jueves. 18.04.2024
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Fleabag: la risa postromántica

Oscar Luviano

Óscar Luviano
Fleabag (2019-2020)
Fleabag: la risa postromántica



En la primeras escena de la segunda temporada de esta serie de la BBC, Fleabag (Phoebe Waller-Bridge) nos advierte (limpiándose la sangre de la nariz en el baño de un restaurante londinense) que “esta no es una historia de amor”.

Entonces un flashback nos muestra que, minutos antes, durante una cena de reconciliación familiar (en donde Fleabag se jugaba la reinserción en su familia) anunció, falsamente, que acababa de tener un aborto espontáneo en el baño. Ante las palabras de su cuñado Martin (que asegura que “el pececito decidió abandonar aquella mala pecera”), pelea a puñetazos con él. Todo termina en que el sacerdote, que su futura madrastra llevo a la cena, la consuela y le pide que asista a su iglesia si requiere de consejo. Unas escenas después, Fleabag asiste, en efecto, a misa, pero no para confortar su espíritu, sino con la idea de seducir al hermoso sacerdote que va a oficiar la boda entre su padre y su madrastra. Y sin saber que está por entrar a la tortuosa historia de amor que nos había prometido evitar.

Fleabag (2019-2020) es una de esas series que había evitado porque todos la recomiendan, pues trata de una ácida feminista que se coge a todos los que desea, entre divertidos bocadillos que no dejan títere con cabeza. También es una serie que había evitado, porque todos la odian y aconsejan evitar, pues se trata de una ácida feminista que hace el amor con todos los que desea, sin ser castigada por ello.

Ahora que la vi (el mes gratis de Prime hay que exprimirlo) puedo decir que ni sus entusiastas ni sus haters tienen la razón. O la tienen, pero hay un mucho más que esta capa de humor inglés en esta serie creada, escrita y protagonizada por Phoebe Waller-Bridge (todo un descubrimiento, para mí al menos).

Acaso el primero de estos extras es que nos viene a recordar que quienes hablan del humor inglés como un ejercicio de elegancia, pues no tienen la menor idea de lo que dicen.

Apenas termina el primer episodio, se revela que, en realidad, Fleabag es una serie que tiene poco que ver con Sex in the City o con Queen’s Gambit. No es una serie, pues, que bajo una pátina de perspectiva de género nos endilgue un relato tradicional y heternormado, presentando acostones con insertos de trama. Fleabag termina por recordarnos que la comedia en este siglo XXI (autorreflexiva, autorreferencial, autocrítica) está para hablar de los Grandes Temas.

Uno de los grandes temas que la serie se sacude pronto es, precisamente, el de las relaciones de pareja. Los hombres heterosexuales, supongo que para sorpresa de muchos, no son el centro de los chistes de Fleabag, que en este sentido apunta al postromanticismo. Como Fleabag responde a su padre cuando le pregunta porqué ya no hace chistes sobre la familia: “Es que da igual”.

Fleabag no trata sobre la búsqueda o construcción de un hombre ideal (o al menos decente) sino de administrar lo que hay. En la primera temporada, Fleabag es terminada por su novio (el deconstruido Harry), indignado porque ella se masturba con vídeos de discursos de Obama. Después de burlarse de las lágrimas de su pareja (que siempre termina por regresar con el pretexto de recuperar un dinosaurio de plástico que oculta en lugares estratégicos), Fleabag reconoce que tiene que coger con alguien en “las próximas 48 horas”. De manera que se cita con The Arsehole Guy, un motociclista que (como su nombre indica) es muy guapo y está obsesionado el sexo anal, sin que sepamos (o Fleabag lo sepa) más de él. Después de este encuentro, Fleabag conoce al Roedor de los Autobuses, un tipo que liga en el transporte público y al que usa como escudo en una comida familiar, pese a que es un horrible cúmulo de frases inoportunas.

En ningún momento, Fleabag trata de entablar una relación verdadera con sus intereses masculinos: se limita a tomar lo que pueden ofrecer. Y en el momento en que lo intenta todo sale mal, aunque brevemente. En ese sentido, el retrato que se hace de los hombres heterosexuales en la serie no es caricaturesco, sino meramente naturalista.

Las relaciones que Fleabag sufre, en todo caso, son las de las personas que ama, por todo aquello que le revelan acerca de sí misma y por lo espantosas que son, mostrándose como los auténticos villanos de la serie. La de su hermana, Claire (Sian Clifford), atada a un infeliz matrimonio con Martin (Brett Gelman), y la de su padre (Bill Paterson) con su futura madrasta (Olivia Colman).

Martin es el tipo honesto que “dice lo que piensa” y la madrastra, oculta bajo un témpano de elegancia y buen gusto, es una trepadora social que usa al padre de Fleabag para escalar como artista.

Lo más doloroso para Fleabag de ver estos naufragios sentimentales es que, al final de cuentas, las personas que ama están atadas a reflejos de sí misma: tanto Martin como su madrastra usan las mismas herramientas emocionales de Fleabag (el sarcasmo, la honestidad brutal, la autoparodia) para mantener dominadas a sus parejas.

Fleabag, entonces, revela temas apremiantes como lidiar con un mundo en el que las pérdidas se suman y en el que nuestros afectos son derrotados por aquello que somos.

La protagonista debe aceptar que su padre y hermana vivan para seres tan horribles como ella misma (fleabag en slang londinense se refiere a alguien podrido por dentro) mientras lidia (en la primera temporada) con el luto y la culpa por la muerte de Boo, la amiga con la que abrió un café homenaje a los cuyos, y (en la segunda y última temporada) con su amor imposible por un sacerdote que se cree perseguido por una conspiración de zorros.

Se puede o no comulgar con la extravagante comicidad de Phoebe Waller-Bridge (que se ríe lo mismo del suicidio que del autismo, sin que ello sea una falta de respeto por los suicidas o los autistas), pero lo cierto es que la serie tiene el corazón en su lugar al mostrar que es imposible redimirse a través del amor, la amistad o la familia, y solo nos resta aceptar esa bolsa de moscas que somos y hacer, en el trayecto, el menor daño posible.

 

Las dos temporados de Fleabag están en Amazon Prime.

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