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Videodrome [XXIII]

Javier Morales i García

All Shore
All Ashore (1953) de Richard Quine
Videodrome [XXIII]

Febrero de 2008

 

Hace unos meses tiré a la basura toda mi colección de películas en cintas de video.

Hacía ya años que no tenía un video que funcionaba, pero de esa manera romántica seguía guardando las cintas en casa. No sé, tal vez, algún día, las nuevas tecnologías me brindasen la oportunidad de pasarlas a CD, pero por otro lado una mezcla de pereza y odio a las nuevas formas me decía que no. Aquello no hubiera sido un final justo para mis películas en cintas de video... Así que, un buen día, reuní las fuerzas, las ganas y el tiempo suficiente, y estuve varias tardes metiendo las cintas en bolsas negras de basura y embalándolas lo mejor que pude.

Resistiéndome a que esos geniales artefactos pasaran a la historia del todo, apunté los títulos de la Colección de La Vieja Ola de Películas en Versión Original (como tiene que ser) en una libreta pequeña... y pensé: "de aquí sale algo". Lo que salió es este invento llamado VIDEODROME... En sucesivas partes, iré escribiendo algún detalle de cada película que tenía grabada en esas cintas de video que acabaron en la basura. Sin duda, ya forman parte de mi vida y, a pesar del hecho en sí, nunca las voy a olvidar... Cinéfilos y Mitómanos...

 

Down to Earth (1947) de Alexander Hall

Partamos de una base: vale la pena ver cualquier película donde salga Rita Hayworth.

¿Estamos de acuerdo? Bien, sigue leyendo.

Sinopsis: Enfadada por las burlas y el desconocimiento sobre la Mitología Griega que un musical de Broadway pone en escena, la Diosa Terpsícore baja a la Tierra para participar en el musical y hacer los cambios necesarios. El productor se enamora de ella y Terpsícore pasa a protagonizar el musical, claro está.

Claro está, también: Terpsícore es... ¡Rita! Para saber lo que pasa, tendrás que ver la película.

Yo la vi unas cuantas veces, por eso de que cualquier película vale la pena... ¡y es una gran verdad! Ver bailar a Rita es todo un espectáculo... solo por eso la película es una de esas delicias extrañas, basada en la obra de teatro de Harry Segall, Heaven Can Wait. Sí, El Cielo Puede Esperar. Aunque esta versión de la obra se llamó en España La Diosa de La Danza.

Alexander Hall es uno de esos cineastas no muy reconocidos hoy día. Uno de los artesanos que empezó su carrera casi con el cine. Otro más que aprendió el oficio desde el principio de todo. Sus comedias sí que se hicieron más famosas, era como si te hicieran flotar y merecería un estudio más a fondo. Siempre estará presente su Here Comes Mr. Jordan (1941) o El Difunto Protesta, título en español.

Una última curiosidad: hay una escena en que Rita Hayworth tiene en las manos una de esas bolas de cristal que si la mueves es como si estuviera nevando... Es la misma que apareció años antes en Ciudadano Kane. Cosas de Rita, Orson y Hollywood.

 

All Ashore (1953) de Richard Quine

Se suele hablar de Richard Quine como uno más de los directores de comedias que dio el Hollywood de los años 50, pero fue mucho más que eso, o por lo menos, fue mucho más especial que todos los demás. Quine sublimó la manera de hacer reír como muy pocos supieron hacer. Sus películas se convierten en ejemplos de cómo hacer humor y hacer pensar a la misma vez. Maestro de otros que vinieron después de él, con este pequeño artículo el Ecos de Sociedad y la Vieja Ola pagan una vieja deuda que tenía con él.

Ríete, pero ríete sabiendo de qué te ríes, y eligiendo.

Quine o la risa inteligente: La Risa Sublime.

Cualquier cinéfilo diría que Richard Quine fue un director irregular, uno de los llamados artesanos. Tal vez, otro de esos cineastas fascinados por una mujer. En mi caso, Quine me gustó desde el principio, más desde que vi alguno de sus títulos menos conocidos, y mucho más desde que supe de su vida y de su final...

All Ashore se puede considerar una de sus obras menos conocidas, o tal vez de un tono menor, pero recuerdo que cuando la vi, me divirtió muchísimo. Una de esas películas para ver después de un largo día de trabajo, flotar con los números musicales y después dormirte y sonar con Peggy Ryan, gran bailarina, o Barbara Bates, que tuvo su momento de gloria en otra película que no quiero nombrar.

Quine colaboró en el guion junto a Blake Edwards en este musical de la Columbia que

se desarrollaba en ese paradisiaco lugar llamado las Islas Catalina.

Destaca, cómo no, Mickey Rooney, con gags escritos para él, y a su lado Dick Haymes. Ambos rememorando aquellas películas de Abbot y Costello... pero en un maravilloso technicolor. Las deliciosas canciones de Fred Karger y Robert Wells, la música original de Morris Stoloff, la fotografía de Charles Lawton, Jr... Mujeres y Marineros, despedidas en el muelle... alguna escena surrealista y el perfecto acabado de los musicales de Columbia Pictures. Por supuesto que no pasará a la historia de los grandes musicales... pero, ¿quién busca la perfección eterna? Todos al Puerto.

 

 

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Javier Morales i García (Tenerife, España) es editor del fanzine Ecos de Sociedad, la publicación mod más longeva en Europa. Desde inicios de los 80, escribe, reseña y edita; hoy, Ecos puede leerse en ecos-de-sociedad.blogspot.com.es. Es obseso de la música y el cine.

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