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Testimonios • En los 72 años del poeta Marco Antonio Campos • Pascual Borzelli Iglesias

Pascual Borzelli Iglesias

Marco Antonio Campos - Foto, PAscual Borzelli Iglesias
Marco Antonio Campos - Foto, Pascual Borzelli Iglesias
Testimonios • En los 72 años del poeta Marco Antonio Campos • Pascual Borzelli Iglesias



Describir al personaje, al escritor, al poeta, al fanático de la palabra, de las emociones, de la amistad y del futbol; no, no del futbol, del equipo de sus amores: los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Leer sus textos, sean ensayos, crónicas, cuentos, novelas, entrevistas y su poesía, es iniciar viajes por mundos cercanos y lejanos; su palabra trae paisajes, historias música, olores, sabores, sea a través de los poemas: Viernes en Jerusalén, o Hay un lugar frente al Sena, Mi casa quemada, En Cartagena de Indias, por mencionar algunos, y ese otro que quisimos volver cortometraje, Caminando con Juan Gelman. Filmar la caminata de ellos por los parajes mencionados en el poema: al vate argentino y a su amigo entrañable, autor del poema.

Decir Marco Antonio Campos es referirse a la excelencia, a los jóvenes poetas, a los poetas mayores, a la poesía de México sin complacencia, a la poesía del llamado Mundo Latino y del encuentro de poesía que inició en el siglo pasado, al que acuden los mejores de ese conglomerado de naciones y patrias. También es decir la soledad que se origina al no pertenecer a las cofradías; el tiene la suya, él y sólo él, y en ocasiones con los jóvenes escritores y poetas que se le acercan, orientándolos para que encuentren su propio camino.

A propósito de sus 72 años, invitamos a escritores que han participado en el Encuentro de poetas del Mundo Latino, festival de la palabra que nació y se sostiene bajo su impulso, y entregamos aquí las manifestaciones de estos universos convocados por ese centro gravitacional que es el poeta Marco Antonio Campos.

Todas las fotos incluidas en este texto corresponden a la autoría de Pascual Borzelli Iglesias

 

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Marco Antonio Campos
Alfredo Fresia

Con frecuencia la primera persona en la poesía de Marco Antonio Campos es Marco Antonio Campos, como si literatura y vida debieran correr juntas. Se trata para él de una información ética ineludible. Por eso en ocasiones la primera persona siente que debe hablar de sí, de su pasado (y hasta de sus antepasados), de sus pasajes por el mundo, esa navegación que es cada vida humana. Por eso también muchas veces la poesía de Marco Antonio, tan cosmopolita y tan mexicano, tiende al relato y hasta conoce sus posibles límites, esa modestia tan infrecuente, que lo ha llevado a decir “que en poesía, salvo un ramo/ de poetas cada siglo, los demás debemos resignarnos/ para ser los lacayos que conducen el carro de los grandes”. Ha de ser verdad, aunque esas jerarquías cada vez se diluyan más. Y en todo caso no fue un poeta menor este fiel testigo de su tiempo.

Alfredo Fresia, Brasil
Alfredo Fresia, Brasil, 1948

 

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Marco Antonio Campos
Alex Fleites

Qué buena locura la de Marco Antonio Campos. De tiempo en tiempo junta poetas del mundo latino para que se reconozcan, se canten y compartan el regocijo de que aún les queda la palabra. Me dicen que el big MAC está de cumpleaños. Yo preferiría que no cumpliera más, pero lo suyo, además de la poesía, es la honestidad, y no puede andar por ahí diciendo que tiene los treinta años que aparenta. Él y todos sabemos que, por fortuna, “ya es tarde para ser otro hombre”.

Alex Fleites, CubaAlex Fleites, Venezuela - Cuba, 1954

 

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Palabras
Ángela Inés García

Lo hecho y lo vivido suman y restan a la vez. Mirando de cerca el sentido de cada operación nos balanceamos en la mutación entre lo que permanece y lo que se reinicia siempre. Querido Marco Antonio, el brindis es con ese licor inagotable de estar vivos en el pulso anhelante y en la mirada de quienes nos aman y nos recuerdan. ¡Un festivo abrazo!

