miércoles. 24.04.2024
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Despatches from elsewhere, Devs, Tales from the Loop: La otra ciencia (ficción)

Oscar Luviano
DEVS -- Pictured: Nick Offerman as Forest. CR: Miya Mizuno/FX
Foto: Nick Offerman as Forest. CR: Miya Mizuno/FX
Despatches from elsewhere, Devs, Tales from the Loop: La otra ciencia (ficción)

El día pasado 18 de abril, el titular del principal noticiero de Tv Azteca, Javier Alatorre, lanzó un llamado a no atender las recomendaciones de Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud y responsable en todos los sentidos de las políticas contra la pandemia del SARS-Cov-2. El locutor tiene como mayor mérito en su carrera la cobertura de las apariciones del Chupacabras hace casi 25 años.

La nota (cuyo argumento era una supuesta incongruencia en el conteo de las víctimas en Baja California Sur) fue la cereza en el pastel de un largo cuestionamiento a cargo del grupo mediático del empresario Ricardo Salinas Pliego a las medidas de aislamiento social. El dueño de Elektra sostiene la tesis de que no nos matará el virus, pero sí la crisis económica que se profundiza con el parón económico obligado por la cuarentena.

A pesar de esta preocupación, su Banco Azteca no ofreció condonación o aplazo alguno en el pago de sus productos financieros a los nuevos desempleados que deberán mantener al día sus abonos chiquitos.

Menciono esto porque la pandemia del coronavirus parecía el mejor terreno para un acercamiento a un pensamiento científico (al final de cuentas, la única herramienta efectiva contra un virus de alto poder de contagio). Lejos de ello, el Conacyt ha guardado silencio ante una nueva andanada de recortes, mientras los titulares se los han llevado las teorías conspirativas (Julio Astillero y John Ackerman sostuvieron que el virus fue creado en un laboratorio chino), la superchería (Lucia Méndez y el Padre Solalinde difundieron recetas de tecitos con los que se cura “el covit”) y un discurso oficialista que moldea la ciencia al gusto del poder político (el subsecretario Hugo López-Gatell ponderó la “fuerza moral” del presidente contra el contagio).

De manera que aquellos de ustedes que se creen en una novela de ciencia ficción (como ya es un lugar común decir acerca de estos días) se equivocan: éste sigue siendo el mundo en donde el intercambio de información se dicta por Estados sometidos a un poder económico cada vez más precario. La epidemia ha venido a hacer aún más evidente esta sumisión, pero no como un agente fantástico, sino como un desastre anunciado: no ha pasado ni una década de la pandemia de Influenza H1N1, cuyos orígenes eran los mismos de este virus: la precariedad laboral, la explotación animal y la discrecionalidad de los servicios de salud.

La complicada relación de la ciencia con la realidad (y a la necesidad que tenemos de ella como una herramienta para poner freno a los poderes económicos) hace necesario que el pensamiento científico y sus relatos tengan una mayor cabida en los medios industriales.

Dejo para otro momento la situación del reflejo, comunicación y difusión de la ciencia en nuestros medios privados o públicos, y voy a mencionar tres series producidas antes de la pandemia que han demostrado ser ideales para este nuevo oscurantismo.


1

Devs es una producción de Hulu, escrita y dirigida por Alex Garland, un nombre que ya es referente de cierta ciencia ficción, que explora las relaciones entre la inteligencia artificial y los organismos. O algo que podríamos llamar las máquinas vivientes; ejemplo de ello es su adaptación para Neflix de Annihilation (2018), la novela de Jeff VanderMeeer sobre una plaga espacial que imita la vida que infecta, sin herramientas para comprenderla.

En Devs, Lily Chan (Sonoya Mizuno), una ingeniera computacional investiga la desaparición de su pareja en una empresa (la Devs del título) que ha desarrollado una computadora cuántica (el siguiente nivel en la evolución informática. Su creador, Forest (Nick Offerman con mal pelo), afectado por la reciente muerte de su hija (cuya estatua gigante vigila la instalación) concede a la maquina una voluntad propia y divina, que parece ser cierta.

2
Tales from the Loop, producida por Amazon Prime, tiene todas las cartas para tomar el lugar de la maltrecha Black Mirror (Netflix, 2019). Se trata de una serie novedosa en la medida que se basa en unas ilustraciones, recopiladas en un libro del mismo título, realizadas por el dibujante sueco Simon Stålenhag, que con gran preciosismo presentan un universo en el que robots y máquinas retrofuturistas y herrumbrosas conviven con los ambientes bucólicos de los suburbios suecos. La serie traslada estas ilustraciones a un pueblo imaginario de los Estados Unidos (el Loop del título), con relatos autoconclusivos e interconectados, sobre una familia que se enfrenta a los viajes en el tiempo, máquinas con sentimientos y algo que podría ser un hoyo negro en el sótano del abuelo.

La serie se aleja del tremendismo tecnológico al que se condenó en sus últimas temporadas Black Mirror, y se centra en la irrupción de la tecnología como un catalizador de autoconocimiento.

3
Disparches from Elserwhere es la más notable de estas series. Producida por AMC, con un aire retro y barroco que recuerda al mejor Terry Gilliam, narra la extraña convocatoria que reúne a un grupo de personas (un analista de datos, una mujer transgénero, un conspiranoico y un ama de casa) que deben combatir al Instituto Jejune, una organización que salta de universo paralelo en universo paralelo, destruyéndolos con enrevesados complots en formas de juegos de mesa. Y que ahora ha puesto sus ojos en el nuestro planeta…

Estas tres series tienen temática en común (el poder en la forma de tecnologías de punta, el aislamiento social, una ciencia que expande sus dominios sobre el azar y lo improbable), pero sobre todo, son tres apuestas que conciben al conocimiento como una forma de oponerse a un orden de las cosas en donde la autoayuda y la meritocracia parecen permearlo todo.





***
Óscar Luviano (Ciudad de México, 1968). Narrador y poeta. Cuentos suyos se incluyen en Nuevas voces de la narrativa mexicana (Planeta, 2003) y en Así se acaba el mundo (SM, 2012). Colabora en diversos medios y publicaciones.

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