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GUÍA DE LECTURA

Nunca más su nombre, de Joel Flores

Jaime Panqueva

 

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Nunca más su nombre, de Joel Flores
Nunca más su nombre, de Joel Flores

Recuerdo que hace unos meses, para la inauguración de la Feria del Libro de Irapuato, recibimos al escritor Joel Flores con la novela ganadora del premio Juan Rulfo de Primera Novela 2014, Nunca más su nombre, que fue publicado el año pasado por Ediciones Era. Recuerdo que disfruté la lectura de esta novela, pero no entiendo por qué al revisar esta semana mis apuntes, no había comentado al respecto en este espacio. Dicen que más vale tarde que nunca.

La novela es un instrumento ideal para reflexionar sobre la gran violencia que vivimos y una manera de enfrentar las violencias cotidianas en los entornos microscópicos, como la familia. ¿Cuánto de las violencias actuales parten de hogares deshechos, o de padres indiferentes o maltratadores? Sobre estos aspectos abunda producción literaria casi folletinesca o de caricatura. Por fortuna, éste no es un ejemplo de ello: Flores explora desde la perspectiva personal, con fuertes tintes autobiográficos, la relación trunca con un padre violento e irresponsable que agoniza en un hospital.

A pesar de las reticencias internas, el hijo decide regresar a su ciudad natal para despedirse y encarar el duelo, mientras evoca los abismos de la relación. El retorno al suelo paterno y la inminencia del encuentro se desarrollan también en un escenario inmerso en la violencia del crimen organizado que asola el semidesierto mexicano, donde “desaparecen” periodistas y los medios de comunicación hacen parte del silencio cómplice de las autoridades.

Flores logra una obra importante, que sale del fatalismo sucio y muchas veces artificial de otras expresiones, y proyecta la voluntad del personaje por oponerse al círculo vicioso de la agresión y la crueldad. Se dice fácil, pero es un camino complejo de recorrer, pues el autor sabe evadir todo tipo de moralismo y clichés, sin concesiones personales, a través de una narración ágil y precisa. La lucha personal por el reconocimiento y la aceptación lo conducen a redimensionar su albedrío. El lector es partícipe de esa yihad interna de la cual, espero, puede también salir transformado. De eso se trata en la novela, de eso trata el arte.

 

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