Ángela Inés García, Colombia - SueciaÁngela Inés García, Colombia – Suecia, 1957

 

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Amistad, cordialidad, generosidad
Daniel Freidemberg

Amistad, cordialidad, generosidad: es lo que me viene a la mente cuando pienso en Marco Antonio Campos, desde que nos conocimos, hace mucho, en Buenos Aires, en mi casa, reafirmado en cada uno de los encuentros que tuvimos en México. A lo que se agrega la admiración que a uno le produce su incansable dedicación a la poesía, como si sostener la poesía en un mundo indiferente fuera una causa –y lo es— a la que dedicar la vida, porque se sabe que lo que ahí está en juego nos concierne a fondo. Y si también en sus poemas encuentro amistad, cordialidad y generosidad no es porque sean, de ningún modo, complacientes o busquen algún tipo de complicidad con el lector, sino por lo que en ellos hay de entrega a ese prójimo, el lector, a la vez íntimo y extraño, en esa odisea de la palabra lanzada a hacer de la experiencia de vivir un campo de indagación infinito. “La experiencia en la tierra es todo”, dice Marco Antonio, pero también dice que “se escribe contra toda inocencia”: ninguna de las versiones circulantes de lo que serían el mundo y los seres del mundo vale, todas son sometidas a revisión, escribir poesía es reflexionar acerca de qué estamos haciendo en este sueño demasiado real e ineludible, y para qué, si es que pudiera saberse, y el propio “yo” del discurso poético es el primer interrogado. Reflexión en Marco Antonio no es, sin embargo, intelectualización, búsqueda de fórmulas que expliquen algo, sino un compromiso vital sin sosiego y deseoso de algún tipo de encuentro profundo con “eso” que excede a la escritura y al sujeto que escribe, y que, a la vez, sostiene a la escritura, la convoca. Supongo que no soy el único si digo que, entre sus poemas, el que más tengo presente es esa “Declaración de inicio”, que empieza diciendo que “las páginas no sirven” y concluye con “La poesía no hace nada./ Y yo escribo estas páginas sabiéndolo.” Hermano del célebre “Confianzas”, de nuestro añorado amigo en común, Juan Gelman, el poema sabe que en la falta de importancia práctica de su tarea está el arrojo del poeta, porque es a otro tipo de eficacia, más incierta y decisiva, a lo que está apostando. No se vuelve intacto de la aventura existencial que es internarse en esta poesía.

Daniel Freidemberg, ArgentinaDaniel Freidemberg, Argentina, 1945

 

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Mi encuentro
Dinu Flamand

Mi encuentro con Marco Antonio Campos es uno de esos raros momentos en los que dos personas se encuentran por primera vez por casualidad, pero tienen la impresión de que siempre se conocen. Por eso extraño constantemente mis conversaciones con él. Tengo mucho que aprender de su enorme cultura. Creo que lo conozco mejor, de adentro, después de que lo traduje ... Me hace sentir que la distancia entre Bucarest y México puede ser mayor que la expresada en kilómetros. Creo que es el único hombre que se ríe más ampliamente que yo. ¡Es por eso que cuando nos reímos juntos, los demás se ríen tontamente pero también aliviados de que ambos hagamos un buen trabajo de reírnos desde el corazón para todo el grupo! ¡Feliz cumpleaños querido amigo! ...

Dino Flamand, RumaniaDinu Flamand, Rumanía, 1947

 

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Octosílabo
Evodio Escalante

Si de celebrar se trata
el cumpleaños de un amigo,
hagamos una fogata
y brindemos a su abrigo.

En los cantares de gesta
de escritor son sus hazañas
por eso estamos de fiesta
los changos y las arañas.

Marco Antonio, son tus versos
los blasones de tu historia,
en distintos universos
van deletreando tu gloria.

Con Whisky y mezcal brindamos
o con tintos de la Rioja,
larga vida te deseamos...
¡y que el Señor nos acoja!

Evodio Escalante, MéxicoEvodio Escalante, México, 1946

 

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A Marco Antonio Campos, en su natalicio
Humberto J. Avilés Bermúdez

Desde una playa del Pacífico el nicaragüense sol enciende sus oros, juega con las nubes y sombra es para reposar el abrazo... febrero estrena luz en el afecto que te llevan mis palabras convocadas por Pascual, ese poeta gráfico tan nuestro.

Salud en la renovada esperanza de vernos pronto. ¡Plena tu edad sea!

