viernes. 19.04.2024
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Magdalena, una peculiar anécdota que emerge de la inundación

Mónica Valadez Aguirre

Rucksi TengoRaro
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Magdalena, una peculiar anécdota que emerge de la inundación

Ser o no ser...

La inundación ralentizó todas las actividades laborales. Varios de los edificios gubernamentales han cerrado y casi clausuran “Juventino Rosas”, la casa de las Bellas Artes. Afortunadamente, la catástrofe no llegó a tal grado y, aunque el desastre casi pudo terminar con la comunidad de Magdalena Contreras; varios maestros se han estado reuniendo para juntar fondos y apoyar a los afectados por el desastre.

Esta tarde, Martha no fue al casino. El volante de su auto fue directo a la casa de Laura, su hija. Al atravesar la pequeña plaza, dio vuelta a la derecha, atravesó dos calles y en la tercera dio vuelta a la izquierda. El número 198 pertenece a una vivienda blanca con un patio lleno de macetas; flores. El espacio para auto se encuentra vacío. Los ventanales de la fachada son de hace más de 100 años y la puerta, es un trozo de madera renovada.

Martha frena el carro, hace girar al volante de modo mañoso y se estaciona. Al salir del auto descubre que no hace falta entrar a la casa para saber que dentro se está desatando una batalla. Al fin, atraviesa el umbral.

Ricardo llora, no sabe qué hacer. Parece que Martha ha llegado en el momento adecuado. Laura está en el suelo, ha iniciado labor de parto y Roberto no está; “mi papá salió de la ciudad” Ricardo dice asustado.

Martha se apropia de la situación; “Cuéntame, Ricardo, ¿qué pasó?” El adolescente ayudó a su abuela a cargar a Laura, ha dejado de llorar, luego le dice: “Mi papá volvió a salir de viaje. Ayer nos llamó por teléfono, le dijimos que todo estaba bien; me nombró el hombre de la casa; pero hoy en la mañana, mientras mi madre preparaba la comida y yo terminaba de practicar teatro, ella sintió un pequeño dolor en su panza. No le dimos importancia, aunque yo sospeché algo.

Justo terminábamos de comer en la mesa, mi mamá empezó a sentir dolores muy fuertes, ella intentó localizar a papá pero su teléfono solo decía que estaba fuera de servicio. Después mi mamá se levantó, trató de alcanzar su vieja libreta para anotarme indicaciones; me dijo que no tuviera miedo y que pronto sería hermano mayor. En eso estaba cuando de pronto mamá se cayó, luego se orinó y no ha podido hablar, solo llora. Abuela, ¿qué hacemos?”

Martha cerró la puerta del carro, su hija ya está dentro. Balbucea: “ese infeliz se atrevió a dejar a su esposa embarazada sola...” En fin, no te preocupes, yo estoy aquí. Vamos a llevar a tu mami con alguien que la pueda atender. El carro está encarrerado; hay tanto tráfico que llegar al hospital parece una eternidad.

-Ricardo, me vas a tener que ayudar. Tienes que calmar a tu madre. Tienes que pedirle que se relaje, que deje de gritar. Esos gritos ponen nerviosos a todos. -Martha decide zafarse por el carril exclusivo del transporte público.

Al fin llega al hospital, directamente al sitio exclusivo para ambulancias. Luego sale del carro, pide ayuda. Algunos doctores se dirigen con ella, otros van rumbo al carro.

Ricardo puede salir sosteniendo a su madre y pronto un par de enfermeros fornidos le ayudan, los separan, Laura es dirigida a una sala de emergencia.

Han pasado horas.

Ya es tarde.

La enfermera abre la puerta: “las dos están a salvo”; les permite el paso. Ricardo no duda en entrar a ver a su madre. Mientras tanto, Martha decide quedarse fuera, observa alrededor, toda una comunidad levantándose del golpe natural. Trae el celular de su hija, el aparato tiene poca batería; además... ya no trae saldo.

“Maldito desgraciado. ¿Por qué no contesta?”

Busca en el bolso su nuevo celular. Intenta nuevamente. De pronto, una voz femenina se descubre en el auricular. Esa voz es de Selma, la asistente de su yerno:

-El ingeniero no está disponible, ¿gusta que le deje un mensaje? -Sí, mire... perdone ¿con quién hablo?

Selma ríe, una voz masculina se oye detrás: Oye “bombón” qué te dije sobre las llamadas de números desconocidos...




 

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Mónica Valadez (MONA) Promotora cultural. Su principal objetivo es compartir lecturas. Disfruta escribir y aprender de cada emisor. Ha publicado en diversas revistas y ha desarrollado talleres literarios en sitios como la Feria Nacional del Libro de León. Actualmente es miembro de la red de escritores del Bajío.

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