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José Luis Justes Amador
Abajo todo, todo, excepto la derrota.
(L. C.)
Cernuda, Gil de Biedma. Eliot, Pound, Pacheco. El Cantar de los Cantares. El Eclesiastés. Paz, Ortiz de Montellano. Safo, Hughes, Román Luján. Sylvia Plath, García Montero, García Baena. Adrianne Rich, Carlos Barral, Claudio Rodríguez. Elizabeth Barret Browning. San Juan de la Cruz. Louise Glück, Anne Sexton. Paul Celan, Szymborska. Vallejo, Huidobro, Carlos Edmundo de Ory. Santos, Martínez Farfán, “No basta con nombrar llanto al llanto”. Villavicencio, Heráclito. Platón, Francisco de Aldana. Quevedo, Lope, Góngora. Shakespeare, García Lorca. Juan Gil Albert. Posada, García, Bravo Varela. José Eugenio, Tristan Tzara. Rupert Brooke y todos los minor poets. Los anónimos y los poetas aún futuros. Homero, Cavalcanti, Dante, Ungaretti. Pavese y Zanzotto. Rene Char, Paul Eluard, Paul Verlaine. “Un golpe de dados”. Francois Villon. Leopoldo Panero, Leopoldo María Panero y Juan Luis Panero. Un verso, sólo uno, de Valverde. Juan de Mena, Gabriel Zaid, Gabriel Ferrater. Pere Gimferrer. Peña, Zaidenberg, Cázares. Gabriel Soriano, Bécquer. Espronceda. “Muerte sin fin”. Oscar y Paola. Garma. Huerta, Miguel Hernández y también Francisco. Borges, Brautigan, Ivor Winters. Cardenal, Lax, Merton. W. C. W., Wallace Stevens, H. D., Mina Loy. Elizabeth Bishop. Salinas, Luis Rosales, Jorge Guillén. Acosta, Crashaw, Donne. Hammett, Conrad. Vladimir y Estragon. “Pale Fire”. Fernández Granados, Dylan Thomas y los dieciocho. “Caleidoscopio”. Leonard Cohen. Chirinos, Gutierre de Cetina. 4’:33’’ y las Variaciones Goldberg. Brodsky. Harry Martinson. Pepe Hierro. Felix de Azúa. Randall Jarrell. Robert Frost. Las traducciones del chino de Rexroth. Bousoño, Valente. José María Álvarez. Yeats, Joyce. Beowulf. Beda el Venerable. Santa Teresa. Juliana de Norwich. “Nada nada nada nada nada nada nada y en el monte nada”. San Juan de la Cruz y Juan de Patmos. Enrique Molina. Balthus, Rilke. Un poema de Bertold Brecht que no de Bertold Brecht. “Bartleby the Scrivener”. Pavese. Donald Hall y Robert Hass. Geoffrey Hill. Los novísimos. Los Contemporáneos. El 27 todo. Y las mujeres del 27. Derek Walcott. Aimé Césaire. Saint John Perse. “He construido un monumento más duradero que el bronce”. Jorge Teillier. Watson y Crick. Ashbery, Auden. Amy Lowell y Jim Carroll. La amorosa labor de Graciela Henao Londoño. María Victoria Atencia. Ted Hughes. Jorge Guillen. Pedro Salinas. Issa, Trapiello, Díaz Mirón. López Velarde. Nerval, Gloria Fuertes. Keats y las cartas de Keats y su lápida. Mansteldam y la memoria. Lydia Lunch y Lydia Davis. e. e. cummings. Elena Medel, Montejo. Roca, Merwin, Emerson. Milosz. Aleixandre, Villarino. Vitale. Luis Alberto de Cuenca, Piedad Bonet. Miguel D’Ors. “Residencia en la tierra”. Mutis. Parra, Cardenas, Caballero Bonald. Sharon Olds, Anne Carson. Marzal. Milán. Pessoa, Elytis, Seferis. Contanino Kavafis. Y noventa y nueve más.
Sin ellos, sin estos trecientos, el mundo sería aún peor de lo que es.
