jueves. 25.04.2024
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Alrededor de casa: Retratos

Fernando Cuevas

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Alrededor de casa: Retratos
Alrededor de casa: Retratos

Se presenta en cartelera un trío de secuelas veraniegas, apostando más o menos a lo seguro en términos de taquilla, que buscan llenar los vacíos de innovación temática y argumental que suele apoderarse de buena parte de los grandes estudios en esta calurosa época. Coinciden en considerar el hogar como referencia para su desarrollo argumental, ya sea que se extrañe, se busque escapar de él o se viva el momento de la separación, dependiendo de la distancia geográfica que puede ser motivo de angustia; los otros habitantes, que calladitos se ven menos siniestros, o del grupo de compañeros que tienen que aparentar no tener vida más allá de la que les dé la niña en cuestión con sus juegos.

 

Retrato del arácnido adolescente

Una vez concluida la primera etapa del MCU, el show (y la caja registradora) debe continuar. Le corresponde a Spiderman: Lejos de casa (EU, 2019) iniciar esta segunda fase de películas de superhéroes, ya sin Iron Man y con el Capitán América en plan de retiro voluntario, además de los personajes que se quedaron en el camino por diversas circunstancias. Y lo hace desde una perspectiva desenfadada, buscando integrar la comedia con la acción con un apoyo sustantivo de aparatosos efectos visuales que se vuelven, curiosamente, parte de la propia narración para crear ilusiones que convenzan a personajes y público.

Peter Parker (Tom Holland) quiere vivir un poco su etapa: viajar a Europa con sus amigos y declararle su amor a la chica de sus sueños, mientras que desde las oficinas encargadas de salvar al mundo, vía Nick Fury, lo andan buscando para que apoye en la contención de una serie de monstruos formados por los elementos básicos (tierra, aire, agua y fuego) que andan haciendo de las suyas en distintas partes del planeta. Es cuando aparece un misterioso héroe que parece venir de alguna dimensión paralela para combatir y enfrentar el peligro, conocido como el señor Quentin Beck, casco y capa incluidos bien interpretado por Jake Gyllenhaal.

La orientación del filme es claramente adolescente, reflejada en el tipo de humor insertado, las subtramas románticas (que incluyen a su simpático mejor amigo, a su tía y a su protector) y en general los diálogos que se van desplegando conforme avanza la trama, logrando su propósito principal: darle continuidad al personaje y entretener al respetable manteniéndolo al pendiente de los lances del héroe arácnido, esta vez dirigido por Jon Watts. Queda la idea, disparada sin previo aviso, de que al final nos creemos lo que nos quieren hacer creer, ya sea a través de trucos informativos o de ideologías bien insertadas en el pensamiento colectivo.

 

Retrato del vaquero hogareño

Cuando se anunció una cuarta entrega de los famosos juguetes que cobran vida, la primera reacción era la duda acerca de su sentido, después de cerrar una de las grandes trilogías en la historia del cine en general y del animado en particular: no parecía necesario y sonaba a simple explotación comercial. Con todo y las fundadas sospechas, Josh Cooley se lanzó al ruedo para dirigir Toy Story 4 (EU, 2019) con todo el apoyo de los experimentados productores de la factoría Pixar, que se había caracterizado por buscar nuevas ideas, y por ahí apareciendo todavía el nombre de John Lasseter, ya fuera de la empresa.

Con una notable animación sobre todo de los escenarios, la historia consigue una vez más entrelazar momentos de humor para todos los públicos, sobre todo gracias a la creación de nuevos personajes; de emotividad, generada por los vínculos que se establecen entre los juguetes parlantes, y hasta de acción, desarrollados en los procesos de búsqueda que se convierten en el eje argumental de esta nueva entrega. Queda puesta la idea de cómo en ocasiones cuesta trabajo crecer e incorporar los cambios que ello implica a la propia vida, por más que se crea que uno nació para algún fin en específico y de pronto las circunstancias modifiquen la supuesta misión inamovible.

La posibilidad de abandonar el bote de basura y transformarse en un añorado juguete hecho en casa está latente, así como la difícil toma de decisiones entre seguir viviendo bajo la seguridad de un techo, aunque vivas en el ropero, o lanzarte al mundo de lo desconocido, cargado de incertidumbre y experiencias por construir; además, por supuesto, de considerar si te separas de de los amigos de siempre para recorrer caminos diferentes junto a tu pastorcilla valiente, ovejas incluidas, o te mantienes junto a ellos. Y claro, por más años que hayas vivido en una vitrina, quizá haya la oportunidad de formar parte del círculo de juegos de una niña tan necesitada como tú.

 

Retrato de la muñeca diabólica

El matrimonio Warren (la película está dedicada a ella, quien murió recientemente) tiene que salir de casa para atender una chamba que seguro implica el encuentro con el más allá, por lo que dejan a su hija con una juvenil niñera. Una amiga de ésta hace acto de presencia en la casa buscando averiguar si en efecto ahí se puede entrar en contacto con los difuntos, intención que provoca que los espíritus guardados en el famoso cuarto se materialicen de diversas formas, comandados por la famosa muñeca, que logra también salir de la vitrina a prueba de espantos donde había sido cuidadosamente depositada.

Con efectos que buscan mantener el estilo de carácter más artesanal, Gary Dauberman dirige Annabelle 3 (EU, 2019), se enfoca a repasar varios de los elementos y objetos sobrenaturales que habitan en la casa y si bien no está a la altura de su predecesora, sí consigue mejorar la primera parte, aunque los sustos están más bien dados por ruidos sorpresivos o apariciones inesperadas, no tanto por una trama angustiante: las tres jóvenes tendrán que arreglárselas sin la experimentada pareja, incluyendo un tímido enamorado que hace acto de presencia solo para verse involucrado en el pandemonio que desató la necesidad de liberarse de la culpa.

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