamericano. Boardman destaca los titulares de prensa de la época, en donde se hace evidente el “shock de los editores ante el perverso ataque”.

Cabe destacar la estrecha relación de Pancho Villa con los Estados Unidos en los años anteriores a la invasión de Columbus, hecho del que es testimonio una fotografía de Robert Runyon, que muestra al General Pershing al lado de Francisco Villa y Álvaro Obregón, fechada en 1914. Esta estrecha relación se debe a que Villa no ejercía presión sobre las propiedades de estadunidenses en Chihuahua, a diferencia de Carranza, que cobraba altos impuestos a estas propiedades en sus dominios durante la Revolución.

Sin embargo, tras la ruptura con Venustiano Carranza y posterior conflicto entre ambos bandos, las relaciones con Estados Unidos empeoraron. A finales de 1914, Villa comenzó a enfrentar problemas económicos y una importante restricción al acceso de armas por el inicio de la Primera Guerra Mundial, por lo que Villa comenzó a gravar con impuestos a las propiedades de dueños estadunidenses. A partir de mayo de 1915 las relaciones se vuelven más tensas, hasta que en octubre de del mismo año, el presidente Wilson reconoce a Carranza como el presidente legítimo de México.

Era evidente la nueva actitud de Villa hacia los Estados Unidos. Varias hipótesis se sostienen sobre este cambio: Katz señala que se debió a un posible pacto secreto que Carranza y Wilson firmaron, en el que, en varios puntos, Carranza vendía la independencia del país a Estados Unidos. Por otro lado, Boardman señala que se debía a que Villa y los pobladores del norte de México sentían que su cultura y bienestar era afectado por intereses norteamericanos. Villa redactó el Manifiesto de Naco, Sonora el 5 de noviembre de 1915, en el que señalaba el pacto secreto antes dicho. Al tiempo, envió cartas acusando la traición de Carranza, en especial una dirigida a Emiliano Zapata, en el que le pedía cruzar el territorio mexicano para invadir Estados Unidos en un plazo de seis meses, y así causar un conflicto que llevaría a la guerra entre ambos países, confrontación que develaría el pacto de Carranza y Wilson. Entre las acciones de Villa, que buscaban provocar este conflicto se encuentra el episodio del 17 enero de 1916, cuando 17 ingenieros de minas de Estados Unidos fueron aprehendidos en Santa Isabel, Chihuahua, para ser posteriormente ejecutados.

Sin embargo, señala Katz que no hay evidencia de la firma de este pacto entre Carranza y Wilson, aunque se encontraron documentos de 1915 que demuestran una propuesta de un pacto entre conservadores mexicanos, oficiales del departamento de Estado de Estados Unidos y representantes de diversos intereses capitalistas de la misma nación. En el verano de 1915, noticias de esta propuesta de pacto llegaron a representantes de Villa en Estados Unidos, por lo que es posible que Villa tomara la hipótesis del pacto de este hecho.

Friedrich Katz señala que “al atacar Estados Unidos y propiciar posibles repercusiones, Villa esperaba crear un problema irresoluble para Carranza”, posible razón que impulsó el ataque a Columbus, Nuevo México. Boardman, por otro lado, señala que en este ataque intervinieron 250 tropas norteamericanas contra un número de entre 3,000 y 5,000 bandidos mexicanos, y que el resultado fue la muerte de apenas dos norteamericanos, contra más de 100 bajas en las tropas villistas, y el doble de elementos capturados, cifras que contrastan con los números expuestos por Katz. Boardman también destaca que los periódicos de la época destacaban la justicia en la persecución de Villa en territorio mexicano. Sin embargo, uno de los factores que más se señalaban en la prensa, como muestra la edición del New York Tribune del 19 de marzo de 1916, era la hostilidad del terreno, que los villistas conocían a la perfección, y el apoyo de los campesinos a Villa, que eran hostiles a los norteamericanos. Se lee en este periódico “Si se requieren 5,000 tropas regulares para capturar a 500 bandidos mexicanos, ¿cuántas tropas, milicias y voluntarios se requerirán para capturar un ejército europeo entrenado de 200,000 hombres?” También se muestra en el periódico una fotografía de tropas estadunidenses en unas dunas en Veracruz, y señala que las tropas que persiguen a Villa enfrentarían condiciones similares.

En la edición del 26 de marzo de 1916 del mismo diario, la imagen de las tropas norteamericanas quiere proyectar la imagen de un ejército preparado para la incursión en tierras mexicanas. Mostrando terrenos hostiles, las fuerzas de Estados Unidos se fotografían listas para la acción, dispuestos a atrapar a Villa.

