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ARTÍCULO

¡A gozar, a gozar! Grandes fiestas en León de los Aldama

Luis Eduardo Delgado Aguiñaga

Lalo D. Aginaga
¡A gozar, a gozar! Grandes fiestas en León de los Aldama

 

 

En sus marcas…

El 20 de enero, día en que se funda la villa de León (1576), es considerado por el calendario religioso como el día de San Sebastián. Navarro Valtierra (2010, pp. 131-133) rastrea los orígenes de la Feria de León en celebraciones a tal “Santo Patrono”. Se trataba de “funciones de iglesia” que datan de 1753 y 1754, casi dos siglos después de la fundación. En el año de 1825 fue autorizada la celebración a través de una feria anual decembrina, inicialmente a finales del mes; a partir de 1857 fue pasada a principios del mes. El antecedente formal de la actual feria, no obstante, surge hasta 1876 con la “Primera Exposición Artesanal”, en enero ya, misma que incluía juegos —exceptuando los de azar, que la ley prohibía— y desfiles de carros alegóricos. Resalta la ausencia zapatera en esa primera muestra. Un afiche del evento del 20 de enero de 1878 invitaba a las fiestas: “para que se sirvan concurrir á disfrutar de ellas en los referidos días”, misma lógica continuó hasta 1880 cuando fue suspendida por cuatro años. En 1885 se retomó, el afiche ahora incorporaba a las “Grandes fiestas en la ciudad de León”, además de la exposición, iluminaciones (fuegos artificiales), carreras de caballos y corridas de toros; su objeto —indicaba— era: “para que nuestros honrados artesanos puedan manifestar… los mil productos de sus manufacturas” e incitaba a demostrar cultura y civilización y figurar como ciudadanos industriales y laboriosos. La inundación de 1888 provocó una nueva suspensión, ahora por seis años.

La festividad fue retomada en 1894, según Navarro Valtierra (2010, p. 133). Relucía el recién inaugurado pavimento de la plaza principal, adornada suntuosamente al igual que el mercado Hidalgo y las calles Real de Guanajuato y de Pachecos —actuales Madero y 5 de Mayo—; también se efectuó una kermés en la casa municipal. Para los próximos dos años el programa incluía: corridas de toros, tapadas (peleas) de gallos, juegos permitidos por la ley, carros alegóricos, opereta, fuegos artificiales, carreras en bicicleta y de caballos. La de 1896 es descrita así: “La Calzada lució todos los días llena de paseantes, además de numerosos y elegantes carruajes que iban y venían por la calle Real de Guanajuato. Los tranvías no paraban de llevar pasajeros de la Plaza a la Calzada y viceversa” (p. 134). En 1897 el paseo de carros alegóricos partió de la plaza principal para llegar a la calle Real de Guanajuato, estuvo encabezado por la Policía Montada y por una banda de música; le seguían carros que representaban a diversas artes y uno último que simbolizaba el progreso de México. Para los aficionados al juego, la máxima atracción era la Plaza de gallos. Las élites aportaban dinero, Labarthe (2003, p. 148) emplea el caso de Luis Long —un relojero inglés responsable de obras tanto arquitectónicas como urbanísticas en León— quien también apoyaba en los preparativos con el diseño y montaje de los carros alegóricos del desfile de 1894 o con el adorno e iluminación de la calle de Progreso —hoy Pedro Moreno—, donde tenía su casa, en 1895. La misma autora reproduce algunos renglones de una carta de Long, quien describe sin tapujos las actividades generadas en el aniversario de 1901 (pp. 148-149):

Aquí estamos en fiestas como todos los años en enero: toros, gallos, juegos permitidos por la ley y otros, rateros, ratas y ratoncillos, carros, carretas, borracheras y riñas, desorden y concurrencia, en fin todos los adelantos del progreso y la civilización. […] muy concurrida, ha venido mucha gente de afuera, mucho juego, mucho vicio y mucha prostitución. Anoche estuve en la Plaza para ver la iluminación, y a la verdad fue primorosa, creo poder decir sin exageración que había más de diez mil faroles en la plaza, […] las luces eléctricas, los fuegos de Bengala, y otros hacían un conjunto maravilloso. El gentío también era grande, unas 12 a 15000 personas calculo en la Plaza, sin contar con las que había en el Mercado y en la Soledad que fue mucha. Ha habido tres paseos de carros, una vez delante de mi casa; no eran feos, pero nada muy notable.

