Es lo Cotidiano

Jerga de arenero

Chema Rosas

 

Clipboard02
Chema Rosas
Jerga de arenero

Los antiguos griegos aseguraban que las creaciones artísticas eran posibles gracias a la inspiración de las nueve Musas. Entre ellas estaba Clío de la historia, Érato de la poesía amorosa, Melpómene de la tragedia, Polimnia la de los cantos sagrados y Urania de la astronomía. Calíope, musa de la belleza, la elocuencia y la poesía lírica era una de las más reconocidas y de las favoritas del dios Apolo.

Pero estoy seguro de que había una décima musa, probablemente gemela de Calíope, que se rehusó a ser un adorno más en la fachada de algún teatro porfiriano y bajó a los callejones, los puestos ambulantes y los arrabales para encontrar su verdadera vocación. Y aunque la vergüenza de sus hermanas ocultó su presencia de los registros históricos y el nombre de esa musa se perdió en el tiempo, su espíritu sigue inspirando el arte más antiguo de este mundo: el arte de insultar.

Y es que para insultar no basta con decir una mala palabra… un buen insulto implica un tejido de palabras y gestos que, en el contexto adecuado y momento preciso pueden arder más que aceite hirviendo y herir más profundamente que el filo de cualquier espada. Paradójicamente, la musa de los insultos prefiere susurrar en los oídos de los más inocentes. Hablo, por supuesto, de los niños de preescolar.

Se recomienda, llegados a este punto, la discreción del lector. Presento a continuación los resultados de una seria investigación del arte del insulto creado por sus genios; una especie de guía para entender mejor las obras que comprenden la jerga del arenero y su profunda acidez confitada de inocencia:

Cabeza de chorlito: Para entender este ingenioso insulto hay que saber primero que un chorlito es un ave pequeña de la familia de las gaviotas. Entre sus costumbres se encuentra la de hacer nidos en la arena, en zonas cercanas a sus depredadores o a la marea… eso sería triste si se acordaran dónde hacen los nidos, porque es común que lo olviden y terminen alimentando crías que no son suyas o simplemente se vayan al cine con la olla de los frijoles en el fuego y nunca regresen. En resumen, cuando un niño te dirige esta inocente frase está diciendo que eres tan estúpido que tu sobrevivencia es un misterio de la naturaleza.

Eres un pañal usado y apestoso: En esta frase el pequeño no sólo está evidenciando que hueles mal. También implica que eres desechable y ha llegado el momento de llevarte a un lugar donde nadie tenga que soportar tu presencia durante los quinientos años que tarde tu proceso de descomposición.

Pollo recién salido del horno: Al principio esta frase aparenta ser inofensiva, pero tiene un efecto retardado en el subconsciente de quien la recibe. Una vez que llega a la mesa a las personas no les interesa el pollo sino algunas de sus partes. Invariablemente alguien se queda deseando que tuviera otra pierna o más pechuga; nunca es suficiente y cuando se retira de la mesa en vez de pollo le llaman sobras. Y eso es lo que opina el niño de ti.

Cucaracha aplastada: A pesar de que las cucarachas son objeto del desprecio general, son en realidad insectos asombrosos capaces de alimentarse de lo que sea, sobrevivir varios días sin cabeza, reproducirse a gran escala y aguantar altos niveles de radiación. Tú no, sólo eres despreciable y estás aplastado.

Qué te importa, come torta con tu hermana la gordota: Nadie sabe quién fue el genio que escuchó la musa y acuñó esta frase que se encuentra grabada en la piedra de nuestra memoria colectiva… Cuando un párvulo hace uso de esta frase lo que quiere decir es que te estás metiendo en algo que no es de tu incumbencia y que harías mejor uso de tu tiempo compartiendo alimentos altos en grasas y carbohidratos con tu hermana que tiene obesidad mórbida por lo que los niños del kínder le llaman mantecosa o gorda pelota.

Tu abuela: Este insulto sirve como defensa y contraataque a cualquier vituperio. Es una especie de botellita de jerez, pero en vez de dirigirla al atacante se aplica a esa persona que pasa las mañanas cocinando lo que más te gusta y las tardes tejiendo bufandas y suéteres para que no tengas frío mientras se hornean las galletas. Eso que dijiste ahora está manchando la imagen de tu abuela… que a veces hasta termina envuelta en huevo.

Huevo podrido: Al iniciar una carrera se anunciaba que el último en llegar será un huevo podrido. Una vez terminada la competición el perdedor no sólo carga con el peso de la derrota, sino que, bajo los términos por él mismo aceptados antes de correr, a partir de ese momento tendrá que asumirse como un huevo podrido.

Será en Japón o será en China… ¡Sáquese vieja cochina!: Cuando las musas inspiraron este insulto no estaban pensando en vulgares cuestiones raciales o de género. Más bien atiende a la universalidad de los lugares donde no eres deseado por tu mal olor.

Córtalas: Es una sentencia. Tu presencia resulta tan molesta que prefieren eliminar de tajo, literal y simbólicamente cualquier relación contigo. Es sólo una palabra, pero su equivalente en el mundo adulto cuando tu mejor amigo no te invita a su boda.

Y es que cualquiera –hasta los niños- pueden decir groserías y leperadas, pero un buen insulto es más sutil; requiere una mente abierta a la inspiración de esa olvidada musa para tejer frases que sin ser vulgares pegan directo en el nervio. Tal vez las verdades detrás de los insultos infantiles son más ciertas porque en el fondo sabemos que su intención no es precisamente ofender, sino hacer valer lo que opinan acerca de ti… y de tu abuela.

 

[email protected]




***
Chema Rosas
 (Ciudad de México, 1984) es bibliotecario, guionista, columnista, ermitaño y papa-de-sofá, acérrimo de Dr. Who y, por si fuese poco, autoestopista galáctico. Hace poco incursionó también en la comedia.

 

[Ir a la portada de Tachas 309]