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Rutger Hauer: El replicante que amamos

Fernando Cuevas
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Rutger Hauer
Rutger Hauer: El replicante que amamos

Holandés de profundos ojos azules y mirada directa, magnética: igual podía ser el galán de la película que el villano de la historia; o asumir ambos roles, sin problema. Cierto, necesitaba de un buen director para explotar su histrionismo, y cuando se quedaba a la deriva hacía de las suyas para sobreactuar o nadar de muertito, según las exigencias de la producción; aún así, era capaz de comandar un desafío, improvisación incluida, bien dirigido hacia el director más pintado: basta preguntarle a Ridley Scott o a Sam Peckinpah.

Su primera actuación en el cine, después de aparecer en producciones televisivas, fue en la sexosa Turks Fruit (1973), dirigido por su compatriota Paul Verhoeven, con quien volvió a trabajar en Keetje Tippel (1975), Soldaat van Oranje (1977), Machos (1980) y Carne y hueso (1985). En los setentas participó en varias cintas de acción e históricas de su país natal y alguna de alcance internacional, como actor de reparto o en el rol principal; ya en la década ochentera, apareció en Halcones de la noche (Malmuth, 1981) junto a Stallone y se convirtió en Etienne de Balsan para el filme Chanel Solitaire (Kaczender, 1981), enclavado en el mundo de la moda.

Roy Batty fue el papel que lo definió; más bien: él definió al papel, un replicante rebelde buscando extender su vida, creado por la mente paranoica del genial Philip K. Dick y que Ridley Scott imaginó en el clásico noir futurista Blade Runner (1982). A partir de su brillante actuación, las gotas de lluvia que nos caen en la cara se vuelven lágrimas irredentas, aunque no tengamos una paloma en nuestras manos. Uno de los monólogos más célebres en la historia del cine que, por supuesto, nació de la inspiración del momento. Nos advirtió de cosas que los humanos no podíamos ver, como “naves de ataque ardiendo junto al hombro de Orión o rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta Tannhäuser”. El tiempo se encargará de extraviarlas, como ese tiempo que nos llega para simplemente morir.

Al lado de Gene Hackman, apareció en Eureka (Roeg, 1983) y en la cinta de espionaje Omega, el último encuentro (1983), bajo las órdenes de Sam Peckinpah, compartiendo escena con John Hurt, Burt Lancaster, Meg Foster y Dennis Hopper. Continuó su trayectoria actoral en la desconocida A Breed Apart (1984), dirigida por Philippe Mora, con quien trabajó también en Precious Find (1996); la fantasiosa El hechizo de Aquila (Donner, 1985), compartiendo escena con Michelle Pfeiffer y Matthew Broderick; la célebre Hitcher, el asesino de la carretera (Harmon, 1986), Atrápenlo vivo o muerto (Sherman, 1986) y la mística La leyenda del santo Bevitore (1988), dirigida y escrita por el italiano Ermanno Olmi, con quien volvería a colaborar en Il villaggio di cartone (2011), entregando una vez más una lograda interpretación.

En la línea de Zatoichi y Daredevil, filmó Furia ciega (Noyce, 1989) y durante los noventa alternó su trabajo entre la televisión y el cine, con historias carcelarias y detectivescas con tintes cienciaficcionales (Atrapado del futuro, 1991; Past Midnight, 1991; El devastador, 1992; Omega Doom, 1996; Deathline, 1997); filmes desarrollados en la naturaleza profunda (Arctic Blue, 1993; Cacería sangrienta, 1994) y otros de mayor alcance mediático (Buffy, la caza vampiros, 1992; Nostradamus, 1994). Unas de sus mejores intervenciones de estos años, sin ser protagónico, fueron en Mariette In Ecstasy (Bailey, 1996), Knockin’ On Heaven’s Door (Jahn, 1997) y Simon Magus (Hopkins, 1999).

Tras participar en videos y cintas olvidables durante los primeros años del siglo XXI, apareció en Confesiones de una mente peligrosa (2002) de George Clooney; La ciudad del pecado (Miller y Rodríguez, 2005) y Batman inicia (2005), bajo las órdenes de Christopher Nolan. En tesitura distinta, encarnó a un profesor-escritor en el drama Mentor (Langlitz, 2006) y en la histórica Bride Flight (2008); se metió en la piel del pintor Pieter Bruegel en la película polaca Mlyn i krzyz (Majewski, 2011), sin estreno por acá hasta donde sé. Este año tuvo intensa actividad que incluyó su contribución en películas como El rito (Kovak, 2011) y Spoon (Copley y Hansen, 2011), entre otras.

Fue Van Helsing en Drácula 3D (2012) de Dario Argento y colaboró con The Letters (Riead, 2014), sobre la polémica Madre Teresa, además de actuar para varias series televisivas. Hacia el final de su carrera, intervino en 24 horas para sobrevivir (Smrz, 2017), protagonizada por Ethan Hawke; en Les frères Sisters (2018), filme dirigido por el francés Jacques Audiard con reparto multiestelar que incluyó a Joaquin Phoenix, Jake Gyllenhaal y John C. Reilly y en The Sonata (Desmond, 2018). Todavía lo veremos en algunas películas que se encuentran en fase de postproducción.

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