Las festividades de la primera década del siglo XX sumaron (pp. 135-136): exposición de pintura (1900), exhibición de película en la plaza principal (1906), entrada de carros alegóricos —de nueva cuenta— por la calle Real de Guanajuato y carreras de caballos en el Paseo de la Calzada (González Leal, 1971, pp. 58-59), elección de “las reinas” (1907), serenatas, elevación de globos aerostáticos, la apertura de una Feria Industrial en el Parque Manuel González —hoy Hidalgo— y competencias de obstáculos y resistencia (1909), finalmente, en 1910: una magnífica exposición ganadera en el mismo parque (González Leal, 1971, p. 59).

 

¿Listos?

En los años subsecuentes las actividades se fueron diversificando (Navarro Valtierra, 2010, pp. 137-143; González Leal, 1971, pp. 59-60), el programa se veía ampliado al paso de cada festejo de enero[1]: desfile de empleados públicos y escolares (1916), exposición fotográfica (1923), exposiciones ganaderas en el Cuartel de los Ángeles (1926), juegos mecánicos (1929), exposición de arte antiguo y moderno (1933), verbenas populares y juegos de béisbol y básquetbol (1941). En 1959 hubo un desfile de damas durante el combate de flores en las calles Madero y 5 de Febrero, partidos de fútbol en el estadio La Martinica, coleaderos de reses en el Lienzo Charro, exhibiciones gratuitas de películas, “palo encebado”, presentación de la Banda Municipal, juegos florales y una obra de teatro. En la década de los sesenta, cuando recibía el título de Feria Estatal (1962) y se recuperaban los terrenos de lo que fueron las instalaciones del Centro de Fomento Ganadero para convertirse en patrimonio de la Feria de León: festivales musicales, tómbolas, eventos hípicos, voladores de Papantla, jaripeos en el Lienzo Charro, carreras de autos y motocicletas. Ballet folclórico, feria del libro, en 1973; dos años más tarde se grabaron en el arco de la Calzada la frase “León 400” y las fechas 1575-1975 —aun cuando León se funda como acto en 1576. Al año siguiente se inauguraron los festejos de “León 400” en las instalaciones de la Feria Estatal, en tanto se ponían en marcha nuevos trabajos de remodelación en la Calzada.

Desde finales de los años setenta la oferta ya incluía espectáculos extranjeros que se entrelazaban con aquellos tradicionales (Navarro Valtierra, 2010, pp. 144-151): rodeo con jinetes de Estados Unidos (1977); en 1978, funciones de lucha libre y box, música —Orquesta Típica de la ciudad, Cuarteto Mexicano de Jazz y concierto de música clásica— (1978); los Pilotos Infernales de Francia, torneos de frontenis y boliche, exhibición de paracaidismo (1981); el tradicional desfile conmemorativo de carros alegóricos —iniciado en la Calzada, continuaba por la calle Madero hasta llegar a la plaza principal y hasta la Avenida Miguel Alemán, el retorno se daba por el bulevar López Mateos hasta finalizar en las instalaciones de la Feria—, la “zapatería más grande del mundo” en el Centro de Exposiciones y Convenciones[2] y el circo (1989); en 1990, en el salón Renovación, se presentó KITT —El auto increíble—, también hubo un museo de cera. Para 1995, el desfile de carros alegóricos ya partía de la avenida Juárez pero seguía como elemental la calle Madero en la ruta para arribar a las instalaciones de la feria; en el Parque Explora se presentaron conciertos y en el Teatro Doblado una feria de arte. En 1999 se incorporaron espectáculos de delfines y de osos amaestrados. El nuevo siglo trajo consigo modificaciones dirigidas a conformar un complejo ferial, como con la ampliación al Poliforum o la adecuación de diferentes espacios para ser versátiles y fungir como, por ejemplo, un centro recreativo y didáctico dedicado a los niños (2002), zona de juegos inflables (2003) o patinaje sobre hielo (2010). Desde el 2009 el transporte público también ha visto manipuladas sus rutas convencionales durante los días de feria para facilitar los medios de arribo.

