miércoles. 17.04.2024
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Gary Peacock: contrabajo cosmopolita • Fernando Cuevas de la Garza

Fernando Cuevas de la Garza

Gary Peacock
Gary Peacock
Gary Peacock: contrabajo cosmopolita • Fernando Cuevas de la Garza


Con su ecléctico y virtuoso contrabajo atravesó seis décadas de jazz a partir de distintos enfoques y orientaciones, formando parte de notables alineaciones y liderando asociaciones que iban de la tradición jazzera, con sus amplias vertientes, hasta la vanguardia que se encontraba con tendencias musicales cercanas a la música clásica contemporánea: tanto en la ejecución técnica como en la improvisación, su presencia se sentía no sólo en el acompañamiento rítmico, sino en la construcción de estructuras sonoras de amplia complejidad. Inició su trayectoria en los años cincuenta junto con los saxofones de Bud Shank y Art Pepper y las guitarras de Barney Kessel y Laurindo Almeida.

De vocación docente y también interesado en la biología, el misticismo oriental y la filosofía, Gary Peacock (Idaho, 1935- NY, 2020) inició con el piano, siguió con la batería y abrazó en definitiva el bajo: formó pareja creativa con la brillante y arriesgada compositora Annette Peacock, sobre todo mientras estuvieron casados, y apareció con grandes nombres durante la década de los sesenta e inicios de los setenta, fortaleciendo su aprendizaje, como Miles Davis, Bill y Gil Evans, Jimmy Giuffre, Jimmy Woods, Clare Fischer, Roland Kirk, George Russell, Tony Williams, Ravi Shankar, Don Ellis, Prince Lasha, Sonny Simmons, Sadao Watanabe, Mal Waldron y, profusamente, con el renovador Albert Ayler, participando en discos esenciales como Ghosts (1964), Prophecy (1964), Spiritual Unity (1965) y Spirits Rejoice (1965).

Empezó su productiva asociación con la disquera EMC a través de Paul Bley with Gary Peacock (1970), cimentando una larga relación con el pianista (Partners, 1989; Mindset, 1997; Not Two, Not One, 1998), y a los que se les sumó el permanente socio Paul Motian; tras tocar con varios jazzistas de todas partes cual viajero frecuente, entregó Eastward (1970), producción de aliento nipón acompañada por el pianista Masabumi Kikuchi y el baterista Hiroshi Murakami, quienes le hicieron efusiva segunda en Voices (1971); formó un trío con Jack DeJohnette y Keith Jarrett, comenzando un largo viaje con estos dos maestros, para grabar el progresista Tales of Another (1977), seguido de December Poems (1979), más tendiente a la soledad para tensar la cuerda con sutil frialdad, y de Shift in the Wind (1980), construido a partir de ventiladas atmósferas, contando con la compañía de Art Lande y Eliot Zigmund.

En los 80’s siguió alternando planes como líder y seguidor, colaborando con Michel Petrucciani, Don Pullen, Toninho Horta y John Surman, entre otros; selló Voice from the Past: Paradigm (1982) con Stanko, DeJohnette y Garbarek, quien junto con Mikelborg y Erskine, le entró al contemplativo Guamba (1987), en el que Peacock apuesta por la sutileza y profundidad; consolidó después su vínculo con Jarrett y DeJohnette para repasar el cancionero popular y clásicos del jazz interpretados desde variados ángulos, como se deja escuchar en los álbumes firmados por el primero como titular: Standards, Vol. 1 and Vol. 2 (1983), Changes (1984), Standards Live (1985), Still Live (1986), Changeless (1987), Standards in Norway (1989) y Tribute (1989).

Despedida tangencial

Ya encarrerados y consolidándose como una de las asociaciones más importantes del jazz contemporáneo, el tándem Jarrett/DeJohnette/Peacock siguió grabando algunas otras maravillas como Bye Bye Blackbird (1991) y varios álbumes en vivo que aparecieron durante los siguientes años, tomados de sus presentaciones en Munich, Londres, Tokio, Montreaux, París, Oslo, Colonia, Lucerna y Juan-les-Pins, mostrando una alta complejidad armónica, hasta llegar al doble After the Fall (2018), sacando a la luz grabaciones de 1998 de un concierto en Nueva Jersey, por fortuna recuperadas e impecablemente editadas. En estos años formó un sólido trío postbopero con Motian y el japonés Kikuchi llamado Tethered Moon, con el que firmó el soberbio Plays Kurt Weill (1993), First Meeting (1998), Chanson d’Edith Piaf (1999) y Experience Tosca (2004), revisitando a la cantante francesa y a Puccini, respectivamente.

Se dio tiempo de establecer duetos cual profusos e interactuantes diálogos con los guitarristas Bill Frisell en Just So Happens (1994) y Ralph Towner por partida doble vía Oracle (1993) y A Closer View (1995), ajustando miradas más allá de lo tangible, así como con el pianista Robert Kaddouch en 53rd. Street (2016) y High Line (2016), en tono plácidamente reposado. En Tethered Moon (1993) transitó sin previo aviso de la introspección a la estructura lúdica, en tanto Annette (1995), reencuentra a Bley y Peacock para rendirle tributo y sumergirse en las intrincadas composiciones de la ex esposa de ambos, aderezado con la incisiva presencia del trompetista y fliscornista Franz Koglmann.

Además de diversas colaboraciones, generó con el pianista Marilyn Crispell y el viejo cómplice Paul Motian el doble Nothing Ever Was, Anyway: Music of Annette Peacock (1997), con la inquieta vocalización de la compositora en uno de los cortes, así como Amaryllis (2000), Azure (2013) e In Motion (2016), álbumes que se asomaban a otras posibilidades sonoras para el formato triangular, transitando del tono íntimo a una contenida efervescencia. Se integró al trío formado por el pianista alemán Andreas Schmidt y la cantante Céline Rudolph para grabar Berlín 1999 (1999) y contribuyó al lado de Bley en Travelling Lights (2004), obra del canadiense François Carrier de afrancesada sofisticación.

Junto con Motian, fortaleciendo su ya bien aceitada compenetración rítmica, apoyó al pianista Martial Solal para grabar el plácido Just Friends (1998); al laudista Gordon Grdina para producir Think Like the Waves (2006), bañado por influjos árabes; a la saxofonista francesa Alexandra Grimal en Owl’s Talk (2010), brindando sabiduría y contando también con la presencia Lee Konitz, y al pianista italiano Augusto Pirodda en No Comment (2010), dejándonos en efecto sin palabras. Además tensó las cuerdas en Home Road de Bill Carrothers, en Manhattan Portrait (2010) de Niels Lan Docky.

En Enfants Terribles: Live at the Blue Note (2012), formó un exquisito cuarteto con Konitz, Frisell y Baron, dando sustento y abriendo espacios de improvisación solitaria, esperando el respetuoso retorno de los colegas. En el 2015, Peacock formó otro trío, ahora con Baron y Copland (en varios de cuyos discos contribuyó, incluyendo Insights, 2009), que fructificó en Now This (2015) y Tangents (2017), obras que combinaron equilibradamente la intensidad con la sensibilidad, en tanto When Will the Blues Leave (2019), por su parte, recuperó presentaciones en Suiza y sirvió como despedida de uno de los grandes y más versátiles contrabajistas de la historia del jazz, de precisa sutileza y enfática expresividad.


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