viernes. 19.04.2024
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El Hombro de Orión • Nuevos clásicos de terror: It Follows • Juan Ramón V. Mora

Juan Ramón V. Mora

Juan Ramón V. Mora
El Hombro de Orión •Nuevos clásicos de terror: It Follows • Juan Ramón V. Mora
El Hombro de Orión • Nuevos clásicos de terror: It Follows • Juan Ramón V. Mora


Todos tenemos una habitación llena de oscuridades, pero si deseamos seguir caminando por la cuerda floja de la cordura, sabemos que la mejor idea es mantener a raya los horrores que la habitan. Las historias de horror efectivas abren de par en par las puertas de ese cuarto y dejan salir los abismos durante un rato. En otras palabras: una buena película de horror nos permite experimentar la locura en carne propia, aunque sea por unas horas.

La conexión entre los sueños y el cine no es desconocida. Los sueños también destapan la caja de la locura todas las noches. Cada vez que nos vamos a dormir lo hacemos sabiendo que entraremos en un territorio donde las reglas de la lógica habitual no funcionan, donde lo más absurdo nos parece natural y los miedos no necesitan explicaciones racionales. Los sueños de hecho nos parecen muy normales mientras los soñamos, a pesar de su normatividad delirante. It Follows, busca imitar esa misma clase de lógica.

Es un error entrar a verla creyendo que se trata de una película de sustos típica, de las que tienen al diablo en el título (la casa del diablo, la hora del diablo, la cabaña del diablo, el despertar del diablo, etc.) Recomiendo para su disfrute pensar que se va a ver una película más cercana a David Lynch que a la saga de Paranormal Activity.

Desde la primera secuencia el director comienza a lucir su virtuosismo con la cámara, haciendo un paneo de 360 grados coreografiado con alta precisión que se repetirá a lo largo de la película para revelar información de manera cada vez más ingeniosa. 

Su atención al arte de la cinematografía hace olvidar que It Follows es una película de muy bajo presupuesto que ha conseguido distribución gracias a su presencia en festivales (Principalmente Cannes). La puesta en escena se toma el tiempo y el cuidado para intrigar y construir una atmósfera casi tan opresiva como la entidad antagonista.

Los imitadores de John Carpenter suelen ser indignos del maestro, pero éste no es el caso. David Robert Mitchell entendió que lo más terrible de Halloween (1978) no es el cuchillo relampagueando en la oscuridad, sino la sensación de ser perseguido por una fuerza imparable y ciega, sin motivos discernibles.

Algo te sigue, quiere hacerte daño: una pesadilla recurrente con la que cualquiera se puede relacionar (sobre todo en un país como México, en el que la paranoia es casi una herramienta básica de supervivencia). Ése es el argumento de la película: una maldición que involucra ser perseguido implacablemente por una entidad sobrenatural que sólo el maldito puede ver. Pero la trama no es tan importante como la deliciosa atmósfera de pesadilla, reforzada por una ambigüedad deliberada sobre la época en que se está llevando a cabo la acción.

Las intenciones atmosféricas y temáticas se profundizan a través de tres citas literarias muy específicas sobre el hecho de la muerte, el efectivo soundtrack de Disasterpeace (Richard Vreeland, que también entiende perfectamente al Carpenter músico, actualizándolo) y las contadas pero bellísimas tomas del Detroit decadente donde sucede todo.

It Follows, entiende y muestra cómo las películas de horror adolescente son, en su forma más fina, pozos de profundidad irracional que por desgracia se han ido desgastando con el tiempo hasta inundarse de lugares comunes.

La adolescencia es un periodo de miedos terribles, eso es un hecho. En la época de transición entre la ligereza de la niñez y las responsabilidades adultas, la conciencia sobre el paso del tiempo se agudiza a niveles casi insoportables.

Es en la adolescencia cuando comenzamos a comprender que la muerte nos persigue a todos, que nuestra extinción es un hecho cierto, implacable.  Es justo en esas aguas donde navega It Follows: un nuevo clásico del horror contemporáneo.

 

 



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Juan Ramón V. Mora (León, 1989) es venerador felino, escritor, editor, traductor y crítico de cine. Ganó la categoría Cuento Corto de los Premios de Literatura León 2016 y fue coordinador editorial en la edición XXII del Festival Internacional de Cine Guanajuato. Escribe sobre cine en su blog El hombro de Orión.

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