Una de las imágenes que ilustran la plana dice en su pie de foto “Esta fotografía bien podría mostrar el cercamiento de las tropas del General Pershing sobre los bandidos de Villa”. Este tipo de publicaciones y fotografías en prensa se utilizaron para justificar la expedición punitiva, a la vez que reforzaba la imagen de la fuerza y organización del ejército norteamericano. Sin embargo, la persecución de Villa, que duró 11 meses, probó ser perjudicial para la reputación del ejército estadunidense, mientras que fue benéfica para la imagen de Francisco Villa que, a decir de Katz, se convirtió en un símbolo de la resistencia nacional en Chihuahua.

A continuación se presentan dos ilustraciones, una de Lute Pease, y otra de W. A. Rogers, en las que se encuentra un marcado contraste de la percepción que se tiene de la expedición punitiva en la sociedad norteamericana. En el primer caso, la ilustración de Pease, titulada “Still coming”, de 1916, nos muestra al general Pershing, con expresión dura, agresiva y fuerte, aplastando con energía a las tropas villistas, representadas por serpientes y víboras, en las que se puede leer escrito las palabras “bandido”, “villista” y “traidor” en inglés. Las víboras se acercan a atacar a Pershing, pero no logran causarle daño, mientras más serpientes se acercan a atacar al general, mientras él, sólo con su pisada, logra vencerlas, en un escenario que recuerda el desierto del norte del país mexicano. Esta expresión visual habla de la imagen que las tropas estadunidenses pretenden proyectar en los lectores norteamericanos, al retratar a Pershing con rasgos humanos, cercanos al realismo, pero caricaturizando a los villistas y resaltando su naturaleza salvaje y traicionera, que evoca la figura de la serpiente.

El segundo caso, la ilustración realizada por Rogers titulada “The Pershing 'punitive' expedition: well named”, también de 1916, hace una crítica de la expedición punitiva, pero más como una decepción y un fracaso del mismo general Pershing. En esta imagen, el escenario es el mismo, el desierto, pero el general se encuentra amarrado y a merced de las burlas de Villa quien, además, está lastimado de la pierna, rasgo evidente en la muleta colocada bajo su brazo y su pantalón roto. Cabe destacar que en esta imagen no se admira a la figura de Villa, a quien se le sigue considerando el enemigo traicionero, pues en su sombrero destaca la figura de una serpiente enroscada, mientras tropas villistas surgen de detrás de la montaña en actitud amenazante y traicionera. El rostro de Villa demuestra burla y escarnio ante el rostro furioso de Pershing quien, al encontrarse amarrado, no puede defender su honor.

Estas dos imágenes, parecidas en estilo, demuestran dos discursos completamente diferentes. Por un lado el apoyo a las tropas estadunidenses en la figura de un general agresivo, valiente y poderoso, contrastado con la figura débil y a merced de la burla, aunque no vencido. Sin embargo, en ambas imágenes se retrata a los villistas como bandidos traidores, representados por serpientes en su ambiente natural, el desierto.

En febrero de 1917 el ejército de Estados Unidos sale de México, tras haber fracasado en el intento de capturar a Villa. Boardman señala que cuando las tropas norteamericanas entraron a luchar en la Primera Guerra Mundial, Villa fue olvidado, pues su presencia se hace cada vez menos frecuente en la prensa de la época, hasta desaparecer por completo. Finalmente, el autor señala que “cuando Villa fue asesinado en 1923, el horror del 9 de marzo de 1916 terminó”.

La invasión de Villa a Columbus se convirtió, con el paso del tiempo, en un símbolo de la resistencia mexicana ante el poder de los Estados Unidos. Las imágenes que se tienen del ataque demuestran que, aunque hubo una batalla, la destrucción fue menor de la que merecía el esfuerzo realizado en la expedición punitiva. Por otro lado, las ilustraciones analizadas demuestran que, si bien por un lado se pretendía enaltecer la figura de Pershing y vilipendiar a los llamados “bandidos” villistas, existían otro tipo de manifestaciones visuales que se burlaban de la actuación del ejército estadunidense en tierras mexicanas, aunque sin ensalzar la figura de Villa, al que se le seguía considerando un vulgar bandolero.

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Eduardo Celaya Díaz
(Ciudad de México, 1984) es actor teatral, dramaturgo e historiador. Fundó el grupo de teatro independiente Un Perro Azul. Ha escrito varias piezas teatrales cortas, cuentos y ensayos históricos.

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