La cancha es, desde luego, el mundo. Un paisaje cubre la gran portería, un paisaje por donde se elevan fisuras de aspecto grotesco, con la forma de quienes sonríen a las multitudes por las que han pretendido velar con convicciones falsas.

Pero varios en esas multitudes saben que esa maldita conjunción de fisuras no son más que el elemento desechable de la humanidad, injustamente altivado por la corrupción de las cosas.

Pero también hay indiferencia en la multitud, hay una pasividad tan violenta que muchos rostros se tornan planos y se vuelven al piso, evitando levantar miradas retadoras porque saben que están condenados a una muerte instantánea si deciden hablar por sus (dígase) derechos. Porque saben que, la esperanza, lo último en morir supuestamente, está muriendo. Hay pavor e inseguridad de ambos lados.

Pero entonces sucede que una silueta sale corriendo de la enorme multitud y da una fuerte patada a un balón colocado en el justo centro de los contendientes. El balón está por entrar al paisaje de las crueles fisuras, pero no nos es posible saber si entra o no, porque así sucede cuando se decide actuar, quizás no para nuestro propio bien, pero sí para nuestro entendimiento.

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Andrés Baldíos es escritor. Los primeros peldaños son peligrosos, su hasta ahora primer libro de cuentos, fue editado en 2012 por San Roque.

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