sábado. 20.04.2024
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Tachas 405 • Las pirañas mueren en cuaresma • Yara Ortega

Yara Ortega

La Viuda Negra
La Viuda Negra (1977)
Tachas 405 • Las pirañas mueren en cuaresma • Yara Ortega


Algeciras retumbaba en mi mente…Y platicando con una amiga sobre Lo que el Cáncer se Llevó, me entero de un deceso más.

Soy heredera involuntaria de la Generación Almada, que los martes de sexicomedias temprano por la mañana, veía el acomodo del alfabeto en la marquesina del entonces cine Lázaro Cárdenas de mi ciudad. Su nombre alternaba con el de Edwige Fenech y Lando Buzzanca. Casi terminaban los años 70, y con ellos mi primaria. Detestaba esos días en que la fila de acceso al mejor cine del pueblo estaba pletórica de hombres que en su mayoría, fumaban Raleigh o Del Prado; muy pocos, Faros. Desde temprano, comenzaban a llegar pasadas las seis, aunque la función de medianoche empezara a las ocho. Trocas de redilas descargaban por decenas a los asistentes, llegados de las comunidades vecinas. A las siete y media comenzaba la rechifla, exigiendo la tardía presencia del boletero. Ese día no había función a las cuatro, como el resto de la semana, en que se proyectaban dos películas, pero eran de permanencia voluntaria, es decir, se podía ingresar desde las cuatro para salir a las diez. A las ocho repetían la cinta proyectada al inicio de la primera función.

Dos pesadas cortinas aislaban la sala del barullo exterior, por lo que asistir a una sala con aforo para más de seiscientas personas (más una doscientas en gayola y otras cincuenta en palco), de las que por lo menos la mitad fumaba (entonces estaba permitido, no como ahora). La marquesina era blanca y las letras en acrílico rojo anunciaban el programa. No era necesario salir a asomarse hasta la banqueta. Vivíamos en el segundo piso, y por la ventana de la cocina podíamos ver la oferta. En la primera línea iba el nombre de los protagónicos, en letra chica. En la segunda, el nombre del filme, si es que era estreno. O bien, en la de arriba una película que ya había sido proyectada con anterioridad. Pero varias veces leí Isela Vega. Y como casi cotidianamente, a la pregunta –¿Quién es, qué hace?, mi papá me decía –Cállese. Es asunto de mayores-

Nos mudamos a La Portavianda (aún el edificio de mayor altura en la localidad) en la cuaresma del ‘77. De lo que deduzco que el estreno de La Viuda Negra fue después de la Semana Santa, porque los cines no dejaban de abrir ni por Navidad o Año Nuevo, pero sí por los Días de Guardar, del Jueves Santo al Sábado de Gloria. El Domingo de Resurrección se retomaba el programa del lunes a miércoles, que en los Días Santos generalmente daban una de romanos (Sabina dixit) como El Mártir del Calvario, Ben Hur, Los Diez Mandamientos, etc, y la censura que publicaba en una pizarra colgada en El Santuario Diocesano la clasificación A-B-C-D de las proyecciones de los entonces tres cines (ahora dos Farmacias Guadalajara y una tienda García). A la Viuda, como trataba de un cura, le habían dado B, aunque al día siguiente fue retirada. Supongo que, habiéndola visto alguien de la Liga de la Moral y la Decencia, determinó que una E no le era suficiente. Detalle al que no le dí importancia, hasta hoy, que me entero de que le valió un Ariel por mejor actriz protagónica.

Insisto, fue la era de los Hermanos Almada, garantía de lleno total, aunque se repitiera la cinta. Mario Almada y la Isela. Sus nombres en la mañana se acomodaron, pero antes de las seis los quitaron… y cerraron el cine. Aunque lo abrieron al día siguiente, se me quedó la duda. Le pregunté a mi mamá porqué la habían quitado, y dado que nuestra mudanza al depa se debía principalmente a la presencia de plagas que medraban en las tejas y tejamaniles de la casa de abajo de la Presidencia, entendí perfectamente la explicación: Es que las Viudas Negras son arañas peligrosas. Muy ponzoñosas. Asentí y lo di por hecho. Al arcón del olvido.

Al llegar a La Casa de Piedra y Flores en marzo de 2012, le tomé afición a los canales de películas, así como a TV UNAM. Y a raíz de la defunción de Mario Almada (4 de octubre de 2016), se cambia la programación de las cintas, a las protagonizadas y producidas por éste. Y fue cuando revisé La Viuda Negra. Debo confesar que me sorprendió, no sólo por la temática, sino por la actuación que yo llamaría de carácter (ya había pasado la prohibición de la versión cinematográfica del 2002 de El Pecado del Padre Amaro. Se trasmitía, obviamente censurada, después de media noche, en canales culturales, que entonces no eran del espectro abierto. La vi sin cortes en Guadalajara, durante la Semana Mayor de 2010, por cortesía de El Gallo, que era nuestro dealer de cintas raras o censuradas –Director’s Cut- en el Mercado San Juan de Dios, el Tepito tapatío). Entonces hacíamos con mi roomie sesiones de Lelouch, Buñuel, Arturo Ripstein y por supuesto, ciclos del Santo o los Soler, o Joaquín Pardavé.