Humberto J. Avilés Bermúdez, NicaraguaHumberto J. Avilés Bermúdez, Nicaragua, 1953

 

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Marco Antonio Campos
Katherine M. Hedeen y Víctor Rodríguez Núñez

La obra de Marco Antonio Campos puede entenderse como una reacción a la lírica dialógica que se desarrolla en América Latina a partir de la década de 1950. En sus poemas, como en los de otros autores de su promoción en América Latina, en vez de la política se enfatiza la moral; en vez de la razón, el sentimiento; en vez de la experimentación, la sencillez expresiva. En su caso, se produce un desplazamiento desde el tiempo —historia y biografía— hacia el espacio —ciudad y hogar—, y la poesía se vuelve crónica. Así las cosas, la obra de Campos no es menos consciente del otro, socialmente participativa y estéticamente inquieta, que la de sus predecesores inmediatos. Como señala Roger Munier, en el fondo todos los libros de nuestro poeta debaten “su identidad, cuestionada infatigablemente”, pero de una forma distinta que, en última instancia, sigue siendo dialógica y requiere de un lector activo.

Del prólogo a Friday in Jerusalem and Other Poems (Londres: Salt, 2012)

Martha Canfield, Uruguay-Italia

Víctor Rodríguez Núñez, CubaKatherine Hedeen, EUA, 1971 y Víctor Rodríguez Núñez, Cuba-EUA, 1955

 

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Palabras
Lasse Söderberg

Congratulaciones melancólicas de un viajero viejo al viajero joven aún, ambos hoy inmovilizados.

Lasse Söderberg, SueciaLasse Söderberg, Suecia, 1931

 

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Sobre la poesía de Marco Antonio
Martha Canfield

Marco Antonio Campos ha logrado reunir en su expresión poética emociones que vienen de experiencias profundamente personales con precisas referencias históricas y conceptos filosóficos, haciendo que el lector se reconozca en lo suyo y enseguida se proyecte en una visión sin límites del humanismo universal. Un ejemplo entre tantos de su muy vasta y rica obra es el poema “Viernes en Jerusalén”, donde evocando la ciudad y su estadía en ella, transmite la comunión entre Antiguo y Nuevo Testamento, entre judaísmo y cristianismo, y sobre todo reuniendo mezquita, iglesia y sinagoga para subrayar la esperanza de una hermandad universal, en la que “Dios se multiplica por Uno para ser muchos”. Así su poesía se abre como un camino luminoso en medio de la trágica oscuridad de nuestros días.

Katherine Hedeen, EUA

Martha Canfield, Uruguay-Italia, 1949

 

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La obra
Miguel Ángel Zapata

La obra de Marco Antonio Campos gira entre la poesía, la traducción y el ensayo. En estos tres géneros no hace sino construir belleza. Su obra posee una luz natural que baja igual por el barrio de La Condesa o sube sin reparo por los cielos de Salzburgo. Me conmueven sus calles perdidas, los trenes, las fuentes, y sus versos amontonados de asombros. Allá, la muchacha de Vermeer, acá el adiós del forastero que es siempre un regreso. Marco Antonio, como Pessoa, sigue su destino, riega sus plantas, y ama a sus rosas.

Miguel Ángel Zapata, PerúMiguel Ángel Zapata, Perú, 1955

 

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La misma generación
Nuno Júdice

Además de ser un lector de tu poesía en la que encuentro muchos rasgos comunes con la mía (pertenecemos a la misma generación formada en las décadas que presenciaron la Guerra de Vietnam, las luchas y enfrentamientos estudiantiles, la crisis del sistema comunista) todavía tenemos el centro del mundo en la Europa de los intelectuales con capital en París y, sobre todo, vivimos una época en la que la poesía tuvo un auge debido a los grandes nombres que se impusieron en diversas partes del mundo.

América Latina fue un modelo para quienes buscaban una alternativa al agotamiento del formalismo que venía de los epígonos de Mallarmé; y Fernando Pessoa comenzaba a ser descubierto en Portugal y en el mundo. Tengo con Marco Antonio este terreno común, y la convivencia y el trabajo con él en materia de la poesía y la traducción que refuerzan esta identidad fraterna.

Nuno Júdice, PortugalNuno Júdice, Portugal, 1949

 

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Mis palabras
Piedad Bonnett

De mi querido Marco Antonio Campos admiro su entrañable poesía, su tesón, su capacidad de trabajo, la pasión que pone en todos sus empeños, y su leal amistad. Es un hombre querible, con magnífico sentido del humor, de esos seres con los que sabes que cuentas, aunque dejes de verlo durante meses.

Piedad Bonnett, ColombiaPiedad Bonnett, Colombia, 1951

 

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Saludo
Sergio Badilla Castillo

Un saludo fraterno a ese gran poeta mexicano, que cumple sus primeros 72 años. Su poesía es profunda y luminosa con esa amplitud que logra un vate sensible y maduro. Mi admiración y cariño a Marco Antonio Campos.

