miércoles. 24.04.2024
El Tiempo
Es lo Cotidiano

SHAKESPIRIANAS [XXXVI]

If music be the food of love, play on [I]

José Luis Justes Amador

Plácido Domingo, Otelo, Met, 1994. Johan Elbers Collection, Getty Images
Plácido Domingo, Otelo, Met, 1994. Johan Elbers Collection, Getty Images
If music be the food of love, play on [I]

 

 

 

167.
Dice el duque Orsino en The Winter’s Tale.

167.1. "Si la música, como dicen, es alimento de amor, tocad, siempre, tocad hasta saciarme. Así el deseo languidecerá y acaso muera. ¡Oh, esa melodía... de nuevo... qué lenta se desvanece...! Oh, inundó mi oído cual viento dulcísimo que suspira sobre un lecho de violetas dándole un perfume para luego quitárselo. ¡No, no más! ¡Que está perdiendo su dulzura! Qué lozano, qué ágil eres, oh espíritu del amor, eres inmenso como el océano; así también tu avidez –no importa lo que engulla, ni su precio ni su valor- hace que todo quede disminuido, y degradado... ¡Y en un instante! Caprichosas son las formas del deseo, tanto, que se diría que nada existe tan fantástico."

167.2. Como propone una mediocre traducción.

 

168.
“Si se le preguntaba a cualquier persona de la época ‘¿Qué es la música?’, seguramente hubiera dado la respuesta que Lorenzo da a Jessica en la última escena de El Mercader de Venecia”.

168.1. Así comienza el tercer párrafo de uno de los ensayos de W. H. Auden en “El mundo de Shakespeare”.

168.2. El titulado, precisamente, “La música en Shakespeare”.

168.3. “JESSICA. I am never merry when I hear sweet music.

LORENZO. The reason is, your spirits are attentive:

For do but note a wild and wanton herd,

Or race of youthful and unhandled colts,

Fetching mad bounds, bellowing and neighing loud,

Which is the hot condition of their blood;

If they but hear perchance a trumpet sound,

Or any air of music touch their ears,

You shall perceive them make a mutual stand,

Their savage eyes turn'd to a modest gaze

By the sweet power of music: therefore the poet

Did feign that Orpheus drew trees, stones and floods;

Since nought so stockish, hard and full of rage,

But music for the time doth change his nature.

The man that hath no music in himself,

Nor is not moved with concord of sweet sounds,

Is fit for treasons, stratagems and spoils;

The motions of his spirit are dull as night

And his affections dark as Erebus:

Let no such man be trusted. Mark the music”.

168.4. O como propone la libre, y hermosa, traducción de Marcelino Menéndez y Pelayo.

168.5. “JÉSSICA. Nunca me alegran los sones de la música.

LORENZO. Es porque se conmueve tu alma. Mira en el campo una manada de alegres novillos ó de ardientes y cerriles potros: míralos correr, agitarse, mugir, relinchar. Pero en llegando á sus oídos son de clarín ó ecos de música, míralos inmóviles, mostrando dulzura en sus miradas, como rendidos y dominados por la armonía. Por eso dicen los poetas que el tracio Orfeo arrastraba en pos de sí árboles, ríos y fieras: porque nada hay tan duro, feroz y selvático que resista al poder de la música. El hombre que no siente ningún género de armonía, es capaz de todo engaño y alevosía, fraude y rapiña; los instintos de su alma son tan oscuros como la noche, tan lóbregos como el Tártaro. ¡Ay de quién se fie de él! Oye, Jéssica”.

 

169.
Hay más de doscientas óperas basadas más o menos libremente en Shakespeare.

169.1. No todas igual de buenas, pero por cinco o seis ya habría valido la pena el intento de adaptar al Bardo.

169.2. Un Re In Ascolto de Luciano Berio (1984), A Midsummer Night’s Dream de Benjamin Britten (1960), West Side Story de Leonard Bernstein (1957), Kiss Me Kate de Cole Porter (1953) o The Fairy Queen de Henry Purcell (1692).

169.3. Y, por supuesto, la trilogía de Giuseppe Verdi: Macbeth (1847), Otello (1887), Falstaff (1893).

169.4. Y el más que mediocre Hamlet de Ambroise Thomas compuesto en 1868.

 

170.
"Oh, there aint no love no, Montagues or Capulets, just banging tunes and DJ sets and dirty dance floors and dreams of naughtiness."

170.1. Dicen los Arctic Monkeys en “I Bet You Look Good on the Dance Floor”.

 

[Ir a la portada de Tachas 330]