Es lo Cotidiano

GUÍA DE LECTURA

Gaijin, de Maximiliano Matayoshi

Jaime Panqueva

segunda
Gaijin de Maximiliano Matayoshi
Gaijin, de Maximiliano Matayoshi

Arrasado por la Segunda Guerra Mundial, el archipiélago japonés ofrecía un futuro miserable para los miles de huérfanos que sobrevivían con alimentos racionados, bajo la mirada extranjera de las tropas de ocupación norteamericanas. Kitaro es un niño de unos doce años, que ha vivido su infancia bajo los bombardeos y se desenvuelve con naturalidad entre las ruinas y restos de material bélico. La situación es tan desesperada que ante la falta de padre, su mamá decide enviarlo solo a Argentina a buscar fortuna. Gaijin, de Maximiliano Matayoshi, es un canto de esperanza en medio de las penurias del exilio y un homenaje a quienes tuvieron que lanzarse al vacío en busca de mejores horizontes. La novela, editada originalmente por Alfaguara en 2002 tras haber ganado el ya desaparecido Premio Primera Novela UNAM-Alfaguara, fue reeditado, con justicia digo yo, el año pasado en Argentina por ediciones Odelia.

Narrado por su protagonista, Gaijin transita entre el diario de viaje y la Bildungsroman. Kitaro, cuyo nombre sólo es mencionado en las últimas páginas del relato, descubre a través de las penurias del viaje en los recónditos intestinos de la cuarta clase de un transatlántico, las aventuras del mundo adulto, y con la ayuda de los aliados que surgen durante la travesía, logra instalarse en Argentina, donde a pesar de la discriminación se abre paso hasta llegar a la disyuntiva de regresar o arraigarse definitivamente en América.

La novela mantiene un ritmo extraordinario, la travesía con sus escalas y peligros mantiene al lector en vilo. Matayoshi, además de un respeto por la integridad y dignidad de los personajes, evita los lugares comunes y morbo que puede ocasionar el despertar sexual de un adolescente. Gaijin habla a través de sus escenas de virtudes propias del ser humano, sin moralejas ni sentimentalismos. El sacrificio personal, la solidaridad, el trabajo duro y la amistad brotan en las acciones sin ser subrayadas ni cantadas de manera estertórea. Esa suavidad, armonía y elegancia, emparenta a la prosa de Matayoshi con la de escritores japoneses como Kawabata.  

El libro, en la versión de Alfaguara, llegó a mí en una visita a una librería de viejo. No sé qué tan fácil sea conseguir la reedición a través del nuevo editor, pero para quien pueda estar interesado, dejo aquí su link: https://www.facebook.com/odeliaeditora/

Vale la pena leer Gaijin en estos tiempos de pateras, muros y neonacionalismos.

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