Sergio Badilla Castillo, ChileSergio Badilla Castillo, Chile, 1947

 

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A Marco Antonio. Feliz cumple, poeta
Susana Cella

En el siglo pasado, tuve la inmensa dicha de conocer a un poeta mexicano que andaba de visita en Buenos Aires. Imborrable su nombre de claras tonalidades latinas, y nítidas, las imágenes que me lo recuerdan, las que he resguardado como las de una noche, en mi casa, en una cena. Marco Antonio habló entonces, ¿y qué otra cosa podía hacer? de los caminos de la poesía, lo que ella nos permite ver, como dijera, “nos cambia —nos hace ver de otro modo— el mundo”. Y no puedo dejar de mencionar que en aquel encuentro hubo una suerte de controversia suscitada porque yo le nombré a Roberto Gómez Bolaños, el popular Chavo al que nosotros mucho apreciábamos y que era vindicado por muchos de los que a mejor nombre llamaríamos “intelectuales” argentinos. Me retrucó Marco Antonio: “entonces, también te gusta Verónica Castro?” la actriz de un culebrón que obvio, despreciábamos los letrados, poetas y escritores con finezas electivas o como quiera definírsenos. Malentendido o perspectivas diferentes, tal disparidad de juicio no tuvo ninguna consecuencia en favor de la lectura de su larga obra, de sus continuas exploraciones, de sus referencias a grandes poetas al tiempo que resume en certeras palabras su oficio: “yo no escribo versos todos los días; quisiera creer o soñar que en toda página que he escrito la poesía toca raíz”. Encuentro en esta reflexión el núcleo de una poética genuina.

Quisiera evocar otra imagen, de este poeta, cuyo desprecio por “los que para acomodarse la corbata se tardan un diciembre; a los que después de haber escrito versos de perro dolido mendigan la alabanza ajena” , andaba muy campechano y sin ninguna estridencia por los predios del Palacio de Chapultepec, al que fuimos en la visita dentro de las actividades de un Festival de Poesía en 2014, que él mismo organizaba, cuando ahí, en una altura física que permitía ver las edificaciones a lo lejos, con su hermosa gorra y su sucinta expresión recordó un diálogo que había tenido con quien se reunía habitualmente, Juan Gelman. Poco quería hablar del que no hacía tanto se había ausentado definitivamente, más bien aludió, ahí, entre la altura y el llano, siempre Campos, mexicano esencial, a lo perenne que se expresa en lo que escribiera en De los adioses al forastero: “. Se escribe abriéndose las venas/ hasta que el grito calla, con llanto ácido/ que nace de pronto pues imposible/ nos era contenerlo, con luz dura/ como rabia azul, quemado el rostro, / destrozada el alma, desde una rama/ frágil al borde del precipicio/ Se escribe.” Ahí todo su decir callando y su callar diciendo. No otra cosa hace la poesía.

Susana Cella, ArgentinaSusana Cella, Argentina, 1954

 

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No poetas de México
Irma Palacios

Estimado y apreciado Marco: recibe un fuerte abrazo desde este recinto del buen y sano comer, deseo que pronto ya podamos salir para que vengas, disfrutemos de tu compañía acompañada de unas ricas enchiladas.

Esta mal la redacción, es la felicitación más difícil de mi vida, pero esto y más o menos es lo que quiero expresarte con la emoción apretando por dentro.

Irma Palacios, MéxicoIrma Palacios, México, 1952

 

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Querido Marco
Patricia González Duarte

Quiero comentarte que tanto mi hija como su padre son muy celosos de su amistad contigo, sé que las conversaciones contigo son fascinantes, así que te conozco a través de ellos y de tu trabajo como poeta.

Con gusto me ha tocado traer algunos ejemplares de tus libros desde España y de Italia; así de manera intensiva encerrada en un avión, me he adentrado en el mundo de tu poesía, que percibí tu propia manera de ver la realidad como ninguna otra.

Algunos títulos de tus obras para mi representan la inmensidad de la mente colectiva. Me gusta pasar más tiempo en los mundos de tu propia invención, que en el mundo real de causa y consecuencia que por mi labor diariamente escucho. Solo me queda felicitarte por este nuevo año de la vida deseando sea renovador, de compartir tu sabiduría, consejo y conocimiento a cualquiera que lo necesite a través de tu persona, tus escritos y poesía.

Patricia González Duarte, MéxicoPatricia González Duarte, 1952

 


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