martes. 23.04.2024
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Cine • Cómo ser un don nadie sin morir en el intento • Fernando Cuevas

Fernando Cuevas

Nadie (2021)
Nadie (2021)
Cine • Cómo ser un don nadie sin morir en el intento • Fernando Cuevas

Pasar desapercibido frente a propios y extraños, entregarse a las silenciosas rutinas o no tener oficio ni beneficio. Películas en las que sus protagonistas parecen no ir a ninguna parte, caminando en círculos o cumpliendo con roles de los que no se espera gran cosa. Hasta que un suceso o un recuerdo provocan la transformación, para bien o para mal. O todo lo contrario.

De regreso al sótano

Un gris padre de familia que recibe un trato indiferente tanto en su hogar como en el rutinario trabajo bajo las órdenes de su suegro (Michael Ironside) y cuñado, no logra intervenir en el asalto que una pareja comete en su casa, lo que genera decepción en su hijo y aún más distancia por parte de su esposa (Connie Nielsen). Al ver que los ladrones se llevaron un apreciado brazalete de su hija, decide romper la contención, hacer memoria y volver al ruedo, buscando a los delincuentes y, en el camino, metiéndose en camisa de once varas al pelearse con un grupo de rusos que molestaban a una joven en el autobús, entre los cuales se encontraba el hermano menor de un desquiciado mafioso al que le gusta el show y la cantada (Aleksey Serebryakov), con el que tendrá el esperado e incendiario enfrentamiento, contando con el apoyo de su padre (Christopher Lloyd), el Barbero (Colin Salmon) y un compañero de viejas andanzas (RZA).

Dirigida con agradecible desenfado y acción directa al grano por el ruso Ilya Naishuller, debutando en el terreno de los largometrajes, Nadie (EU-Japón, 2021) es una cinta de ajuste de cuentas que parte de una premisa bien conocida: el tipo aparentemente común que tras experimentar una situación violenta, se convierte en una especie de vengador anónimo trayendo su pasado de vuelta. En la vertiente de John Wick, se desarrollan diversas peleas coreografiadas con la necesaria dosis de realismo, así como los planes para terminar con el enemigo, tanto de un lado como del otro, editados con precisa adrenalina y su cuota de humor. La mayor clave distintiva al filme se la da Bob Odenkirk, como una especie de Saul Goodman violento, combinando su capacidad para pasar desapercibido, incapaz de sacar el bote de basura a tiempo, con la eficacia y resolución de todo un justiciero, llevándose el presumible coche del vecino y urdiendo ataques extremos, a sabiendas de que se cuenta con un sótano.

Apagando incendios

Producida, coescrita y dirigida por Judd Apatow, quien gusta de retratar a jóvenes adultos en procesos de cambio, ya sea femeninos (Esta chica es un desastre, 2015; Ligeramente embarazada, 2007) o empezando la quinta década (Bienvenido a los 40, 2012; Virgen a los 40, 2005), The King of Staten Island (2020) se centra en un inteligente y abúlico veinteañero cuyo padre murió siendo él un niño; ausente de filtros sociales y buen corazón, sin oficio y algún beneficio a pesar de sus reacciones caprichosas, vive con su mamá enfermera (Marisa Tomei) y su hermana (Maude Apatow), aspirando a ser un gran tatuador y pasando el tiempo con amigos de su calaña y una novia a la que frecuenta ocasionalmente (Bel Powley). Su mundo empieza a cambiar cuando su madre inicia una relación con un hombre divorciado (Bill Burr), bombero al igual que su padre, y su hermana se va de la casa para continuar sus estudios.

Pete Davidson, quien participó en el guion con elementos autobiográficos, interpreta al protagonista prácticamente siendo él mismo, insertando momentos de humor negro con salpicadas de inocencia y al mismo tiempo de ironía punzante, construyendo un personaje cercano que bien refleja la condición de muchos jóvenes atrapados en las aspiraciones, pero sin las herramientas necesarias para seguir adelante, en contextos donde las oportunidades para independizarse no abundan. La fluida dirección y las actuaciones naturalistas, incluyendo a Steve Buscemi como el decano del cuerpo de bomberos, dotan de interés y verosimilitud al desarrollo de los eventos y a los cambios que van experimentando los personajes, en especial este rey en atorado estado de evolución.

Turno eterno

Dirigida y escrita por el documentalista Andrew Cohn, aquí debutando en la ficción, The Last Shift (EU, 2020) es una desencantada buddy movie que elude la fórmula de la construcción paulatina del vínculo entre dos personas contrapuestas y se centra en las dificultades que enfrentan y producen un añejo, metódico y estancado empleado de un restaurante de comida rápida ya por jubilarse (Richard Jenkins, absorbido por la rutina), viviendo en una casa común y apenas conviviendo con un amigo (Ed O’Neill), y un joven recién llegado, cargando con sus propios problemas legales y familiares (Shane Paul McGhie), pero aún con aspiraciones literarias. Entre ambos se va desarrollando una cierta dinámica de tolerancia, hasta que un faltante en la caja provoca un conflicto que provoca la intervención de la dueña (Da’Vine Joy Ranolph). Un relato más agrio que dulce alrededor de los empleos metódicos y las relaciones que se generan en ellos.



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