miércoles. 24.04.2024
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Spoilerama • Unpregnant: El derecho a decidir en una comedia • Óscar Luviano

Óscar Luviano

Unpregnant [Spoilerama]
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Spoilerama • Unpregnant: El derecho a decidir en una comedia • Óscar Luviano



El aborto (y las decisiones que involucra) han sido tema recurrente en el cine, como motor de los personajes o centro de debate. La primera vez que escuche ese término fue en Fiebre del Sábado por la noche (1977), cuando uno de los amigos de Tony Manero (John Travolta) decide tirarse de un puente al enterarse de que la chica de la que está enamorado se ha practicado un aborto de “su hijo”. A mis nueve años, mi primera impresión fue que el aborto era algo que afectaba (mortalmente) a los hombres.

Años después, también en otra comedia musical, Dirty Dancing (1987), la protagonista, Babe (Jenifer Grey), acepta acompañar a su amiga, Penny, a realizarse un aborto clandestino. Todo acaba mal, desde luego. Incluso en plena despedida del siglo, con The Cider House Rules (1999), posicionada a favor del derecho al aborto, la interrupción del embarazo implicaba un castigo (daño físico, trauma, marginación) para la mujer que accedía a él.

Esta tendencia continúa en filmes necesarios como Vera Drake (2004), sobre el juicio a un ama de casa que practica abortos a las chicas que se lo piden, y 4 meses, 2 semanas, 3 días (2007), un filme sobre el reino del terror que supuso la ley de la Rumania comunista que impedía cualquier forma de interrupción del embarazo (y que provocó la muerte de cerca de medio millón de mujeres tras abortos clandestinos).

Las protagonistas (se trate de mujeres que ayudan a otras a librarse de embarazos no deseados o que lo elijan) enfrentan la condena social y la destrucción personal, en una lista a la que se  pueden sumar títulos como Revolutionary Road (2008) y la reciente Never Rarely Sometimes Always (2020). Relatos donde el control del cuerpo femenino por familia, comunidad y autoridad se presenta como universos opresivos, pesadillas burocráticas y juicios inhumanos en contra de quien sólo desea decidir sobre su propia maternidad.

Juno (2007) parecía venir a romper esta tendencia: la primera o (una de las primeras) comedias sobre el aborto. De la pluma de Diablo Cody, una guionista que entonces parecía tener las credenciales necesarias para el tema (exstripper y bloguera), y con una pareja de jóvenes actores en ascenso (Elliot Page y Michael Cera).

Juno era una adolescente ácida y antisocial con un embarazo no deseado. Tras ser expuesta al amor de su novio, cantar unos duetos irónicos y ser expuesta a la sabiduría provida, decidía llevar a término el embarazo y entregar el bebé en adopción.

Hay que decir que el tiempo ha sido cruel con Juno. Hoy en día ya no me parece tanto una película sobre el aborto adolescente como una cinta sobre la coerción social sobre las adolescentes y sus cuerpos. De hecho, los felices consejeros de Juno podrían ser, casi sin alteración ni caricatura, los villanos del motivo de esta reseña: la familia provida que persigue a las protagonistas de Unpregnant (2021).

Basada en una novela de Ted Caplan y Jenni Hendriks, y escrita y dirigida por Rachel Lee Goldenberg, esta comedia sobre el derecho a decidir no se anda con tibiezas: demuele con ligereza, astucia y corazón cada argumento contra el derecho a la interrupción del embarazo, a la par que propone a la amistad femenina como el frente necesario para toda reivindicación sobre el propio cuerpo.

La trama es sencilla: en la primera escena, Veronica (Haley Lu Richardson), una de las chicas más populares de su colegio, se hace un test de embarazo que resulta positivo. Una vieja amiga de la infancia, Bailey (Barbie Ferreira), ahora marginada y solitaria, se da cuenta. Verónica la obliga a guardar el secreto. Sin embargo, el test es encontrado en el depósito de basura, y corre como pólvora la noticia de que alguien se ha embarazado en el colegio.

Veronica decide abortar y se cita con su novio para pedir su ayuda. Él reconoce que se dio cuenta de la rotura de un condón, pero que todo es un plan ideado por el amor, y ahí mismo le propone matrimonio. Veronica escurre el bulto y se informa sobre la legislación del aborto en su estado (Missouri): ocurre que sólo puede abortar si sus padres la autorizan.

Hasta aquí tenemos más o menos la misma trama que Juno. La diferencia es que, antes de que sus padres se enteren, Veronica acude a la única persona con la suficiente mala reputación como para atravesar el país en coche hasta Albuquerque (Texas), en donde se encuentra la clínica más cercana que practica abortos en adolescentes sin la necesidad de autorización de los padres. Bailey accede a cambio de dinero y comida gratis.

El viaje no será fácil: les persiguen la fuerza del orden (Bailey ha robado el coche del nuevo novio de su mamá para la odisea), el novio de Veronica decidido a salvar a bebé (cada vez que lo dice, Bailey grita “feto”) y una familia provida decidida a evitar que Veronica llegue a la clínica y haga lo que Juno hizo en su momento.

En el viaje, como en toda road movie, Veronica y Bailey se pasarán factura por el alejamiento de una y el cambio de la otra, y en esa confrontación de sus prejuicios lograrán (o no) rebasar los estereotipos de la feminidad en que se han convertido. Encontrarán, también, el favor de los extraños.

Es encomiable la toma de partido del filme, que en su último tramo realiza un registro casi documental de la realización de un aborto en una clínica, sencillo y directo, desvaneciendo temores y prejuicios.

Una postura que también sirve para señalar las nuevas mecánicas de coerción sobre los adolescentes, a cargo de autoridades y personas en contra del derecho a decidir, a partir de argumentos como la protección de las adolescentes ante los efectos traumáticos del procedimiento, el derecho masculino a tener palabra en la decisión sobre el embarazo, el derecho de los padres a decidir sobre el embarazo de sus hijas…

Posturas criminalizadoras que el filme desarma con humor, como ese momento en que el personaje interpretado por Giancarlo Exposito (el Gus de Breaking Bad), un conspiranoico con un negocio de renta de limusinas: “El gobierno no tiene por qué meterse con el cuerpo de una mujer”.

Unpregnant está en HBO Max.

 


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