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Tachas 399 • Discos 2020 [IV y última] • Fernando Cuevas

Fernando Cuevas de la Garza

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Tachas 399 • Discos 2020 [IV y última] • Fernando Cuevas
Tachas 399 • Discos 2020 [IV y última] • Fernando Cuevas

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Cerramos el recorrido por algunos de los álbumes que giraron en este año que vivimos en pandemia.

Jazz

La aventurera pianista Carla Bley entrega el reposado y cercano Life Goes On, de nuevo en compañía de Andy Sheppard (saxofones) y Steve Swallow (bajo), plenamente integrados y acompañando este camino vital que, a pesar de todo, se resiste a la pausa: fluidez armónica pura que transita también a través de Data Lords, imponente álbum doble de la Maria Schneider Orchestra en el que experimentamos la dualidad del mundo digital, con toda la lógica virtual cual ecosistema que parece perdido, y la de la realidad natural, justo donde el sol nos espera; su tocaya Mary Halvorson´s Code Girl rasga las cuerdas de la guitarra mientras Robert Wyatt , su invitado de lujo, comparte su voz con Amirtha Kidambi en un ambiente de extraña cercanía que toma forma en Artlessly Falling, segunda entrega de este proyecto. Artemis, colectivo femenino ubicado en el postbop como base, se presentó con el ídem Artemis, sumando variedad y riqueza instrumental.

Escuchemos a las guitarras: John Scofield, muy bien apoyado por viejos conocidos, grabó Swallow Tales como si se trataran de relatos llenos de vida, como también lo hace Bill Frisell, presentándose en formato de trío, a lo largo de Valentine, lanzando armonías por momentos inasibles que apuntan a difundir un mensaje reconciliatorio. Con sutil y consistente base rítmica, Wolfgang Muthspiel obsequió otro punto de vista con Angular Blues y reafirmando lugar de origen, Pat Metheny en formato de cuarteto y con orquesta, levantó tornados impulsados por From This Place. Con instrumento en mano, Jeff Parker & The New Breed le brinda su cuota de experimentación e invita a otros géneros como el funk, el rock y el soul para rendir homenaje vía Suite for Max Brown y de manera íntima, Kurt Rosenwinkel se elevó con Angels Around en formato de trío, atisbando en territorios celestiales para encontrar inspiración.

Grabaron un disco hace 25 años y ahora decidieron juntarse otra vez, ya con una trayectoria consolidada: Redman Mehldau McBride Blade conversan con soltura abriendo espacios para diálogos y monólogos exquisitos en Round Again. Con tono premonitorio y liderados por el bajista californiano, el Michael Formanek Quartet recorrió momentos en tesitura freejazzera plasmada en Pre-Apocalyptic y Aaron Diehl se soltó con libertad creativa en el piano para integrar The Vagabond; en otra muy feliz asociación que auguraba resultados apetecibles y de cercana comunión, el Marcin Wasilewski Trio/Joe Lovano elevaron la mirada para aventurarse con Arctic Riff.

El afamado bajista y compositor Christian McBride rindió discursivo, elegante y distinguido homenaje a figuras esenciales del desarrollo de los derechos civiles en The Movement Revisited. A Musical Portrait of Four Icons, en tanto Jimmy Heath se despidió en forma cercana y sensible con Love Letter, escrita con la delicadeza de su saxofón. El trompetista Ron Miles y su estelar quinteto se aproximaron a reflejar el dolor de la muerte del padre en Rainbow Sign, identificando mensajes más allá de los arcos de colores y el tersamente profundo vocalista Gregory Porter nos levantó de los asientos con su soul-jazz desplegado en All Rise, en tanto la Rob Mazurek Exploding Star Orchestra, integrada efectivamente por notables músicos, nos llevó de excursión por Dimensional Stardust, obra de vertientes múltiples con alientos de liberación sonora.

El vibráfono sonó lleno de colorido gracias a Joel Ross y su amablemente preguntón Who Are You? Y como si respondiera, Georgia Anne Mudrow, bautizada como Jyoti por Alice Coltrane, presentó Mama, Can You Bet!, hundiendo armonías en las raíces de las músicas negras con el jazz como pilar que apuesta a lo seguro; el sax alto de Immanuel Wilkins confirma su peso específico con Omega, volteando discretamente al pasado pero enfocándose en un futuro que nos alcanza cada vez más pronto y también armado con su sax, Rudress Mahanthappa y sus compinches se ponen la capa para lanzarse a entregar un jazz enfático vía Hero Trio, poblado de elusivas versiones de Parker, Wonder, Coleman, Gershwing y Keith Jarrett, quien entregó Budapest Concert, de los grandes obras en vivo del año y que continúa su tradición urbana.

