martes. 23.04.2024
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Noticias frescas

José David Ibarra Torres

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José David Ibarra Torres
Noticias frescas

El reportero estaba desesperado. Había tratado por todos los medios de entrevistar al candidato, para una nota exclusiva, pero el séquito político alrededor del personaje se lo impidió repetidamente.

La campaña de proselitismo se reciclaba una vez más, por múltiple ocasión, completamente igual: El candidato llegaba, saludaba a los peatones, a los comerciantes, a los campesinos, amas de casa, les pedía su voto, les ofrecía su ayuda.

Nadie interrogaba, ni cuestionaba, ni se mostraba en contra. Todo insulso y plano.

-Muchas notas iguales- le dijeron al reportero. Esa campaña está muerta, busca algo nuevo, otro detalle, entrevístalo, pero nada de que otra vez con lo mismo.

Ese día, durante tres horas que buscó la entrevista, al reportero se le ocurrieron cien preguntas interesantes sobre las propuestas de impacto social que el candidato proponía, pero no pudo hacer ninguna. “Sólo en rueda de prensa”, contestaban los asesores, para evadir el cuestionario.

Él era reportero del único periódico que seguía al candidato casi a todas partes, a pesar de antipatías o indiferencia que el político generaba.

La gira ese día era por poblados rurales. El candidato, incansable pero de mal humor, prorrogaba una posible entrevista. “Mañana te la doy”, decía al reportero.

Al pasar frente a una casa humilde, pintada de verde, un perro Gran Danés salió al encuentro de la comitiva y gruñó amenazador.

a esa casa ni siquiera la tomaron en cuenta, al ver los colmillos del animal, y ya iban hacia otra vivienda.

Entonces el reportero recordó cuando era niño y azuzaba a los perros para que mordieran y revolcaran a los gatos callejeros, y supo que tenía la oportunidad de algo nuevo.

-¡Ksss, ksss, ksss, Káiser, ataca! ¡Greñas, a él! Cuchicheó el reportero al can, y el Gran Danés, enfurecido, comenzó a ladrar tras el grupo político, y se dirigió a grandes zancadas hacia las piernas de los caminantes.

El candidato escuchó casi en su nuca los bramidos de la bestia, vio de reojo, ponderó su situación, y echó a correr despavorido, dejando tras de sí todos los folletos de propaganda, hasta subir de un brinco a un árbol.

El reportero no perdió un solo detalle, tomó fotos de acción de las secuencias del hecho (incluido el candidato trepado en el árbol), y se acercó al perro para tranquilizarlo, acarició su cabeza y tiró del collar para que la comitiva se reagrupara y reanudara la caminata.

Al día siguiente su periódico fue visto por más gente. El encabezado, en primera plana, fue: “Corretea perro al candidato”. Y como sumario: "Presenta el abanderado propuestas sociales para la zona rural"

Ese día, el reportero tuvo su entrevista de fondo, pero se cuidó de no hacer comentarios o bromas al candidato sobre el suceso con el can. Eran gajes del oficio, y a cualquiera le podía pasar.

Eso, pensó el reportero, fue solamente “encontrarse con la noticia”.

Y sonrió satisfecho.

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