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Ellis Marsalis: un didáctico patriarca

Fernando Cuevas de la Garza
Ellis-Marsalis
Ellis Marsalis
Ellis Marsalis: un didáctico patriarca


Tener talento o conocer muy bien un tema no significa necesariamente que se sepa enseñarlo, si acaso demostrarlo. Son dos habilidades distintas; incluso hay quien gracias a su capacidad didáctica, consigue que los discípulos o aprendices alcancen un mayor nivel que el propio mentor: docentes que consiguen plantear los escenarios para que los alumnos desplieguen sus potencialidades. Claro que hay que saber del asunto en cuestión y contar con experiencia: por ejemplo, si se va a enseñar jazz en términos de interpretación y composición, se deben tener habilidades para ambas y además un amplio conocimiento acerca del género y, por supuesto, cultura general para servir de puente con el mundo y ayudar a que quien aprende abra sus panoramas y logre visualizar contextos más amplios; en este caso, cuestiones sociales, históricas e incluso políticas que envuelven el desarrollo del jazz.

Originario de Nueva Orleans, Ellis Marsalis Jr. (1934-2020) empezó tocando el sax para terminar en las teclas del piano. Amplió su espectro musical de sus contornos al participar con Ed Blackwell hacia finales de los cincuenta, así como con los hermanos Adderley y Al Hirt en los sesenta, entre otras contribuciones. Quizá heredando la perspectiva social de su padre, se enfocó desde el ángulo de la docencia a compartir sus saberes y a diseminar la cultura del jazz a través de diversas estrategias complementarias a su trabajo en el aula. En efecto, su labor como educador desarrollada en diversas instituciones resultó esencial para el fortalecimiento de este absorbente género musical, justo porque consideraba importante ampliar el mundo de sus estudiantes.

Patriarca por dos razones. La primera es por su desempeño como líder paternal del clan que lleva su apellido, integrado por seis hijos entre los cuales Wynton y Branford cuentan con enorme reconocimiento e incluso son más afamados que su padre y mentor; además Delfeayo y Jason han sido parte de importantes grabaciones, incluyendo algunas como solistas. La segunda razón tiene que ver con su labor como tutor y pilar de la cultura jazzística a lo largo de cerca de setenta años: entre sus alumnos aventajados se encuentran Terence Blanchard, Donald Harrison, Harry Connick, Jr., Nicholas Payton y los hermanos Jordan, artistas con gran presencia en el panorama actual del jazz.

Participó en el álbum Wynton (1981) de su primogénito y volvió con él en J Mood (1986) y grabó Father and Sons (1982) junto con sus dos vástagos estelares; se animó a debutar como solista con Syndrome (1985) y le entró con brillantez al dueto en Homecoming (Spindletop) (1985) al lado de Eddie Harris; musicalizó King Midas & The Golden Touch (1987), historia narrada por el gran Michael Caine y con la participación del muy conocido chelista Yo-Yo Ma. La década ochentera la cerró con el más cerebral Piano In E (1986) y con A Night at Snug Harbor, New Orleans (1989), volviendo al terruño y presentando buena cuota de invitados. Sus grabaciones estaban enclavadas en el Bop y sus derivaciones, sin dejar del todo sus orígenes geográficos.

Del aula al estudio de grabación

Durante los años noventa siguió sus labores múltiples, trabajando al lado de sus cachorros y con otros colegas como Irvin Mayfield, Kermit Ruffins, Dave Young y El American Jazz Quintet. Probó con otro formato en Ellis Marsalis Trio (1990), alcanzando resultados notables: del aula al estudio de grabación parecía haber solo un paso. Presentó Jazzy Wonderland (1991), mostrando las grandes bondades de este país sonoro; Heart of Gold (1991), integrado por composiciones ajenas hechas suyas y en donde aparece por primera vez Jason en la batería, con apenas 14 años; Whistle Stop (1993), en el que interpretó con soltura piezas de jazzistas conocidos oriundos de Nueva Orleans; Joe Cool’s Blues (1994), firmado por Wynton, ya en plena madurez; el estupendo Loved Ones (1994) en compañía de Branford, y Mushashi (1997), apoyando a Delfeayo, el hijo trombonista.

En el tránsito del milenio, grabó Twelve's It on the latter (1998), seguido de Duke in Blue (1999) y de Afternoon Session (2000), proyecto largamente anhelado. Después de ser invitado a Romare Bearden Revealed (2003) del cuarteto de Branford, volvió al estudio para producir Ruminations in New York (2005), luminosa obra pianística dedicada a la gran ciudad; continuó con el homenaje al gran Monk en An Open Letter to Thelonious (2008) y se puso navideño en New Orleans Christmas Carol (2011). En formato de trío, entregó Pure Pleasure for the Piano (2012) con Branford y el pianista Makoto Ozone y produjo el doblete On the First Occasion (2013) y On the Second Occasion (2014), díptico ya en pleno estado de gracia; contribuyó con su hijo Delfeayo en The Last Southern Gentlemen (2014) y se sumó a la Count Basie Orchestra y al trompetista Scotty Barnhart para participar en A Very Swingin' Basie Christmas (2015).

Durante sus últimos años continuó generando discos, particularmente en vivo, donde transmitía su talento y generosidad, tanto con el público como con los músico acompañantes, en esos diálogos constantes que implica el jazz y su fértil campo para la improvisación; todavía alcanzó a presentar The Ellis Marsalis Quintet Plays the Music of Ellis Marsalis (2018) con una más que cumplidora alineación. Falleció el 1 de abril a los 85 años y su inspirador recuerdo queda en una institución que lleva su nombre, los homenajes a los que fue sujeto y, sobre todo, en el reconocimiento de sus alumnos y aficionados por su enorme labor para difundir la pasión por la síncopa.

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