viernes. 19.04.2024
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EL HOMBRO DE ORIÓN

El Hombro de Orión • Artesanía animada • Juan Ramón V. Mora

Juan Ramón V. Mora

Juan Ramón V. Mora
Shaun el Cordero (2007)
El Hombro de Orión • Artesanía animada • Juan Ramón V. Mora


Las películas de animación han tenido un largo recorrido, desde los dibujos animados hasta las fantasías digitales de hoy. Esta técnica ha dejado de ser una forma de artesanía y las superproducciones animadas vienen y van. Algunas son memorables obras maestras y otras desperdicios desechables, pero todas las de su tipo están destinadas al consumo masivo. Esto obliga a que en muchos casos se busque el mínimo común denominador, por lo que las joyas de la animación de grandes presupuestos son cada vez más escasas. Sin embargo, de vez en cuando aparecen algunas piezas que recuperan la manualidad en este tipo de cine, como es el caso de Shaun el cordero.

Animar es igual de arduo si se hace a través de un avanzadísimo software que si se mueve una marioneta por medio de hilos. El animador siempre tiene que ser actor y, al mismo tiempo, saber captar el espíritu de un personaje o —más aun- del objeto. Lograr productos que alcancen esto con pericia consistente no es tarea fácil.

Aardman Animation es un estudio reconocido desde hace décadas por sus productos de animación stop-motion (en particular con la técnica claymation: animación con arcilla o plastilina). Son muy recordados los personajes Wallace y Gromit, o el gran éxito de taquilla y crítica Chicken Run (Lord y Park, 2000). También son los encargados del largometraje de Shaun el cordero. El personaje tiene su propia serie de televisión, que es a la vez un spin off de A Close Shave (Park, 1995), un cortometraje multipremiado sobre Wallace & Gromit.

Lo primero que destaca de la película es que no tiene una sola línea de diálogo. Shaun y su rebaño van a la ciudad para rescatar a su granjero. Esa es la historia contada a través de la propia animación, las acciones y los movimientos de los personajes o los objetos.

La imaginería y los escenarios están elaborados con suma atención al detalle. Los gags parecen no tener fin y, más aún: funcionan siempre. Las ideas no se detienen y la brillante animación pone a la narrativa de esta cinta más cerca del cine puro que casi cualquier otra cosa que se haya estrenado en este año —con la notable excepción de Mad Max: Fury Road (Miller, 2015).

El ingenio destaca por todas partes. Un producto hecho con inteligencia y sin menospreciar a sus espectadores siempre se agradece. Niños y adultos pueden pasársela igual de bien y, a diferencia de la mayoría de las películas para niños, Shaun el cordero no deja ningún mensaje ni trata de embutirles enseñanzas arrogantes. Es pura diversión de alto nivel, sin consejos sobre lavarse los dientes o respetar a los padres.

Estudios como Aardman Animations o Laika (creadores de Coraline, Paranorman o The Boxtrolls) han mostrado que es posible producir animación artesanal con alto nivel artístico.

Si buscan un antídoto para los omnipresentes minions, Shaun el cordero es su opción.



 

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Juan Ramón V. Mora
(León, 1989) es venerador felino, escritor, editor, traductor y crítico de cine. Ganó la categoría Cuento Corto de los Premios de Literatura León 2016 y fue coordinador editorial en la edición XXII del Festival Internacional de Cine Guanajuato. Escribe sobre cine en su blog El hombro de Orión.

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