 

¡Fuera!

Aunque la feria de León representa la conmemoración de mayor arraigo, para Elías Orozco & González del Castillo (2006, p. 96 y 98) existen otras tradiciones y eventos que se suman: la Romería de la raza, los desfiles, las peleas de gallos, fiestas religiosas —como el día de muertos, día de la Virgen de la Luz, el Rosario viviente y la tradición de los inditos—, el festival del globo y las ferias ANPIC y SAPICA. Estos autores llegan a dos conclusiones; primera, que el acento religioso es puesto sobre todo por los adultos mayores y, segunda, confieren a la mayoría leonesa una vocación callejera, a pesar de la proliferación de fraccionamientos privados y centros comerciales, pues “en la calle encuentra el sitio ideal para la procesión religiosa, para comer, para jugar, para celebrar la fiesta popular, para hacer negocios o para ‘echar reja’”: es el sitio de vivencias y convivencias, con alto valor afectivo y como depositario de identidad. La mayoría de las fiestas populares tienen como escenario al espacio público, tales como las de santos venerados en diferentes templos y colonias. Algunas celebraciones inician por la madrugada con cohetería y música de viento, culminan hasta altas horas de la noche siguiente: se cierran calles, se puede apreciar al torito, la tamalera, las mojigangas y juegos mecánicos, así como degustar antojitos (Navarro Valtierra, 2010, p. 153).

Servirse de nueva cuenta, para concluir, de otro fragmento de carta de Long para hacer notar el contraste con las fiestas religiosas. En 1902, luego de la remodelación de la catedral, se coronó a la virgen de la Luz, considerada patrona del entonces obispado:

…se acabó la fiesta y se coronó. […] La fiesta en Catedral pasó sin novedad y con mucho orden, […] hubo presentación, coronación, firmada de acta y misa pontifical, etc. Después hubo comilón en [el] Seminario […] La ciudad de León ha estado de gala estos días, como nunca la había visto antes, las casas se decoraron hasta en las calles más retiradas del barrio del Coecillo, hubo mucha iluminación y muchísima animación en las calles. […] La parroquia se iluminó por primera vez con luz eléctrica. […] noté mucha policía con sables en las puertas y dos compañías de soldados federales de caballería apostados en las calles adyacentes para <<en caso>> —en Labarthe (2003, p. 149).

 

Bibliografía consultada

Elías Orozco, M. & González del Castillo, E., 2006. León: Una mirada al espejo. México: Universidad Iberoamericana León.

González Leal, M., 1971. Crónicas de León. Relaciones, datos y documentos para la historia de la perla del bajío. México: Lito-Offset Lumen.

Labarthe Ríos, M. d. l. C., 2003. Luis Long. México: Ediciones La Rana.

Navarro Valtierra, C. A., 2010. Llegar a ser. Monografía del Municipio de León. México: Archivo Histórico Municipal de León.

 


[1] En el apartado de esta década, Navarro Valtierra (2010, pp. 141-142) se vale de un fragmento del texto Acuarelas toreras leonesas de Rodolfo González Hurtado para enlistar las eventualidades: ¡Veinte de Enero!, tu fiesta./Alegría que se engalana/con retoños de esperanza./Repiques desde la Aurora./Carreras en la Calzada./Toros y sangre en el coso./Peleas de gallos. Baraja./En la alegre serenata/paseo de mozas y mozos,/viejos valses en el kiosco/e idilios bajo la luna/cascabelera de plata./Ya se encienden los globos/del alumbrado,/y en torno a la parroquia/se hace el mercado de rebozos,/espuelas y buen calzado./Humean los mecheros/de vendedores/de nieve, cacahuetes/y de alfajores;/y hacen agua la boca/con sus olores/las ricas enchiladas/que no hay mejores…

[2] Hoy bajo el nombre de Poliforum León, construido en 1979, se concebía como columna del recinto ferial leonés, con eventos como la exposiciones ANPIC (Asociación Nacional de Proveedores de la Industria del Calzado) o la feria SAPICA (Salón de la Piel y del Calzado) [en http://www.poliforumleon.com.mx/historia].

 

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