jueves. 18.04.2024
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Tachas 405 • Isela Vega: la desnudez de lo público y lo político • Rocío Salas Arreola

Rocío Salas Arreola

Isela Vega 1
Isela Vega
Tachas 405 • Isela Vega: la desnudez de lo público y lo político • Rocío Salas Arreola


Murió uno de los símbolos sexuales de los años sesenta y setenta. Y es que Isela Vega se convirtió de la mujer emergida en plena revolución sexual, la de la carpa y de las películas de ficheras y una que otra experimental, en una actriz de telenovela, del nuevo cine mexicano y de los filmes de crítica hasta el streaming, adaptándose así a las nuevas formas de llegar al público.

Yo soy artista, no tengo límite. Yo no tengo moral: mi moral es no hacerle daño a nadie; la moral me parece una limitación. Si la tuviera me limitaría en todos mis actos, sobre todo en el trabajo, afirmó alguna vez.

Es uno de esos personajes que no tienen cabida en los nuevos movimientos, o que no son reconocidos o ubicados, como si todo sucediera por arte de generación espontánea. Figuras como Isela ya lo hacían hace décadas, enfrentado a la censura, paseándose de filme en filme con desfachatez, dueña de su corporalidad.

Antes de esta era de los likes por mostrar la desnudez, a finales de los sesenta Isela Vega ya lo hacía, pero además transgredía con las palabras y la presencia. Si bien para esta servidora ella nunca fue una actriz sobresaliente, se debe reconocer que sobrevivió al paso de los años, al cambio del siglo, pues pocas de su generación siguieron activas como ella lo hizo.

Para nuestra sociedad llena de contrastes y doble moral, mujeres como la Vega abrieron el camino para muchas modificaciones en nuestra manera de percibir la sexualidad, reforzaron clichés, pero también tronaron con estigmas que la sociedad estableció: la moral se quitó la ropa, porque lo político es público, y desde el plató cinematográfico, Isela Vega mantenía su desnudez como una acción política.

 


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