viernes. 19.04.2024
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SHAKESPIRIANAS XLV

Bacon, Marlowe, De Vere, William Stanley y otros

José Luis Justes Amador
Edward de Vere [Shakespirianas]
Edward de Vere
Bacon, Marlowe, De Vere, William Stanley y otros

 

 

240.
En uno de los breves ensayos que conforman “Como acabar de una vez por todas con la cultura”, del ahora repudiado Woody Allen, un personaje va leyendo un libro (o tal vez un artículo en una revista) en el avión.
240.1. El título es “Shakespeare, ¿fue realmente cuatro mujeres?”
240.2. La ironía es obvia, pero no está de más explicarla.
240.2.1. Si Shakespeare escribió sus obras, cualquiera puede haberlo hecho.
(240.2.1.1. Que no es sino una reinterpretación laica y literaria del “Si Dios no existe, todo está permitido”).


241.
Y, como casi todo en esta vida, la duda de si Shakespeare fue Shakespeare, comenzó con una ironía mal entendida.
241.1.  La biografía de Jesucristo de David Strauss puso en duda a mediados del siglo XIX la existencia histórica del fundador del cristianismo.
240.2. Las respuestas, que iban de lo sesudo y aburrido a lo irónico, no se hicieron esperar.
240.3. Y fue, precisamente, una de esas ironías la que desató todo el problema de la autoría shakespiriana.
240.4. En 1848 Samuel Moshein Schmucker (que aunque suena a seudónimo divertido no lo es) publicó Historic Doubts Respecting Shakespeare.
240.5. Que en realidad era un ataque a la obra de Strauss, porque el titulo continúa “Illustrating Infidel Objections Against the Bible”.
240.6. Si Jesucristo no existió, es el argumento de fondo, entonces Shakespeare tampoco.
240.6.1. Y eso era imposible.
240.7. Pero el mal ya estaba hecho.


241.
Y ya en el mismo 1948, Joseph C. Hart
(241.1. al que la historia hubiera olvidado, de no ser por su influencia en Melville con la primera novela sobre balleneros en Nanucket, y ser el primero en proponer seriamente la teoría de la no autoría de Shakespeare)
241.2. en su libro de viaje y meditaciones “The romance of Yatching”.


242.
Pero el gran mérito antishakespiriano lo merece, sin lugar a ninguna duda, Delia Bacon, quien desató todo en 1856
242.1. con un ensayo publicado anónimamente en la Putman’s Magazine.
242.2. titulado “William Shakspeare and His Plays; An Enquiry Concerning Them”.


243.
Las dudas de la Bacon encontraron un eco inusitado.
243.1. Y en 1856 William Henry Smith publicó “Was Lord Bacon the Author of Shakspeare's Plays? A Letter to Lord Ellesmere”.
(243.1.1. Adviértase la coincidencia de apellido entre la “culpable” y el primer atribuido).


244.
1857: Delia Bacon publica “The Philosophy of the Plays of Shakspere Unfolded.
244.1. 1867: Nathaniel Holmes publicó un tocho de seiscientas páginas, “The Authorship of Shakespeare”, que proponía que no era el autor.
244.2. 1884: ya van más de doscientos libros publicados proponiendo que Shakespeare no había escrito sus obras.


245.
Hay cuatro candidatos que siempre aparecen una vez y otra.
245.1. Primero la del grupo que usaría al William Shakespeare como portavoz (o portaimagen).
245.1.1. Aunque no fue el primero, la teoría encontró forma en “Los siete Shakespeares” de Gilbert Slater, quien propuso a Francis Bacon, Edward de Vere, Sir Walter Raleigh, William Stanley, Christopher Marlowe, Mary Sidney, y Roger Manners.
245.1.2. Con los sospechosos comunes (y una mujer).


246.
Es decir, Bacon (con los convencidísimos baconianos apoyando la teoría), Marlowe (que habría tenido que desaparecer del mapa por problemas políticos), Edward de Vere (más cultivado que el “inculto” William Shakespeare persona) y William Stanley (cuyas inciales son W. S. y que firmaba “Will”).

247.
Y, aunque los más citados son siempre los cuatro, ha habido en total 87 atribuciones de autoría diferentes.
247.1. De las cuales hay varias que vale la pena citar.
247.1.1. John Barnard, el esposo de la nieta de Shakespeare.
247.1.1.1. Atribución que sería maravillosa, salvo por el detalle de que nació justo un año antes de que apareciera la primera recopilación de las obras de teatro.
247.1.2. Michelangelo Crollalanza, un siciliano cuyo apellido traducido al inglés resulta ser “shake-speare”, quien al emigrar habría anglizado su apellido y adoptado el nombre de William.
247.1.3. La reina Isabel I no podía faltar en la lista, porque le han sido atribuidas las obras tres veces: la primera anónimamente, la segunda en burla y la tercera seriamente.
247.1.4. Anne Hathaway, la esposa de Shakespeare.
247.1.4.1. (Mucho antes de cualquier reivindicación feminista de la historia) por J. P. de Fonseka en 1938.
247.1.5. Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra, fue propuesto como autor de las obras de Shakespeare en 1965, por ¡el gran experto shakespiriano! Malcom X.
247.1.6. Los Jesuitas, que no podían dejar de aparecer en una teoría conspiratoria como ésta, fueron propuestos en 1916 por Harold Johnson.
247.1.7. Y, last but not least, Zubayr bin William, Shaykh ("Sheik Zubayr"), un estudioso árabe que fue propuesto primero en broma, después seriamente, y que Gaddafi propuso en 1989 en un discurso como autor real de las obras de Shakespeare.


248.
Y ninguna de esas ochenta y siete atribuciones ha encontrado eco
248.1. porque como dice uno de los antishakespirianos: “Los académicos profesionales de Shakespeare le prestan poca atención [a las teorías de autoría alterna], tan poca como los biólogos evolucionistas a los creacionistas o los astrónomos a los avistamientos de ovnis”.


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