viernes. 19.04.2024
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Realeza en clave femenina

Fernando Cuevas

Realeza en clave femenina

Filmes que presentan a mujeres insertas en las monarquías europeas desde diferentes posiciones de poder, luchando por sus espacios, asumiendo roles impuestos o aprovechando la corona para ejercer su santa voluntad, sobre todo en un mundo dominado por hombres. Desde la comedia con tintes oscuros hasta la recreación histórica más convencional, obras que plantean batallas tras bambalinas entre las propias contendientes al trono o al control de la política, o bien las alianzas para sobrevivir en la maraña de esos mundos alejados de las mayorías. Las películas se pueden disfrutar a través de diferentes plataformas y formatos.

Pero sigo siendo la reina

Dirigida con audacia humorística por Yorgos Lanthimos (El sacrificio del ciervo sagrado, 2017; Kinetta, 2005), realizador griego afincado en Inglaterra, La favorita (Irlanda-RU-EU, 2018) aborda el reinado de Ana de Gran Bretaña a principios del siglo XVIII, la última soberana de la casa de los Estuardo. En plena guerra con Francia, la monarca parece extraviada en sus propios pensamientos jugando con sus conejos, representativos de los hijos perdidos; mientras la duquesa de Marlborough, su consejera, amante de ocasión y verdadero poder tras el trono, se enfrenta a la oposición parlamentaria casi de parapeto, aunque entrándole de vez en vez a la intriga palaciega, encabezada por Robert Harley (Nicholas Hoult).

La ecuación se verá afectada con la llegada de Abigail, la advenediza prima de la citada duquesa cual si se tratara de una de Los suplantadores (2011), poco a poco subiendo en la escala de afecto de la reina y, por ende, rivalizando con su pariente y haciendo alianzas que la terminen favoreciendo y encumbrando en los aposentos reales. El duelo entre las primas va subiendo de tono, entre broma y broma que se cargan de mala leche, al punto de volverse una divertida y perversa batalla campal, mientras que Ana parece también disfrutar de los intentos de ambas por ganarse su confianza y desechar a la rival.

El realizador vuelve a aprovechar los espacios cerrados, como en Colmillos (2009) y La langosta (2015) para confrontar a los personajes a través de la simulación y la aparente sumisión. El trío de actrices es notable y le brindan a sus respectivos personajes el tono justo: Olivia Colman como la reina de comportamiento errático (Oscar a mejor actriz); Rachel Weisz brilla como la prepotente Lady Sarah y Emma Stone resuelve con soltura el papel de Abigail, hábil para la manipulación. Al cuidado diseño de producción y a la fotografía que combina las diversas perspectivas a partir de claroscuros, se le añade un enfático score que redondea la propuesta audiovisual. Más te vale no meterte con los conejos.

Solo cabe una reina

María Estuardo, viuda y reina de Francia a mediados del siglo XVI, se resiste a casarse de nuevo con todas las presiones que ello implica; regresa a Escocia para reclamar el trono que le corresponde pero Inglaterra está bajo el dominio de Isabel I: la tensión y posterior crisis es inevitable. Dirigida por la debutante Josie Rourke, Las dos reinas (Mary Queen of Scotts, RU-EU, 2018) aprovecha los valores de producción para narrar un hecho verídico de lucha de poder, odio desmesurado y nacionalismo extremo. Iniciando por el final bien conocido por quienes gustan de las historias de reyes y reinas, la historia se va desarrollando con detalle, procurando profundizar en las motivaciones de las dos mujeres protagonistas, si bien la balanza se inclina más hacia la escocesa, a pesar del intento de la edición por llevar los paralelismos de ambas.

Las actuaciones de Saoirse Ronan y Margot Robbie, no obstante el descriptivo más que profundo guion de Beau Willimon (House of Cards), enfatizando la mirada femenina, resultan esclarecedoras para visualizar a las monarcas buscando la independencia de los hombres, venciendo obstáculos desde físicos hasta políticos y de las imposiciones de aquellos tiempos, no tan lejanos como pareciera. La fotografía de manual y la producción que busca introducirnos en la época con todo y los vestuarios y decorados fastuosos, le da un envoltorio digno de verse, además del maquillaje que juega un papel importante, sobre todo en la figura de la reina inglesa.

Pequeñas reinas y matrimonios por conveniencia

Basada en la novela de Chantal Thomas y dirigida por el también escritor Marc Dugain, la absurdamente titulada en español Los hijos del rey (L'échange des princesses, Francia-Bélgica-RU, 2017) sigue las negociaciones de Felipe de Orleans (Olivier Gourmet) para pacificar el conflicto entre Francia y España en 1721: el plan consistió en promover un par de bodas que involucraron a su hija de 12 años (Anamaria Vartolomei) con el heredero al trono español y a Luis XV (Igor Van Dessel) con Mariana Victoria (Juliane Lepoureau), de cuatro años de edad. Así, una puberta y una niña de pronto se ven envueltas en un mundo ajeno a ellas, tanto personal como político.

Apostando por un realismo tanto de la puesta en escena como en el desarrollo de los personajes y sus conflictos inherentes al proceso de adaptación, la cinta se enfoca a mostrar las estructuras de poder y cómo, de manera absurda, se sobreponen los intereses políticos y de ciertas creencias vinculadas con la superioridad de la realeza, a los más elementales dictados del bien común, incluyendo a los propios vástagos, en cierto sentido privilegiados. Que los destinos de las naciones estén depositados en arreglos matrimoniales y titiriteros detrás del juego de tronos, parece asunto del pasado: cada vez sabemos que no es así.

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