La trompeta postmilenaria ha encontrado en Ambrose Akinmusire a uno de sus mayores referentes, a partir de un sentimiento profundo que invade a una técnica depurada, tal como se escucha en el exigente On the Tender Spot of Every Calloused Moment, al igual que el israelí Avishai Cohen/Big Vicious expone soltura y precisión en el diverso Big Vicious, grabado junto con paisanos y respirando aires de interculturalidad, como la apuesta de Takuya Koruda, quien desde Brooklyn siguió en su alquimia para combinar géneros como el funk y el hip-hop con el jazz, vertida en Fly Moon Die Soon.

Tuvieron que pasar poco más de veinte años para que la Sun Ra Arkestra, herencia del oriundo de Saturno, volviera al estudio para abrir las puertas del cosmos y producir Swirling, toda una aventura espacial, mientras que Charles Tolliver también regresó a las grabaciones después de un periodo de silencio para entregar Connect, integrado por cuatro cortes propios y restableciendo el vínculo que ha ido construyendo a lo largo de medio siglo. Desde el título, Without Deception se anuncia como un álbum que asegura una escucha altamente disfrutable, sobre todo cuando viene firmado por la feliz asociación de Kenny Barron/Dave Holland Trio.

Sostenidos en un free jazz que se encuentra con rítmica caribeña, el octeto Shabaka and the Ancestors confirma su postura promulgando We Are Sent Here by History. Continuando con sus narraciones extraordinarias, Eric Revis nos brindó otra perspectiva con Slipknots Through a Looking Glass, por donde el piano se  encuentra con armonías e instrumentaciones de miradas amplias, tal como sucede con la circularidad presente en los discos de Matthew Shipp, ahora buscando otras figuras y combinaciones posibles en los teclados por medio de The Piano Equation, apuntando a una desafiante igualdad y en este sentido, el pianista Christian Sands se inspiró en las artes marciales y en Bruce Lee para fluir con melodías líquidas depositadas en Be Water, conservando el enfoque y la atención frente al siguiente movimiento.

Exploradores de todas partes

En su tercer álbum, la arpista Mary Lattimore va tejiendo un ambiente de creciente relajación, como si subiéramos poco a poco hacia otro estado anímico con la vibración de las cuerdas y el soporte electrónico: Silver Ladders nos saca de nuestro hábitat donde descansa la mascota para invitarnos a ver cómo giran los planetas, tal como se ejemplifica en la portada. También por rumbos californianos, Sarah Davachi entrega un amplio fresco de carácter meditativo en el que se encuentran drones y loops con vocales esporádicas: el disco doble Cantus, Descant traspasa la audición para dirigirse hacia el intangible territorio de la espiritualidad. Katie Gately fue integrando Loom en el contexto de la enfermedad de su madre, retomando apuntes avant-garde para construir las armonías sobre melodías reconocibles.

La cantante de ópera Micaela Tobin, firmando como White Boy Scream, propone alteraciones vocales e instrumentales en Bakunawa, remitiéndose a sus filipinos orígenes y la anhelada independencia, mientras que la sueca Anna von Hausswolff echó la imaginación a volar y se metió a una iglesia para grabar el circularmente minimal All Thoughts Fly en un órgano antiguo, como para enfatizar su sentido místico. Wendy Eisenberg toma su guitarra para desarrollar Auto, álbum en lógica de cantautora que por momentos toma otra ruta entre apuntes sobre la ansiedad y cómo se pierden certezas conforme avanza el tramo vital, mientras que la inglesa Silvia Hallett afila su violín para buscar sonidos modificados en Tree Time y encontrar la atemporalidad en medio del bosque.

Bebel Gilberto, imbuida en la tradición musical brasileña e hija predilecta, continua con las puertas abiertas en Agora, mostrando su experiencia para integrar la bossa nova a otros sonidos parientes, mientras que la madrileña Soleá Morente infecta discretamente su pop con aires flamencos y Nnux, proyecto de la mexicana Ana López Reyes, propone integrar su electrónica experimental a música tradicional con atrayentes resultados, tal como se desprende en Ciudad; yen agradecible colaboración Lina_ Raül Refree vuelven a juntarse para retomar el fado de Amália Rodrigues y proponer versiones de sentimiento detallado en el ídem Lina_ Raül Refree. El galo Benjamin Biolay nos invita a recorrer la pista de sus temas habituales sobre las relaciones humanas en Grand Prix, con claras señalizaciones propias de la chanson, en tanto el bandoneón volvió a sonar fuerte en Albores, cortesía del maestro especialista Dino Saluzzi.

