sábado. 20.04.2024
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POESÍA

Tachas 405  • Nodriza Invisible • Yuluana Ortiz Ruano

Yuluana Ortiz Ruano

Yuluana Ortíz Ruano
Yuluana Ortíz Ruano
Tachas 405  • Nodriza Invisible • Yuluana Ortiz Ruano


No te preguntes
cuándo fue que empecé a escupirme de tus manos
nunca estuve en ellas,
no era yo la que emergía de entre tus piernas,

no era yo a la que sostenías entre tus brazos
a la vuelta del trabajo,
no era yo a la que le gritabas desde la cocina con cacerola en mano que pise tierra.

Esa niña ha muerto;
llórale a ella,
rézale a ella,
porque yo no recuerdo tus pezones en mis labios
ni recuerdo ninguna canción que me hiciera cerrar los párpados
hasta guardarme bajo los antebrazos de Morfeo.

Yo recuerdo doscientos pedazos de mí,
haciéndose ceniza en el patio,
recuerdo el olor de las hojas crepitando
removiéndose unas a otras
bajo el manto rojinaranja
en el oscurísimo cielo de esta ciudad que odio,
que huele a sal
su sal me recuerda a la que estaba bajo mis rodillas
y tú
de frente
con cinturón en mano derecha
 y en la otra,
 las matemáticas que nunca pude digerir.

Yo recuerdo una llamada
y un grito de muerte a la hija maldita.

No te preguntes cuando me volví polvo de cadáver,
siempre lo fui,
por eso odio la efigie que levantaron
cuando apenas podía oler entre mis dedos,
por eso odié la presión de ser ejemplo y primogénita,
por ello trabajé duro para no serlo,
heme aquí
¡oh madre!

Ven y recuéstate cerca de la exhumación de mi carne.

*

Después del circo
cama vacía,
bebo en un bar mugriento de la carretera,
para agazapar el abandono de mi cuerpo,
la muerte se ha parado a un costado de la estancia,
me mira con ojos de fuego.
No volveré a tocarte
acabé de leer doscientas veces la carta
para finalmente decidir no enviarla.
Te tengo respeto,
aunque me masturbe con tu ausencia,
te tengo respeto.
Que hermosa es la casa sin el ruido
de la vergüenza que siente una mujer
de cuarenta y dos años
abrazada por el desempleo
y la falta de amor propio.
Ahora me soy extraño
no me reconozco
ni a estas paredes
de las cuales quiero huir.
Me palpo el sexo
y lloro,
no sé si por la conmoción
de tener en mis manos la guarida de lobos
o porque sé que no hay bocas que calmen su hambre.
Te extraño ¿sabes?
Ayer le hablé de ti
al pájaro que
dormía en mi lóbulo izquierdo,
ahora yace decapitado.

*
Posé tres veces mis muslos coloidales sobre ese frío congelador,
El soundtrack festivo contrastaba con la ternura de iceberg de sus besos.
Su temor y asco eran palpables,
vomitó en mi lengua canciones con hedor a hierba buena.
Soplé la cintura de sus ojos y corté mis brazos (ríos de verbena putrefacta)
para calmar su soledad.
Sus órbitas calientes me buscan
por el telón de cristal que separa la divina condición de poseedor y cliente frecuente.
Bebo todo cuanto pasa por mi cuello y cabalgo un equino de ansiedades.

*
Me quedo a lamer
el hondo ombligo envenenado
de la locura,
a besar los labios sangrientos
de la soledad.
En multitudes,
busco la tristeza
tan a fin a mí,
cuando vuela
la intento aprisionar,
la tomo por los cabellos,
lloro y la obligo a acompañarme,
a que traiga consigo
el deforme cuerpo del insomnio,
que vengan en comparsa
las violetas medias lunas
bajo los secos ojos.
Pues ya no sé de cortarle los talones a la noche.
¿Por qué no vivir
Bajo manto oscuro y briza?
Busco la tristeza,
busco sus caderas
las palpo como a mí.
Busco muerte o verso,
como mirarse reflejado en un espejo
sin hallar diferencia.
Las Ítacas de ambas
son la nada

*
La lujuria habla a través de la barba petróleo de su mentón.
Las manos sudan deseo.
Los labios escurren frases impenetrables,
imposibles de digerir.
-Cálmate, dolerá un poco al principio- susurras macabro,
luego, el zumbido perenne de la radio, me hunde en una sordera interminable.
-Calla, no querrás despertar a los vecinos-
Tu navaja me corta,
y se ahogan mis gritos en tu sudor.
No tienes barba, ni tu lujuria se desprende de tu mentón.
Tus manos no sudan, ni tu boca escurre.
Eres tan frio
que tiemblo
sin poder enterrar
en tu ovalada cabeza de fotógrafo copular lo que pienso.
¿Pero qué pienso?
Mastico mis anhelos
en el ángulo sin luz de mi cama.
Si pudieras adivinar
cuantas veces
te arranqué
con mis uñas
la pielecita
que cubre tu siempre dispuesto pubis.
Estás saltando tan alto y me mareas.
-Sin espectáculos públicos- susurras otra vez,
tus labios tocan mi tímpano
mientras me desmiembras los dedos,
con tanta prisa para evitar que te toque.
Callada me desnudo.
No es cierto,
ya no lo hago
me da miedo.
La lista no existe
ni las llamadas,
tampoco existen mis pretensiones (papel tapiz de tus paredes).
Lo que existe es una bestia,
con moño y camisas oscuras… impermeable al mundo.
Pero yo no soy el mundo.
Soy una pelusa gris, fragmento de hoja seca
prendida en su cuello.
No lo soy.
No soy.
Nunca seré.
-Calla, calla, no querrás despertar a los vecinos-.

***
Yuluana Ortiz Ruano (Esmeraldas, Ecuador, 1992) Co-fundadora del colectivo de gestión cultural independiente Afroarte. Consta en Antología La Muchedumbre de tu Risa de Carlos Garzón Novoa, Harawiq muestra de poesía ecuatoriana y boliviana (Murcielagario Kartonera, 2015). Ha participado en: Festival Internacional de Poesía Enero en la Palabra (Cusco, Perú 2016), Festival Internacional de Poesía Sumpa Vive (Salinas 2013), Festival de Poesía Joven Lauro Dávila Echeverría (Pasaje 2014). I Bienal Internacional de poesía Museo Luis A. Novoa Naranjo (Guayaquil, 2014), Octava edición de Poesía en Paralelo 0 (Ecuador, 2016). II Encuentro Internacional de Gestores Culturales de la Universidad Luis Vargas Torres (Esmeraldas 2015). II Festival de Literatura y Artes Plásticas (Riobamba 2015) Trabajó como locutora cultural en la revista radial Visión Esmeraldas. Ha publicado, Silencio de Elith por medio de la Casa de la Cultura Núcleo de Esmeraldas y SOVOZ “Poesía Deforme” (Pirata Cartonera, El Salvador).


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