jueves. 18.04.2024
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GUÍA DE LECTURA

Dos voces, una soledad: Marco Ornelas y Marjha Paulino

Jaime Panqueva

Río Papaloapan
Dos voces, una soledad: Marco Ornelas y Marjha Paulino
Dos voces, una soledad: Marco Ornelas y Marjha Paulino

Conversaba esta semana con el joven poeta José Luis Zorrilla sobre la publicación reciente de su trabajo en la antología Círculos de agua (IEC/La Rana, 2018), que reúne una muestra de los asistentes al Seminario para las letras guanajuatenses entre 2015 y 2017, seleccionada por Pedro Mena.

Del grupo eché de menos a dos poetas leoneses publicados recientemente y cuya lectura me gustaría recomendar a quienes desean medirle el pulso a las propuestas poéticas de nuestra región: Marco Ornelas y Marjha Paulino.

Marco Ornelas

Publicó el año pasado a través de Ediciones sin nombre de José María Espinasa en coedición con La Rana, Aquí no es Neverland, Voces y grafitis del orfanato, un poemario compacto y rotundo sobre el abandono y la soledad infantil, estructurado como un contrapunto entre nuestra realidad y las voces de los personajes de James Barry, de la saga de Peter Pan. Una muestra ínfima:

CURLY
¿Qué fotografía te devolverá la infancia?
¿En qué instante la memoria
abrió cauce al olvido?
¿Dónde,
qué viejo álbum guarda
entre sus páginas tu sonrisa?

ó

Ante el cielo displicente
la ternura se vuelve odio,
relámpago
que calcina los sueños.

Las voces de los niños se alternan sin respuestas en un canto solitario que se pierde en el vacío.

 

Marjha Paulino

Por otra parte, Paulino fue publicada por El principio del caos, editorial personalísima dirigida por Max Santoyo, en una colección dedicada a escritores que inician su trayectoria, objetivo primordial del cambio que vivieron los premios nacionales de literatura al convertirse en Seminario para la Letras.

Adopté un sol en la tierra, desde una perspectiva fresca, canta, al igual que Marca de Agua, a la soledad fruto de una ruptura amorosa.

Sol, Solis

Qué curioso que
cuando se dice “soledad”
se diga tu nombre.
Tu nombre como prefijo
de mi acompañante
más preciada.

Sin embargo, Paulino está lejos de la desesperación obsesiva de los románticos. Su búsqueda discurre por el erotismo y desemboca en la esperanza del sol que ilumina sin falta cada mañana.

Cuando era pequeña
mi madre me cubría del Sol
para que no me pusiera más morena,

Mi madre no sabe que ahora
me envuelvo en tus rayos.
Mi madre no sabe que ahora
me entretengo
con tu calor.
Mi madre no sabe que caes
sobre los cerros,
caes sobre el río Papaloapan
caes sobre mi mar,
                                caes
una y otra vez
                                caes
sobre el frío de mi cuerpo.

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