El colectivo de Cleveland Mourning [A] BLKstar presentó un álbum doble que nos envuelve con su variedad de rítmicas que van del soul al góspel, del afropop al hip-hop y de ahí a darle la vuelta otra vez, tal como se señala desde el título mismo: The Cycle. En este sentido, el oriundo de Filadelfia Camae Ayewa, conocido como Moor Mother, despliega una postura crítica frente a la violencia social con aliento poético en Circuit City, edificado a partir de un bulevar free jazz que entronca con avenidas electrónicas. The Necks transita de un ritmo incisivo a una atmósfera de incertidumbre y de ahí a una ligera esperanza en Three, compuesto por tres cortes de más de 20 minutos con claro enfoque acechante en algún paraje australiano.

Por fin vio la luz Rejoice, álbum grabado en el 2010 por los grandes músicos africanos Tony Allen and Hugh Masekela, logrando una fluida conversación entre la batería y la trompeta: una obra que sobrevivió a sus creadores y que se constituyó en inesperado homenaje hacia ambos, tal como Got Be Though, disco final del gran vocalista de reggae Toots & The Maytals; el colectivo sudafricano SPAZA presentó Uprize! en términos de denuncia por las tensiones raciales, sobre una base freejazzera que se inserta en ritmos oscuros y de palpable agresión, en tanto el proyecto conocido como Keleketla!, poco a poco creciendo y sumando diversas colaboraciones de notables músicos africanos e ingleses, presentó con una orgánica combinación de jazz, funk y hip-hop, el homónimo y anti-apartheid Keleketla!, expresivo grito coral de los contadores de historias.

Desde Nigeria, Burna Boy vuelve a poner la luz y un ánimo elevado con Twice as Tall, mientras que por los mismos rumbos pero en vertiente distinta, Martin Khanja y Sam Karugu sumaron intensidades para forma Duma, dueto que se orienta a generar un noise digital de abrasivas formas que terminan por crear un sonido inclemente y frenético, tal como se imprime en el homónimo Duma, mismo que toma una cierta forma tenebrosa con momentos incendiarios en Visions of Bodies Being Burned, obra del trío conocido como Clipping, integrado por el rapero Daveed Diggs y dos colegas productores, además de algunos invitados que le ponen su cuota discursiva. El cuarteto de Malí Songhoy Blues irradia frescura en medio del desierto con Optimisme, necesaria apuesta para revitalizar afectos a la distancia.

Still House Plants entregó Fast Edit, segundo álbum en el que hacen honor al título a través de improvisaciones que fluctúan entre un R&B y un jazz que se toma libertades hasta conectar con apuntes roqueros; el chelista Oliver Coates, de diversas colaboraciones, le inocula una  cubierta digital a su propuesta en Skins n Slime y con el mismo instrumento, Sheng Jie retoma elementos religiosos de tiempos antiguos para imprimirlos en forma de piezas a lo largo de Oviparity, combinando momentos contemplativos con algunos apuntes disruptivas, y la banda de 16 miembros conocida como Crazy Doberman estalla en tesituras fusionadas vía Illusory Expansion, dando la impresión de abarcar todos los espacios posibles.

La avanzada japonesa: el baterista y compositor Tatsuhisa Yamamoto creó pausadas atmósferas en las que los sonidos van tomando su lugar con precisión a lo largo de los dos cortes que integran Ashioto, por momentos elevando el tono percusivo que se pasea por el entramado líquido, en tanto Yosuke Fujita, conocido como FUJI||||||||||TA, grabó el calmo Iki, conformado por cuatro piezas interpretadas en un órgano tubular construido por el propio artista, que nos colocan en estado de reflexión. Por su parte, el butanés Tashi Dorji acomete las cuerdas y pedales de su guitarra acústica en Stateless a partir de su aguda intuición, llevándonos por caminos impredecibles pero que se van volviendo reconocibles con el transcurso de las piezas. Y el dueto surcoreano Tengger volvió con sus ecosistemas electrónicos con lances prestados del krautrock en Nomad.

 


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