Obvio, tuvimos que abrir otro para Isela Vega. Y para Mauricio Garcés, Héctor Suárez, Damián Alcázar, Sasha Montenegro: Mi roomie vivió la era de las ficheras en Europa, mientras yo era menor de edad. También nos llegó tardíamente La Ley de Herodes (1999) junto con el estreno de El Infierno del 2010, con Arráncame la Vida (2008), exhibida exclusivamente en el multicinema de San Juan de Dios, actualmente un centro joyero. Todavía funcionaba como cine para cuando se podía consultar la cartelera impresa en el periódico El Informador, en el 2011 cuando se estrenó El Rito.

De menor difusión Amar, que no alcanzamos a ver (ni conseguir en pirata), donde Isela Vega hace a Concha y Xavier López (Chabelo) a Benito, así como El Club de la Eutanasia de 2005. No las piden, dijera El Gallo, mientras nos despachaba todas las temporadas de Roma (HBO, 2005). Ustedes siempre vienen buscando cosas raras y viejas. Y es que la semana anterior nos había entregado El Deseo llega de Noche (1968). En De Película, canal de paga, ya habíamos visto en función de media noche la cinta de 1969 Las Pirañas aman en Cuaresma, La Buscona y El Oficio más Antiguo del Mundo (ambas de 1970), así como El Llanto de la Tortuga (1975) y Don Juan ‘67, donde cabecea la estelaridad con Mauricio Garcés; en tanto Casa de Citas (1978), Muñecas de Media Noche y Las Cariñosas (1979) las rentamos en el Blockbuster de Circunvalación, previa reservación, porque sólo tenían una copia, pero un catálogo más amplio que el que hubiera tenido VideoCentro de Televisa, que estaba enfrente.

Despedimos el 2010 ya sin ambas. Y la hecatombe apenas comenzaba, porque se fueron cerrando cines y teatros por la incosteabilidad generada por el streaming y adquisición por consorcios de cable y TV abierta de derechos de autor caducados, que tanto videoclubes como salas de exhibición sufrieron ante la gratuidad o ínfimo costo de transmisión por paga, para convertirse en lugares de culto de iglesias afines a la Teología de la Prosperidad, en las que la ofrenda es proporcional a las bendiciones a esperar.

Las Reglas del Juego (1971), a mi juicio es entre una adaptación muy libre pre-ficheras de La Dama de las Camelias y antecesora de La Tarea, donde divide sus favores entre Héctor Suárez y José Alonso, en tanto que el furibundo padre lo hace el siempre propio Enrique Rambal.

Se estrena en 2011 Salvando al Soldado Pérez, parodia de Saving Private Ryan, donde la Vega hace de la madre del protagonista. Cinta a la que en últimas fechas le ha sobrado exposición, donde el humor sería la justificación para salvar las dos horas pasadas de trasmisión que no le he dedicado.

Mucha tinta ha corrido sobre los temas de la aparición de Isela Vega Durazo como primera latina en la portada de la edición norteamericana de Playboy en 1974, mismo año de la producción de Las Reglas del Juego, duelo de talento con José Alonso, Enrique Rambal y Héctor Suárez, así como los breves romances con Alberto Vázquez (padre de Arturo Vázquez, proyecto rockero de Televisa) y Jorge Luke (con quien procreó a Shaula Oscura Vega, bailarina).

Yo, que estoy peleada con Netflix, ni me entero del final de La Casa de Las Flores, pero a principios de la Pandemia me receté Cindy la Regia (versión mexicomillenial de El Ratón de Campo y el de Ciudad) en 2020.

Ahora que soy hartamente mayor, y habiendo visto Emmanuelle merced al incumplimiento de palabra del gerente del Blockbuster, comprendo que para la mentalidad de la época, las clasificadas como B ahora resultan somníferas rescatables por la fotografía, dirección, actuación, producción, adaptación literaria o guion cinematográfico. Actualmente, cualquier cosa en B resulta sobradamente en la entonces E (moralmente dañina), por la apologetización del delito, vestuario, escenas románticas sexualmente explícitas, sin comparación con las ficheras con unos cuerpos escultóricos, diálogos salpicados de albures que ya ni los párvulos usan. Las sexy-comedias realmente dejan mucho a la imaginación, por la propia autocensura convenida con Gobernación.

Realmente, nos queda mucho por explorar del trabajo como actriz, directora, productora, dramaturga, guionista y hasta cantautora, que queda registrado en más de 90 producciones entre teatro, series y películas, donde las menos han sido en México: Estados Unidos, Brasil, Argentina, Australia y Gran Bretaña tienen en su acervo más registros; a más de su activismo comprometido con la izquierda primero cardenista y luego lopezobradorista hasta su muerte. Tildada de no siempre políticamente correcta; debido a su lenguaje y expresión vulgar, según la docta academia de la censura a la que no le da grima el reggaetón.

 


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