Es lo Cotidiano

SHAKESPIRIANAS [III]

Signifying nothing

José Luis Justes Amador

[Para shakespirianas 3] Judi Dench y Ian McKellen  en Macbeth (1979)X
Judi Dench y Ian McKellen en una puesta en escena de Macbeth (1979)
Signifying nothing

(9. En la imagen, Dame Judi Dench y Sir Ian McKellen in A Performance of Macbeth de 1979.
9.1. Están en la escena segunda del segundo acto y Lady Macbeth ha pronunciado o está a punto de pronunciar dos de sus líneas más famosas: “My hands are of your color / but I shame to wear a heart so White”.
9.2. Líneas que dan título a una de las novelas más logradas de Javier Marías, Corazón tan blanco.
9.3. De la cual el novelista español cuenta que "su primer latido" le llegó al ver en la televisión la cinta Macbeth de Orson Welles).

10. Dice Mauricio García Lozano que Macbeth se centra en tres aspectos: “la política, la historia de pasión casi de dependencia sexual y el mundo sobrenatural. Esos tres elementos se mezclan para explorar la parte oscura de la naturaleza humana”.
10.1. Totalmente de acuerdo.
10.2. Tal vez olvida, sin embargo, otro de los aspectos más fundamentales no sólo en esa obra, sino en casi todas las (tragedias) shakespirianas: el hombre como ser cruzado siempre por la muerte.
10.3. Otros escritores también lo saben y se atreven a enunciarlo.
10.4. Coral Bracho (El ser que va a morir), Philip Roth (The Dying animal), la autobiografía de Ramón Gómez de la Serna (Automoribundia), Wolf Erlbruch (El pato y la muerte), Rob Sheffield (Love is a mix tape: Life and Loss, one song at a time, traducida al español como Vives en las cintas que me grabaste), Joan Didion (El año del pensamiento mágico / Noches azules), Francisco Goldman (Di su nombre), Héctor Abad Faciolince (El olvido que seremos) o los versos de Borges (“Ya somos el olvido que seremos”) o de Góngora  (“En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada”).
10.5. La lista podría seguir y seguir.

11. Shakespeare lo logra en seis líneas.
11.1. En seis líneas cuyo único comentario posible es su lectura.

12. (…) Out, out, brief candle!
Life's but a walking shadow, a poor player,
That struts and frets his hour upon the stage,
And then is heard no more. It is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing.
12.1. ¡Apágate, apágate, breve luz!
La vida no es más que una sombra andante,
un pobre actor que se pavonea y se retuerce
sobre la escena su hora, y luego
ya nada más de él se oye.
Es un cuento contado por un idiota,
lleno de ruido y furia,
que no significa nada.
12.2. ¡Apague, apague, breve vela!
La vida es sólo una sombra ambulante, un actor pobre
Que se pavonea y se preocupa por su hora en el escenario
Y luego ya no lo oyes: es un cuento
Contado por un idiota, lleno de ruido y furia,
Significando nada.
12.3. ¡Extínguete, fugaz antorcha!
La vida es una sombra tan sólo, que transcurre; un pobre actor
que orgulloso, consume su turno sobre el escenario
para jamás volver a ser oído. Es una historia
contada por un necio, llena de ruido y furia,
que nada significa.

13. Es imposible no sentir, al menos en la lectura, en ese silencio que se abre tras el punto final del monólogo, un terror más que humano por ser precisamente “humano, demasiado humano”.
13.1. Ese mismo silencio que en algún momento Blaise Pascal sintió: “me aterra el silencio eterno de esos espacios infinitos”.
13.2. ¿Qué es un punto final sino un espacio infinito, un silencio infinito, que nadie puede garantizar que concluya?
13.3. Un silencio al que sólo otro poeta, Dylan Thomas, puede contestar.
13.4. Do not go gentle into that good night,
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.
13.5. No entres dócilmente en esa buena noche,
Que al final del día debería la vejez arder y delirar;
Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz.
13. Luz que no es sino la “brief candle” shakespiriana.

(14. Mención aparte merece la ¿extraña? ¿ultramontana? traducción de don Marcelino Menéndez y Pelayo de los seis versos shakespirianos:
14.1. ¡Apágate ya, luz de mi vida! ¿Qué es la vida sino una sombra, un histrión que pasa por el teatro, y á quien se olvida después, ó la vana y ruidosa fábula de un necio?)

15. El único monólogo español de los siglos de oro que puede alzarse en profundidad y poder estético hasta las alturas shakesperianas (el primero de Segismundo en La vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca) habla, paradójicamente, de la vida.
15.1. Qué delito cometí
contra vosotros naciendo.
Aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
Pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.




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