Es lo Cotidiano

SHAKESPIRIANAS XXVII

Tolstoi

José Luis justes Amador

Fotomontaje, Sebastián Gómez Hurtado
Shakespirianas, Fotomontaje, Sebastián Gómez Hurtado

128.

“Mi perplejidad aumentó por el hecho de que siempre he sentido profundamente las bellezas de la poesía en todas su formas; entonces, la obra de Shakespeare, reconocidas por el mundo entero como obras de genio artístico, ¿por qué no sólo no me agradaban sino que aun me parecían detestables?”

128.1.  A pesar de haberlo intentado en tres idiomas (ruso, inglés y alemán), Tolstoi parece no haber comprendido (o comprendido demasiado) (o mal comprendido) la obra shakespiriana.

128.2. El autor ruso explica perfectamente que no es consecuencia de un arrebato anti-shakespiriano, sino

128.3. “resultado de repetidos y fatigosos esfuerzos, que se han extendido por muchos años, por armonizar mis ideas con las opiniones acerca de Shakespeare aceptadas por todo el mundo cristiano de la cultura”.

128.4. Con la virulencia de otras críticas injustas (“Si las hienas escribieran escribirían como Eliot”, escribió Neruda) las obras de Shakespeare le parecen a Tolstoi “insignificantes y simplemente malas” y le producen “repulsión, cansancio y desconcierto”.

128.5. Porque están escritas por “un hombre sin sentido de la proporción y el gusto” o, como afirma páginas adelante, “un escritor insignificante, inartístico y no solamente amoral, sino abiertamente inmoral”, creador de obras que

128.6. “no tienen nada que ver con el arte y la poesía”, “obras que están por debajo de toda crítica, insignificantes, huecas e inmorales”.

128.7. Porque, dice Tolstoi, “en Shakespeare todo es exagerado: las acciones son exageradas y así son sus consecuencias, los parlamentos de los personajes son exagerados, y por ende a cada paso se arruina la posibilidad de la impresión artística”.

128.8. Y profundiza en el problema (que representa para él, aunque no necesariamente para otros lectores) cuando afirma que “un escritor como Shakespeare, que en su propia alma no se ha forjado convicciones religiosas correspondientes a su periodo, y que en rigor no tiene ningún tipo de convicciones, sino que apila en sus obras todos los sucesos, horrores, dislates, discusiones y efectos imaginables, evidentemente pudo ser aceptado como el más grande de los genios del teatro” (cursiva mía).

128.9. Y leyendo “Shakespeare y el teatro” (así se titula el ensayo de Tolstoi) uno no puede evitar convencerse de que el error no está en Shakespeare ni en Tolstoi, sino en la interpretación del ruso de varias de las virtudes shakespirianas, al convertirlas en (o leerlas como) defectos.

128.10. Como, por ejemplo, construir las obras con paralelismos para que la idea central quede aún más resaltada.

128.10.1. “El hecho de que la relación de Lear con sus hijas sea igual a la Gloucester con sus hijos nos hace sentir aún más poderosamente que ambas han sido arbitrariamente inventadas y no se derivan de los caracteres ni del curso natural de los acontecimientos”.

128.11. O la multiplicidad de significados, como cuando atribuye a Macbeth que

128.11.1. “hay muchos motivos pero todos son vagos; en la leyenda hay un solo motivo pero es sencillo y claro”.

128.12. O al confundir la indecisión hamletiana con falta de carácter.

128.12.1. “Pero como está establecido que Shakespeare, el genio, no pudo escribir nada malo, muchos hombres cultos dedican todo el poder de su intelecto a descubrir bellezas extraordinarias en lo que es un obvio y craso defecto –particularmente obvio en Hamlet-, a saber, que el personaje principal de la obra no tiene el menor carácter”.

128.13. Aunque, y quizá eso excuse a Tolstoi, lo suyo es una rebelión contra la aburridísima santificación y consecuente veneración exegética.

128.13.1. “Y habiendo decidido esto [la grandeza shakespiriana], los cultos críticos escriben volumen sobre volumen, hasta que las loas y explicaciones de la grandeza y la importancia de pintar el carácter de un hombre sin carácter llenan bibliotecas enteras”.

128.13.2. “Y en realidad, la afirmación de que las obras de Shakespeare son grandes obras de genio, que presentan el clímax de la perfección ética y estética, ha causado y sigue causando grandes daños a los hombres”.

128.14. Aunque, y aunque el maestro ruso lo enumera como un defecto, acierta de lleno cuando afirma que en Shakespeare “los personajes dicen lo que les viene a la cabeza como les viene a la cabeza”.

128.14.1. Como en la vida.

 



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