viernes. 19.04.2024
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LA ESTUPIDEZ HUMANA PRESENTA… [IX]

Si no es ciencia, es pseudociencia • José Luis Justes Amador

La estupidez humana presenta, IX
La estupidez humana presenta, IX
Si no es ciencia, es pseudociencia • José Luis Justes Amador

127. La estupidez normalmente es univoca, de una sola dirección. Funciona como una flecha que no tiene contestación.

128. Cuando se escribe o dice una estupidez, si hay suerte, hay un incómodo silencio. O, sobre todo en ámbitos sociales y temas de discusión, un silencio que, al final, puede resultar culpable.

129. Y también es unívoca la estupidez cuando alguien conscientemente miente y el otro (el estúpido, en este caso) se lo cree.

130. Sin embargo, en las pseudociencias esa flecha, esa conversación, suele ser de doble dirección. Alguien convencido de una estupidez convoca a otros estúpidos que le creen, retroalimentándose en la conversación.

131. Y también se suele dar una coincidencia entre la pseudociencias y las conspiraciones. Ya que si las pseudociencias no triunfan, y no son aceptadas en la comunidad científica, es porque algún oscuro poder lo impide.

132. No los razonamientos, ni los argumentos, ni los experimentos, sino una oscura corporación o grupúsculo secreto.

133. Lo que más me entristece de las pseudociencias, además de su falsedad, es que algunas tienen un nombre tan hermoso que necesitarían ser ciertas para existir y que pudiera pronunciarlas sin miedo.

134. La criptozoología (con esos animales que ojala existieran), Sirius-B (ese planeta que parece que sólo estaba preocupado por compartir sus avanzadísismos conocimientos tecnológicos con los pueblos africanos), Vaimānika Shāstra (el texto indio que algunos estudiosos proponen que inventaron la aviación anti newtoniana hace siglos), la geometría megalítica (y su maravillosa propuesta de que el círculo se divida en 366 grados), la Welteislehre (que propone que el principio fundamental y último de toda la materia es el hielo), los coches propulsados por agua (ésta merecería existir por barata) o, por terminar, el Orgeno (un fuerza vital universal que podría convertirse en cualquier cosa que queramos y que, aunque nadie ha demostrado en laboratorio nunca, tiene un nombre bonito) son algunas de las que, por estética o por sentido práctico, no nos vendría mal que existieran.

135. Uno de los grandes problemas con las pseudociencias es que ninguno de los involucrados externos, es decir aquellos que no creemos en ellas, las tomamos demasiado en serio a la hora de desmontarlas.

136. Los científicos, porque tienen experimentos reales más interesantes en los que concentrar sus laboratorios y sus mentes. Los demás, porque es más divertido reírte de ellas que pararte a pensar en la razón por la que son falsas.

137. Hace poco realicé en uno de mis grupos (¡universitario!) un experimento. Entré a clase, coloqué la silla en el centro del salón donde todos pudieran verme y yo pudiera ver a todos antes de proceder a sentarme y pronunciar la siguiente afirmación: “Estoy firmemente convencido de que la tierra es plana”. Al escéptico silencio de los alumnos que no podían creer que tenían un maestro tan estúpido le siguieron unas cuantas risas que poco a poco, y contagiosas como eran, llenaron la clase. Deje que se calmaran y continué: “tienen cincuenta minutos para convencerme ya que todos ustedes están tan convencidos de que es redonda”.

138. Lo que siguió fue uno de los momentos más divertidos que me ha dado mi carrera docente. Los argumentos y contraargumentos iban y venían de un lado a otro de la clase. En su honor hay que decir que los chicos y las chicas lo intentaron con argumentos inteligentes, pero insostenibles (no de por sí, claro, sino por su falta de habilidad), mientras yo (sin creer, por supuesto, lo que decía) iba destrozándolos uno tras otro.

139. El final fue epifánico. Tenía algunos alumnos convertidos al terraplanismo (pocos, pero ya ganados para la causa), alumnos que dudaban de la posibilidad de que la teoría de la tierra plana fuera real (y que me prometían que verían más videos en Youtube sobre el tema) y otros, pocos, que dudaban de la conveniencia para ellos (y sus calificaciones), con caras de estar a punto de decirle a su maestro que era estúpido.

140. Ante semejante desastre involuntario no me quedó más remedio que explicarle a la clase, a la que casi no lograba calmar, que todo había sido simplemente un experimento, que su maestro estaba convencido de (y podía demostrar) que la tierra era redonda, y que la idea de la sesión era demostrar lo fácilmente engañables que somos.

141. ¿Hay algo más estúpido que la pseudociencia?

142. Sí, un famoso / actor / celebrity / youtuber / (añádase lo que quiera) pseudocientífico.



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